Perspectivas ante el Polígono de tiro y la OTAN; por Bardenas Libres



 




Durante los dos últimos años, hemos visto desde que empezara la pandemia, el aumento de la militarización de nuestras vidas, el control social entre vecinas, el desmantelamiento de la sanidad pública, los grandes beneficios de la industria del armamento. 

También el aumento de las maniobras militares en nuestro territorio, los oscuros negocios del emérito con el tráfico de armas, el cambio de posición política del gobierno del PSOE con respecto al Sahara, el expansionismo de la OTAN hacia los países del este de Europa y la guerra de la desinformación, las presiones de la OTAN para comprometer cada vez más parte de nuestro presupuesto, los fondos europeos y las condiciones que se exigen para recibirlos. 

El incremento de la precariedad laboral, la expansión del mensaje xenófobo, misógino, homófobo y fascista, la llegada de la ultraderecha a ocupar aún más espacios de poder, el miedo a mantener el discurso que se sostenía hace años sin el pudor que aparece ahora en diferentes entornos políticos.

Nosotras desde Bardenas Libres volvemos a decir ¡¡OTAN NO!! 

Y analizamos los últimos movimientos en torno a la realidad del polígono de tiro de Bardenas, parte integrante de la base aérea de Zaragoza utilizada por la OTAN para mantener y extender sus guerras en el resto del mundo. 

Ahora toca Ucrania, asistimos inmóviles y casi en estado de shock a la invasión de Rusia sobre Ucrania, ocho años después de que las Repúblicas Populares del Donetsk y Lugansk se autoproclamaran como tal y se dieran los violentos episodios del Maidan, en el que organizaciones filofascistas financiadas por la ultraderecha ucraniana y también por los EE.UU asesinaron a sangre fría a miles de personas, con el objetivo de  desestabilizar uno de los territorios estratégicos claves para la OTAN. En 2014, Ucrania lanzaba la operación antiterrorista contra el Donbass y entonces, daba comienzo la guerra que ahora llama a las puertas de nuestra casa. Desde entonces, se calculan más de 14.000 personas fallecidas y casi 2 millones de desplazadas internas antes del 2022, y el silencio mediático y social al que ha sido condenada su población durante todo este tiempo.

El Estado Español no es neutral en este escenario, ni estratégica, ni política, ni ideológicamente, como no lo viene siendo en ninguno de los conflictos que los ejércitos de la OTAN exportan a otros lugares del mundo, con el propósito de dominar los recursos y territorios del planeta. ¿Acaso ya hemos olvidado la participación de tres Hércules españoles que trasladaban a miles de presos afganos sin identificar a Guantánamo?

El Estado Español no es neutral en este escenario, es parte integrante de la OTAN y fiel servidor de los intereses americanos, como señala el aumento del gasto militar en un momento social que demanda gasto público para resolver la emergencia habitacional, las necesidades de cuidados, la sanidad y educación de la población. Sin embargo, el gobierno español se ha ofrecido a ser la sede de la Cumbre que la OTAN va a celebrar este año en Madrid, ha condenado al pueblo saharahui al dominio marroquí y le da la bienvenida a un rey emérito corrupto que ha robado el dinero público y ha amasado millones con el negocio de las armas. Las mismas armas que España vende, entre otros a Arabia Saudí, y antes prueba en el polígono de tiro de Bardenas.

No, España no es neutral, y tampoco es neutral la postura de la Comunidad de Bardenas que se enriquece de manera escandalosa con el alquiler del territorio bardenero para seguir exportando la muerte.

La Comunidad de Bardenas aspira a no depender del canon de Defensa en 2026. 

Así lo expresaba el presidente de Comunidad de Bardenas, Jose María Agramonte, cuyo sueldo asciende a casi 54.000 €/año, poniendo especial énfasis en no acudir a la siguiente negociación con Defensa en 2028, dependiendo económicamente de los 14 millones de euros que reciben anualmente a cambio de este contrato de alquiler.

Así que, la asamblea general ha exigido a la junta que camine hacia un escenario que genere más ingresos económicos para este ente medieval. La Comunidad de Bardenas funciona al margen orgánica y económicamente de otras instituciones navarras, ya que gestiona y legisla todo lo que sucede dentro de los límites de este territorio por una cédula real que emitió Felipe V en 1705, sin dar cuentas de lo que hacen y cómo lo hacen. 

La Comunidad de Bardenas no muestra ningún tipo de interés medioambiental por la preservación del paisaje o la conservación de los hábitats y la fauna de este territorio, declarado Reserva Natural de la Biosfera. Todo lo contrario, el motor que les mueve para instalar huertas solares, parkings, hoteles, y puntos de recarga para vehículos eléctricos, y así lo expresan, viene a ser la ambición, y amasar más dinero, la verdad es que no han sido nada innovadores, se han subido a la carrera de la especulación energética, completamente vinculada al negocio de la guerra, sin atender una vez más, el verdadero interés por la preservación de la Vida. 

