De residencias de mayores y atención






Por Beatriz Lacabe, secretaria técnica de Lares Navarra: 

Quienes nos dedicamos - de un modo u otro, en una faceta u otra - al cuidado en residencias de nuestras personas mayores hemos visto, en los últimos meses, demasiadas cosas que nos entristecen. La primera es, sin duda, el impacto de la pandemia covid19 en quienes atendemos, acompañamos y queremos. Pero, sumado a eso, como una doble victimización, hemos padecido incomprensión, y “manoseo” con intereses dudosos. 

La que será siempre “la penúltima”, por desgracia, y a la que me quiero referir, es a la carta publicada el pasado domingo 17 de enero en este espacio por el Sr. Blanzako Sesma. Carta que mezcla conceptos, reivindicaciones e ideas, en una generalización sobre las residencias de mayores tan injusta como peligrosa. Trabajo en Lares Navarra, asociación de residencias de atención a la dependencia que aglutina a la mitad de las plazas residenciales autorizadas de la Comunidad Foral. Las 40 entidades que formamos la asociación carecen de interés lucrativo. Todas son entidades cuyo único objetivo es prestar un servicio de calidad a las personas que lo necesitan. 

Por eso, nos entristece su carta. Nos duele especialmente porque en los centros residencias de Lares Navarra llevamos trabajando años el modelo de atención centrado en la persona, incluso antes de que se exigiera por parte del sistema de concertación público. Nos parece injusta, inapropiada y carente de fundamento; porque, en los centros de Lares Navarra, ningún residente ha estado solo, ni mucho menos ha fallecido sin tener al lado a sus seres queridos. 

Nunca ha sido así; y, desde luego, esta pandemia tampoco ha logrado quitar humanidad a los cuidados que prestamos cada día. Pongamos en contexto algunas cuestiones. Es cierto que, en Navarra, un 7,2% de las personas en residencias fallecieron. Eso implica que casi un 93% sobrevivieron. Es cierto que la tasa de población mayor de 70 años contagiada en residencias es muy superior a la contagiada en sus casas; pero esto es algo obvio si pensamos que una residencia es una casa... donde vive mucha gente; y donde, por tanto, es mucho más fácil ser contagiados por otras. Las residencias no son menos seguras que otros entornos como el laboral o el escolar; pero su población, por desgracia, sí es más vulnerable a los efectos de la COVID19. Contra todas esas cuestiones ha luchado, y sigue luchando, un personal cualificado, del que en Lares tenemos en ratios muy importantes. 

Disponemos de programas de formación continuada; y de medios para trabajar y poder ofrecer, a las personas que nos confían sus vidas, un Hogar. Conocemos sus historias de vida, sus gustos, sus preferencias, sus miedos, intentamos darles confianza para que tengan bienestar y calidad de vida. Sr. Blanzako: desconozco cuantas residencias ha visitado, con cuantos profesionales ha hablado, y qué información le ha llevado a escribir, con esa rotundidad, una evaluación tan negativa de las residencias. En todo caso, dista mucho de la realidad que vivimos. 

Incluso de la que vivimos en los peores momentos de la pandemia. Esperamos que algún día pueda vivir nuestra realidad. Estamos seguros de que cambiará la opinión de un sector, el nuestro, el solidario, que trabaja mucho y bien y no merece recibir críticas tan destructivas que no aportan nada bueno a nadie.