La gran mentira del Gobierno central: los falsos 200.000 millones de euros






Se imponía en la cochambre de las redes sociales la idea que decía que el Gobierno tenía que detener el cobro de la cuota de todos los autónomos. En primer lugar, la demagogia suele ser una receta infame para tiempos histéricos como los que vivimos.

En segundo lugar, a los sanitarios que aplauden por los balcones los pagamos con las cuotas de los autónomos y la Seguridad Social. Y no se puede vaciar la caja del Estado. En tercer lugar, hay autónomos que siguen trabajando con condiciones similares a los momentos previos de la crisis y por lo tanto cotizando. ¿Por qué no van a pagar la cuota cientos de miles de trabajadores que están manteniendo ingresos?

Si esos autónomos tan movilizados, algunos millonarios que quieren ahorrarse mil euros en los tres próximos meses, quieren hacer algo útil que recojan firmas para tumbar esa basura llamada Régimen por Módulos. O que se solidaricen de vez en cuando con otros 'autónomos': esos riders, esclavos asalariados, que llevan fast food en bici.

Cierta clase trabajadora, clicktivista de postureo, solo se alía para beneficio propio y en contra de ese magma llamado Estado. Nunca piensa en el prójimo porque se ha encontrado un Estado del bienestar hecho y no tiene ni zorra de historia. Bastante tiene con conocer su ombligo y con apuntarse a todas las modas chorra gracias al aval de chusma lastrada por la pereza intelectual.

Desventajas en tiempos de arresto domiciliario y claustrofobia

La ventaja logística y tecnológica de Corea del Sur la convierte en faro mientras en España la gente estaba entre la playa valenciana y la subida al Moncayo. Al menos ya se están imponiendo multas, hecho imprescindible porque de lo contrario la gente llenaría las calles en cuanto vea un rayo de sol.

El Gobierno central anunció ayer un paquete de medidas, dice la prensa mayoritaria que por valor de 200.000 millones de euros. Observen: el Ejecutivo dice que 'movilizará' esta cantidad. El eufemismo esconde que en realidad van a inyectar en nuestra economía menos del 10% de la citada cantidad. Y es que el resto del dinero son avales y pagos diferidos (que no cancelados).

Las medidas, por mucho que desde Unidas Podemos saque pecho en las redes tras haber logrado mejoras en ese 'escudo social' ante la crisis, son a todas luces insuficientes y en algunos casos serán ineficaces.

Es evidente que el Gobierno quiere atajar el problema con tres vías: vigilar que las empresas no aprovecharán los ERTE para podar empleos, garantizar la liquidez de las entidades de crédito y colocar el paraguas sobre los más débiles.

Pero hay tres flancos que España puede descuidar si se empeña en repetir las fallidas recetas de 2009 (mezcla de nueve décimas partes de neoliberalismo medieval y de una propina de marxismo mal entendido). Los tres flancos desangelados son:

-El Estado del bienestar, desmantelado entonces con recetas no revertidas tras la mejora económica. En 2009 se priorizó el rescate de las encomiables cajas de ahorro (convertidas en chiringuitos burdelescos por parte de nuestra infecta clase política) y se aplicaron los mayores recortes de nuestra democracia.

Lean 'La doctrina del shock' de Naomi Klein, que denunció cómo se aprovechan catástrofes medioambientales y epidemias para acometer medidas ultraliberales gracias a que la ciudadanía, en shock, no está en condiciones de defenderse. Las medidas impopulares en estos casos pasan inadvertidas por el ruido de la tormenta.

-Las familias, asfixiadas porque el crédito se les negó, y las PYMES y autónomos, desangrados cuando las propias administraciones públicas comenzaron a retrasar pagos de forma suicida.

-Los más desfavorecidos, abandonados a su suerte con medidas estériles como el 'plan E' y ocurrencias efímeras e improductivas semejantes.