Del abismo al Gobierno: Izquierda Unida (1986-2021)


 



Pedro Pérez Bozal

A finales de este mes cumplirá 35 años de vida Izquierda Unida, movimiento que surgió como herramienta ddel Partido Comunista de España para sobrevivir a la inminente caída del Este gracias al empuje contestatario que se articuló en torno al 'no' a la OTAN. 

Escisiones promovidas por el PSOE

El PCE, y el PSUC, se rodearon en 1986 de una colección heterogénea de compañeros que pusieron en pie IU. Esta nueva aventura venía avalada por formaciones como el dinástico Partido Carlista, una Izquierda Republicana que de la época de Manuel Azaña solo conserva el nombre, o partidos que han desaparecido como el PASOC de Alonso Puerta o la Federación Progresista de Ramón Tamames, hoy en la extrema derecha.

El resultado en la primera cita estatal confirmó que al menos el espacio comunista iba a seguir con vida en España a pesar de las estrategias escisionales alentadas por el PSOE de Alfonso Guerra, que intentó dar aire a la aventura en solitario de Carrillo (el fallido Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, que acabó integrándose en el PSOE) o a los prosoviéticos del PCPE (la embajada rusa en Madrid navegó en favor de la ruptura).

La intención, según Felipe González, era que "a la izquierda del PSOE" hubiera "un abismo". Es decir, que el PCE se convirtiera en una pieza de museo mientras los socialistas disfrutaban de la juerga felipista. 

Siete escaños

En las generales de 1986 IU, liderada por Gerardo Iglesias, logró siete escaños ante un nuevo vendaval socialista. Esta cifra mejoraba en cuatro diputados a los números obtenidos por el PCE en 1982 bajo el liderazgo de Santiago Carrillo, juventud heroica y madurez miope. 

Cierto es que Gerardo Iglesias no se hizo a Madrid y antes de finalizar los ochenta llegó desde el sur Julio Anguita, que venía avalado por sus triunfos en las municipales Córdoba y su éxito en las autonómicas con Convocatoria por Andalucía. 

Anguita, con su teoría de las dos orillas (el PP y el PSOE están en la misma), su "programa, programa, programa" (el que se diga de izquierdas que haga políticas de izquierdas) y su arrolladora personalidad elevó el listón de IU: 17 diputados en 1989, 18 en 1993 y 21 en 1996. 

El crecimiento electoral impulsado por 'El Califa rojo' en plena desintegración de la URSS molestó al PSOE de Felipe González, lastrado en los noventa por la corrupción y terrorismo de Estado. Los socialistas no quisieron pactar entonces con Anguita, que les pedía una reforma integral de sus políticas mientras CiU y el PNV simplemente le exigían obras.

La paradoja es que indirectamente el crecimiento de IU facilitó el desgaste electoral del PSOE y de paso la llegada al poder en 1996 del PP. Y este hecho provocó un notable desánimo interno en la coalición. 

Del adiós de Anguita a la llegada de Pablo Iglesias

El adiós político de Julio Anguita a finales de los noventa provocó cierto alivio interno porque sus sustitutos enterraron la teoría de las dos orillas y se dedicaron a convertirse en barata muleta de IU ante el PSOE.  

Fue el caso del histórico Paco Frutos, que logró 8 diputados en el 2000, y el de Gaspar Llamazares, 5 diputados en 2004 y 2 en 2008 tras demostrar que era un experto en ganar primarias y en lograr nefastos resultados electorales. 

Los vientos del 15M insuflaron algo de aire a IU, que de la mano de Cayo Lara alcanzó 11 diputados en 2011. Pero para entonces la coalición estaba carbonizada y asimilada por el Sistema tras no realizar a tiempo una obligada refundación (especialmente en la Comunidad de Madrid, donde IU hasta 2015 estuvo plagada de marxistas-ladrillistas).

