Tudela, ¿vendida al turismo?: por Daniel Jiménez Gil



Apartamentos turísticos: la agonía de un pueblo.

Tudela, como tantas otras ciudades en el mundo, se enfrenta a la amenaza de la proliferación
descontrolada de apartamentos turísticos. Este modelo de negocio, impulsado por la codicia y
la búsqueda del lucro fácil, está transformando nuestros barrios en parques temáticos vacíos
de vida, expulsando a los residentes, encareciendo la vivienda de forma desorbitada y
condenando a las nuevas generaciones a la imposibilidad de acceder a una vivienda digna.

Los apartamentos turísticos no solo encarecen el precio de la vivienda, imposibilitando que los
tudelanos puedan vivir en su propia ciudad, sino que también vacían las calles de vida,
convirtiéndolas en pasillos fríos y silenciosos por los que solo transitan turistas indiferentes a la
identidad local.

La gentrificación que se deriva de este fenómeno es un puñetazo en la cara a la cultura y
tradiciones de Tudela. Se borran las señas de identidad del pueblo para dar paso a una oferta
turística homogeneizada y sin alma, donde las tiendas de barrio son reemplazadas por
franquicias y los bares tradicionales por pubs sin encanto.

Los apartamentos turísticos no son la solución

Nos venden la idea de que estos alojamientos son beneficiosos para la economía local, pero la
realidad es bien distinta. Los beneficios se concentran en manos de unas pocas empresas,
mientras que los tudelanos pagamos un precio muy alto:

● Pérdida de identidad: Nuestros barrios se convierten en lugares artificiales, sin alma ni
arraigo, donde los turistas solo buscan un alojamiento barato y fugaz.

● Gentrificación: Las familias trabajadoras se ven obligadas a marcharse ante la subida
desmesurada del alquiler, dejando paso a un turismo elitista y excluyente.

● Problemas de convivencia: El ruido, la suciedad y la masificación turística alteran la
tranquilidad de los vecinos y dificultan la vida cotidiana.

● Menos viviendas para los tudelanos: La proliferación de apartamentos turísticos reduce
la oferta de vivienda disponible para los residentes, dificultando el acceso a un hogar
digno.

¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?

Es hora de decir basta. No podemos permitir que nuestra ciudad se convierta en un sacrificio
en el altar del turismo. Tenemos derecho a una ciudad viva, diversa y habitable, donde los
residentes puedan disfrutar de sus calles, sus barrios y su cultura sin ser desplazados por la
codicia de unos pocos.

Exigimos:

● Una regulación estricta de los apartamentos turísticos: Limitar su número, establecer
requisitos mínimos de calidad y habitabilidad, y prohibir su apertura en edificios
residenciales.

● Medidas para fomentar la vivienda asequible: Invertir en la construcción de vivienda
pública y de alquiler social, y establecer mecanismos de control del precio del alquiler.

● Un modelo turístico sostenible: Apostar por un turismo de calidad que respete la
identidad de la ciudad y beneficie a los residentes, no solo a las grandes empresas.
Tudela es nuestra ciudad. Defendamos nuestro derecho a vivir en ella.

¡Por una Tudela viva, diversa y habitable!



El autor es miembro de Ernai Tudela.