Vía: Kaos en la red
La última gran reforma de las pensiones que llevó a cabo el segundo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011 aumentó la edad legal de jubilación de 65 a 67 años, e incrementó el número de años cotizados que se tienen en cuenta para calcular la cuantía de la pensión, de los últimos 15 años de vida laboral a los últimos 25 años. Sin embargo, dado el elevado impacto de estos cambios y la previsible respuesta social (todavía se la conoce como ‘el pensionazo’ en los sectores obreros más combativos), el Ejecutivo socialista decidió que los aplicaría de forma progresiva. Por ello, desde entonces, en cada inicio de año, cambian las condiciones de acceso a las prestaciones de jubilación.
Asimismo, el año que viene se ampliará el número de años cotizados para calcular la pensión de jubilación. Este cómputo pasará a hacerse sobre los últimos 23 años de la vida laboral (en 2019 se tomaban los últimos 22 años). Por regla general a medida que avanzan los años, los trabajadores suelen mejorar sus bases de cotización (equivalentes al sueldo), que también aumentan. Esto significa que cuantos más ejercicios se tienen en cuenta, entran años con cotizaciones más bajas, lo que repercute en una pensión de jubilación menor.
Asimismo, hasta que llegue 2027, ejercicio en el que la reforma de 2011 estará plenamente operativa, cada año se hace también más exigente llegar a cobrar el 100% de la base reguladora. En este caso se pasa de los 35 años cotizados y seis meses a 35 años y diez meses en 2020.