La irrupción en 2014 de Podemos, que nació con los colmillos que siempre le faltaron a IU, dejó a la coalición al borde de un precipicio que evitó Alberto Garzón. El malagueño se echó el equipo a la espalda, salvó dos diputados por Madrid en 2015 y pudo negociar un pacto honroso con Podemos que, a la larga, ha evaporado la millonaria de IU y ha dotado a la coalición de una influencia insólita en sus 35 años de vida. 

Izquierda Unida tiene 'solo' cinco diputados en el Congreso dentro de Unidas Podemos. Pero Alberto Garzón, coordinador federal de IU, es ministro de Consumo y Enrique Santiago, secretario general del PCE, se ha convertido en nuevo secretario de Estado de la Agenda 2030. 

Izquierda Unida en Navarra

La ciudadanía de las comunidades autonómas con lengua propia suele escoger las ofertas nacionalistas de la izquierda alternativa (Esquerra Republicana de Catalunya, Euskal Herria Bildu o Bloque Nacionalista Galego) en vez de apostar por productos no nacionalistas como IU. 

Es evidente que la Comunidad Foral no ha sido un tablero político propicio para Izquierda Uunida, que ha tenido que batallar con el electoralismo del PSN-PSOE y con dos amplias fuerzas nacionalistas de dos intensidades (ayer HB, hoy EH Bildu; ayer EA, hoy Geroa Bai). 

Izquierda Unida tenía además un problema añadido en Navarra. Y es que el PCE en la tierra de Jesús Monzón era históricamente minúsculo: en la Transición fuerzas como la ORT (maoístas o católicos de izquierdas) tenían más fuerza que los comunistas. 

De hecho, el Parlamento de Navarra fue uno de las escasas cámaras autonómicas en las que el PCE no tuvo siquiera un parlamentario en 1979. Y esta situación dificultó el nacimiento de IU en la Comunidad Foral a pesar de que el triunfo del 'no' en el referéndum de la OTAN en Navarra invitaba a un bautismo de éxito. 

El fracaso de 1987

Izquierda Unida se estrenó muy floja en las elecciones autonómicas navarras: en 1987 logró apenas 3.800 votos (1,3% del escrutinio) y no obtuvo ningún parlamentario. ¿Razones? IU a nivel estatal todavía no tenía la consistencia que adquirió posteriormente. 

Y también que la izquierda navarra tenía ya cuatro fuerzas representadas en la Cámara: PSN-PSOE, HB, EA y Euskadiko Ezkerra. La desaparición de este último inyectó energías a IU, que en 1987 fue la sexta fuerza progresista de Navarra tras ser superado por otra fuerza extraparlamentaria como Batzarre. 

1991 contra y con Urralburu

La unión de la derecha navarra en torno a UPN-PP en las generales de 1989 provocó el triunfo regionalista en la circunscripción navarra: tres diputados por dos socialistas. Y este hecho hizo al PSN-PSOE barruntar derrota para 1991, año en el que Gabriel Urralburu se marchó a la oposición a pesar de batir récord de apoyos tras llamar al voto útil. 

Este movimiento dificultó el estreno, ahora sí, de IU en el Parlamento de Navarra. Hace veinte años el sociólogo marcillés Félix Taberna y el histórico sindicalista tudelano Martín Landa se convertían en los dos primeros parlamentarios del movimiento político surgido en 1986.

IU logró 11.100 votos (4,1%) y en Navarra no decidió hacer mucho caso a la teoría de las dos orillas. Y es que Taberna (hoy en el PSOE, al igual que Landa) votó a favor de la última y fallida sesión de investidura de Urralburu, que finalmente no logró apoyos para desbancar a Juan Cruz Alli. 

Los años buenos

En 1995 el PSOE se hace pedazos, el GAL y Filesa, y el PSN también ocupa portadas estatales gracias a la corrupción de Gabriel Urralburu o Antonio Aragón. Los socialistas navarros perderían en esta cita alrededor de un tercio de sus electores (cantidad que todavía no han podido recuperar).

