Txema Hidalgo 'Kapare' concluye la recopilación del cancionero navarro tradicional





Tras casi diez años de arduo trabajo, en los que ha estudiado los archivos y publicaciones, entre otros, de Aita Donostia y Resurección Mª Azkue, y se ha sumergido en hemerotecas de Euskaltzaindia, de la Biblioteca Nacional de París o la Fundación Eresbil, Txema Hidalgo Kapare ha conseguido reunir en una sola publicación de cuatro volúmenes la mayor colección de canciones de tradición oral navarras que van desde el siglo XIII hasta la actualidad, muchas de ellas inéditas. Nafar aire zaharretan es un trabajo colosal, editado por él mismo, que permite conocer y comprender la historia de Navarra a través de sus canciones. Una Navarra que fue un reino independiente, que pasó por guerras y conquistas, en la que la lengua principal era el euskera.

¿Qué es lo que le ha llevado a reunir todas estas obras? ¿Considera que había un vacío editorial en cuanto al cancionero navarro?

-Hay un altísimo porcentaje de navarros que no consideran ni el euskera ni la cultura vasca como propias. Les han hecho ver que es algo ajeno y conviene poner las cosas en su sitio: administrativamente podrá ser lo que sea, pero si nos ponemos a ver el legado que tenemos, nos damos cuenta de la realidad. Empecé a rebuscar entre la documentación de Resurrección Mª Azkue. Casi el 40% de lo que había recogido, resulta que provenía de Navarra. Cuando descubrí aquello, me pregunté: ¿cómo es que no sabemos nada de esto? Fue cuando se me cayó la venda y empecé a estudiar todo lo que había. Documentos de la Baja Navarra, por ejemplo, hay muchísimos en la biblioteca Nacional de París, cientos de canciones... Algunas de las canciones las he recogido en directo.

En el primer tomo recogió unas 1.500 canciones. ¿Ha seguido por la misma línea en este tercer y cuarto volumen o aporta otras novedades?

-Ahora he incluído también los manuscritos de Azkue. Al estar escritas a mano, en diferentes grupos de cuadernos en los que se ampliaban las estrofas, con muchos pies de nota, ha sido un trabajo bastante farragoso. Me ha llevado cuatro años y he reunido 785 nuevas canciones, la mayoría de ellas inéditas, que es la mayor novedad de esta edición. Porque Azkue publicó dos obras con algunas de las canciones que recogió, mil ciento y pico; pero dejó sin publicar más de la mitad. Se trataba de rebuscar entre ese material inédito, a ver qué se podía encontrar de Navarra. Y ya ves, 785 canciones, nuevamente el herrialde que más aporta de largo. He tenido una ayuda muy grande de José Luis Ansorena y de la Fundación Eresbil en todo este trabajo.

¿De qué tipo de canciones se trata?

-De todo tipo. Muchas canciones de amor, religiosas -ya sabes que durante siglos todo ha girado en torno a la iglesia-, canciones de ronda, de taberna, nanas preciosas, canciones de trabajo... También hay canciones que cuentan hechos concretos, como el ahorcamiento de los ladrones de Belate. Canciones de guerras, como las napoleónicas, donde los bajonavarros tuvieron un papel importante; o las Carlistadas, desde los dos puntos de vista: de los liberales y de los carlistas.

¿Se podría hacer una lectura completa de la historia de Navarra a través de estas canciones?

-Si, claro. Dentro de las de temática de guerras, hay, por ejemplo, una canción que cantaban los bajonavarros que entraron con las tropas napoleónicas y lucharon la batalla de Zaragoza... Uno no puede dejar de pensar que allí se encontraba Agustina de Aragón. De repente, nos muestra un hecho mítico desde otro punto de vista, es muy interesante. Canciones antibélicas, de gente que protestaba por tener que ir a la guerra. Los bertsolaris lo cantaban todo, lo cotidiano, el día a día. Canciones feministas también hay bastantes, de mujeres que protestaban por su rol, a pesar del mito del matriarcado vasco. Nos da una idea de esa zona oscura de la historia, de la parte más subjetiva.

Si en los primeros volúmenes partía del siglo XV, en este caso ha retrocedido todavía más, hasta el siglo XIII. ¿Qué canciones aporta de esta época?

-Si, he añadido un capítulo aparte de canciones del rey Teobaldo I. Sabemos que había nacido en Francia, pero era hijo de Blanca de Navarra, nieto de Sancho el Sabio y sobrino de Sancho el Fuerte. Aquí vivió y aquí murió, de hecho, está enterrado en Pamplona. Dio a Navarra los Fueros y las Merindades. Claro, hablaba en francés antiguo, aunque en Navarra la lengua madre era el euskera. Aunque sus canciones no estuvieran en euskera, me pareció que se podía hacer una excepción, porque además suponía abrir una ventana a la vida en las Cortes de Navarra del siglo XIII. El 90% de estas canciones son de amor, aunque también hay otras sobre las cruzadas. Tiene pastorales y canciones que se pueden considerar predecesoras del bertsolarismo: proponían un tema y él, por una parte, y algún juglar de la Corte, por otra, debatían versificándose.

Una de las novedades que aportan estos volúmenes son las partituras de bailes, de dantzas. ¿En qué consiste este apartado concreto?

-En los primeros volúmenes aparecen dantzas cantadas. En el cuarto, también aparecen dantzas cantadas, pero junto con otras que son solo la partitura del baile. Un personaje importante en este campo fue Patxi Arrarás, que fundó el grupo de dantzaris del Ayuntamiento de Iruñea. Trabajó las dantzas de aquí de una forma muy sistemática y muy buena. Trabajaba con la indumentaria y, luego, no solamente la partitura sino también la coreografía, de forma que se sabe qué pasos daban: corcheas y semicorcheas eran pasos cortos, por ejemplo. Han salido 675 dantzas, vamos, muchísimas.

¿Qué interpretación hace de todo lo que ha documentado?

-Tengo una mezcla de sentimientos. Por una parte, he hecho lo que quería, una recopilación muy representativa y bastante exhaustiva de lo que se cantaba y se bailaba en Navarra. Por otra parte, tengo una ira contenida por el hecho de que nos han ocultado una parte vital de nuestra historia, nuestra tradición oral cantada. A mí me enseñaron el Poema del Mío Cid y, en cambio, nunca me enseñaron nada de esto, que era lo nuestro. ¿Quién tenía algo que ganar con ocultarlo? Esto no pasa en Gipuzkoa, allí todo el mundo sabe quién es Txirrita, por ejemplo. Aquí, preguntas quién es Sancho Koplari y nadie sabría responderte, y eso que fue el mejor bertsolari de su época. Nadie nos lo ha enseñado.

Vía: Noticias