Los motivos por los que hay que tirar a Amancio Ortega del pedestal





Hace mal la izquierda en despreciar las donaciones de Amancio Ortega: cada cual que aporte lo que pueda conforme a sus posibilidades e intereses. Pero, ahora bien, la derecha se equivoca en elevar a los cielos a un señor que se dedica al escapismo fiscal.

Es decir, es como si te marchas de un restaurante sin pagar un menú de veinte euros y dejas dos de propina. ¿Está mal la propina? No. Está mal que te vayas sin pagar y anuncies que has donado, porque ya saben que la limosna sirve en muchas ocasiones para ponerte por encima de un tercero y se utiliza para limpiarse la imagen (de hecho Amancio no practica la 'donación silenciosa' porque está no contribuye a su márketing personal y empresarial). 

En segundo lugar, la fortuna de Amancio se ha articulado en torno a dar trabajo en pésimas condiciones a niñas en el tercer mundo. En definitiva, que es legal lo que hace el dueño de Zara (se puede realizar ingeniería fiscal y se puede contratar a personas vulnerables de países en desarrollo).

Pero el personal tiene que tener cuidado a la hora de elevar a los altares a un negrero que no paga los impuestos que debe y que da propinas para lavarse la cara.