IU se veía beneficiado de la debacle socialista: la coalición rompía su techo histórico, superaba los 27.000 votos (casi el 10% del voto) y conseguía cinco parlamentarios que posibilitaron con su abstención que se formase un Gobierno liderado por el socialista tudelano Javier Otano y complementado por el CDN, de nueva creación, y EA. 

Cierto es que a Otano tras un año de Gobierno le pillaron una cuenta en Suiza y Ferraz, todavía no se sabe muy bien por qué, entregó el poder a Miguel Sanz. Izquierda Unida, que había apoyodo los presupuestos navarro de 1996 y formaba parte del equipo de Gobierno que lideraba Javier Chorraut (CDN) en Pamplona, perdió comba. 

Y lo hizo a pesar de que consiguió en las generales de 1996 conquistar uno de los cinco diputados que reparte Navarra (que fue a parar a manos de Julián Fernández). Quizás contribuyó algo a ello que el alma menos revolucionaria de IU ganaba las partidas en Navarra. 

Solo un comunista en el Grupo Parlamentario

El exparlamentario Pablo Lorente recordó en e-Ribera.com que en 1997 fue "el primer parlamentario que renunciaba a mi acta por motivos políticos. Y no tenía ninguna necesidad de hacerlo: estaba liberado y controlaba alrededor del 30% de la dirección de IU en Navarra". 

El castejonero recuerda: "Creo que era el único comunista del grupo de IU y la gota que colmó el vaso fue que la coalición se mostró contraria a la propuesta de Adolfo Araiz y Floren Aoiz para dar una salida política al conflicto vasco, como en Irlanda". 

El 'agostazo' evitó que IU se estrenase en el Gobierno de Navarra

El PSN-PSOE compró a partir de 1996 la teoría de los quesitos de Miguel Sanz y durante casi dos décadas UPN gobernó prácticamente por decreto a pesar de que las Cámaras forales eran mayoritariamente progresistas. 

Esta situación descuadró a IU, que a finales de los noventa caía de forma aguda mientras Anguita buscaba la puerta de salida. La coalición en 1999 bajó a tres parlamentarios en Navarra y en 2003, cuarta vez que Félix Taberna abría cartel, subió a cuatro. Su sustituto fue Ion Erro, que pudo ser el presidente del Parlamento de Navarra en 2007 si Ferraz, otra vez, no hubiese vetado mediante el 'agostazo' un tripartito de progreso liderado por los socialistas, apoyado por Nafarroa Bai y apuntalado por 'solo' los dos parlamentarios que le quedaban a Izquierda Unida. 

Félix Taberna, vida y milagros

Los 35 años de IU Navarra son difícilmente comprensibles sin deternos en la figura de Félix Taberna, que lideró a la coalición entre 1992 y 2004 y fue su cabeza de cartel durante cuatro ocasiones (1991, 1995, 1999 y 2003).

Taberna ejerció también como coordinador ejecutivo estatal de Política Institucional y Modelo de Estado de IU estatal entre 2004 y 2008 dentro del equipo de Llamazares. Pero la caída del asturiano tras una campaña del PCE enfadó al sociólogo, que a su vuelta de Madrid aseguró que iba a dejar la política. 

El marcillés incumplió su palabra y se dedicó a patrimonializar su pirueta tras incorporarse a la confortable socialdemocracia del PSOE, máquina de poder de ideología volátil siempre presta a cazar viejos camaradas o asimilados. 

Taberna se dedicó a realizar labores de consultoría para el PSN-PSOE de Roberto Jiménez y en 2011, quizás en la pirueta menos edificante de su carrera, se dedicó a poner en práctica la teoría que dibujaba desde la consultora Inpactos mediante una bochornosa plataforma llamada 'No digas que no se puede', invento socialista que se dedicó a decir que los socialistas eran muy de izquierdas e iban a echar a UPN. 

