La cancelación del Brisadela Music Festival, prevista para el 13 y 14 de junio en Tudela, confirma lo que muchos temían: no existe una base sólida para sostener propuestas musicales ambiciosas en la ciudad. Por falta de entradas vendidas, el evento ha quedado suspendido, dejando tras de sí el mismo vacío con el que Tudela convive desde hace años en materia de eventos musicales de mediano o gran formato.
Con este proyecto apadrinado por el Ayuntamiento de Tudela no se ha conseguido movilizar al público, ni se ha logrado generar el interés suficiente para hacer sostenible el proyecto.
Anemia
Tudela no cuenta con un auditorio en condiciones ni con un festival consolidado que actúe como referencia cultural. Iniciativas como Brisadela, con un cartel falto de artistas con tirón, chocan con esa falta de estructura, con la escasa tradición de eventos de este tipo en la ciudad y con un entorno poco acostumbrado a apostar por lo nuevo. Mientras tanto, ejemplos cercanos como Estaciones Sonoras en Cascante demuestran que, con visión y continuidad, sí es posible crear un público fiel y una marca cultural reconocible.
Brisadela fue una oportunidad perdida, pero también un síntoma. Sin espacios adecuados, sin estrategia cultural clara y sin un tejido que apoye de verdad este tipo de propuestas, Tudela seguirá dependiendo de impulsos aislados y proyectos que se apagan antes de empezar.