Tras las elecciones de 2011 lo primero que hizo el PSN-PSOE de Roberto Jiménez, por supuesto, fue firmar un acuerdo de Gobierno con UPN. Jiménez se convirtió en vicepresidente y Taberna, que había jurado y perjurado que 'No digas que no se puede' no era un invento socialista, se convirtió en director del Instituto Navarro de Administración Pública por cuota del PSN-PSOE. 

UPN en 2012 echó del Gobierno a Jiménez, y de paso se fue Taberna, y los socialistas dijeron que eran muy de izquierdas y que iban a forzar un adelanto electoral. Ferraz, ¡cómo no!, frenó la operación y compensó a Jiménez colocándole de secretario de Emigración del PSOE en Madrid. ¿Y Taberna? Hoy en día ejerce de jefe de Gabinete de la presidenta María Chivite...

Izquierda-Ezkerra

En 2011 Izquierda Unida armó una coalición con Batzarre y dos fuerzas minúsculas (la Plataforma Navarra por el Cambio, lanzada por varios socialistas riberos tras el 'agostazo', y el Grupo Verde). Ese año nacía Izquierda-Ezkerra, que liderado por José Miguel Nuin logró tres parlamentarios tras ganar uno que fue para Batzarre.

Nuin lideró de nuevo a IE en 2015, año en el que bajaron a dos parlamentarios (pero sobrevivieron al ciclón Podemos). La coalición participó de la mayoría del Gobierno del cambio y designó a Miguel Laparra como uno de los vicepresidentes de Uxue Barkos. 

En 2019 Izquierda-Ezkerra bajó a un solo diputado. Marisa de Simón alcanzó in extremis el 3% del voto e IU se negó a entrar en el Gobierno. Eso sí, el partido apuntala al Ejecutivo central mediante un acuerdo programático. Y en 2023, previsiblemente, Unidas Podemos podría ocupar el hueco que suman Podemos, IU (que en unos meses celebrará primarias en Navarra) y Batzarre. 

Dentro de dos años se decidirá qué nombre utilizan proyectos como Izquierda Unida de Castejón, que gobierna la villa ferroviria desde 2015 de la mano de David Álvarez. O de Izquierda-Ezkerra en Tudela, que contó con la alcaldía la pasada legislatura. 

Cabe recordar que IU entró en el Ayuntamiento de Tudela con solo dos concejales en 1991, llegó a desaparecer en 2007, alcanzó cuatro concejales junto a Batzarre en 2011, creció a seis en 2015 (lo que le valió a Eneko Larrarte para hacerse con la alcaldía) y en la actualidad cuenta con siete ediles. 

Pobres pero honrados

Si por algo se ha caracterizado IU desde sus inicios es por la honradez: Gerardo Iglesias dejó el escaño por la mina y Julio Anguita murió con una pensión de profesor que estaba muy lejana a la que le podría haber correspondido por diputado. 

También es cierto que Izquierda Unida ha tenido serias dificultades para ser advertido como una alternativa de Gobierno o como un elemento incómodo para el establishment español, que durante décadas no parecía temer demasiado a este movimiento político y social.

IU en Navarra

IU ocupa en Navarra el pequeño espacio que sobrevive entre la socialdemocracia y las fuerzas soberanistas. La coalición liderada por el PCE, al igual que le ocurría a Ezker Batua en Euskadi o a Iniciativa per Catalunya, ha consolidado un lugar donde no suelen irrumpir los fuegos artificiales, el banderío o el marketing político. 

Izquierda Unida es una fuerza 'seria', cuenta con una estructura pequeña pero eficaz, dispone de una sólida base de militantes, tiene un bagaje prácticamente impoluto tras 35 años de trabajo, y, digan lo que digan, seguirá siendo un actor a tener en cuenta en las próximas citas electorales.