Tampoco plantean la posibilidad de negarse a firmar de nuevo la renovación del contrato con Defensa por no querer destinar este territorio al entrenamiento y preparación de las guerras de la OTAN, así que no parece que esto suponga un problema moral para ellos.

La Asamblea General de la Comunidad de Bardenas, en su última reunión dio el mandato a la Junta de ser autosuficientes, pero lo que no dejaban claro es ese concepto de autosuficiencia, cuál es el gasto que calculan que deben cubrir por sus propios medios. 

La Junta de Bardenas no plantea, en el caso de que Defensa no renovara en 2028, dejar de repartir la cantidad millonaria que reciben los 22 congozantes, o reducir gastos en sueldos desorbitados, tampoco pretenden controlar el número de visitantes con el objetivo de preservar la tranquilidad de las aves y otras especies, ni pretende usar el parking de Castildeterra como medida para disminuir el impacto que supone, la cada vez más intensiva presencia de vehículos en la Bardena. La dinámica especulativa de la Comunidad de Bardenas es sumamente clara y no apunta en la dirección del decrecimiento o el desarrollo sostenible. En 2021 compraron el local de un antiguo bar en Tudela, situado frente a su sede por 250.000€ para realizar actos y eventos, así que entendemos que tampoco entra en su lógica disminuir gastos innecesarios para caminar hacia esa “autosuficiencia”. 

La Comunidad de Bardenas tiene la enfermedad de la avaricia, y eso supone obediencia hacia la mano que suelta la pasta, si no es el negocio de la guerra, por circunstancias que aún se nos escapan, será el negocio de los recursos energéticos el que siga aumentando los beneficios de este corralito medieval. Lo peor de todo es que, después de haber vendido este paraje único, primero a la industria del armamento, luego a las energéticas, al turismo desmedido… pretenden mostrarse al resto de mortales como defensores de la naturaleza y del territorio.

¿Hasta cuándo el polígono de tiro de Bardenas?

La Comunidad de Bardenas ha expresado con todo esto, la posibilidad de que a partir de 2028 no reciban la cantidad de 14 millones al año por parte de Defensa. Para nosotras esta reflexión debe cogerse con pinzas y con cierta apertura de miras. Para empezar, consideramos, como lo apuntamos anteriormente, que la Comunidad de Bardenas no es precisamente la parte más interesada en no renovar el suculento pacto que mantienen con Defensa, por lo tanto, entendemos que si alguien rescindiera este contrato lo más probable es que fuera el mismo Ministerio. 

Repasar la historia y los orígenes de estas instalaciones militares pueden ayudar a entender la situación actual. El polígono de tiro de Bardenas comenzó a usarse por el ejército español en 1951 a propuesta del militar franquista teniente general José Daniel Lacalle Larraga, mientras EE.UU y la dictadura franquista negociaban los Pactos de Madrid, que se firmarían en 1953, y que supondrían la instalación de cuatro bases militares americanas en territorio español, Rota, Morón, Torrejón y Zaragoza, a cambio de material militar y  créditos en productos americanos. 

A lo largo de los primeros diez años, España recibió 1500 millones de dólares como compensación, y se vio integrada en el sistema de defensa occidental, aunque se vetó su entrada a la OTAN por el rechazo de algunos miembros a la dictadura franquista. El polígono de tiro de Bardenas forma parte del espacio aéreo de la base militar de Zaragoza, que comenzó a usarse por la Fuerza aérea de los EE.UU (USAF) en 1953.  La Comunidad recibió los primeros 25 años de su arrendamiento 25.000 pts/año por su uso militar. 

En 1970, los EE.UU abandonaron el polígono de entrenamiento que hasta entonces usaban en Libia, ante la llegada de Gadafi, desplazándose la USAF definitivamente en esta fecha a Bardenas, donde gozaban de menos tensión militar y política. 

Con ello, hacia los años 70 se comenzaron a dar numerosos accidentes y las primeras protestas populares contra este polígono militar. Y desde entonces, la compensación económica por su uso ha ido en aumento, hasta llegar a los 14 millones de euros/año, una cantidad ciertamente alejada de la que comenzaron a pagar en los años cincuenta.

La razón principal que encontramos para barajar una rescisión de contrato con la Comunidad de Bardenas es que EE.UU o la OTAN encuentren un lugar mejor para seguir ensayando sus guerras, y mejor significa más barato económicamente, con menos presión social y con parecidas condiciones climáticas y geográficas…

 No nos atrevemos a lanzar con seguridad cuáles podrían ser otras localizaciones del polígono de entrenamiento, si el Ministerio, a propuesta de la OTAN, decide que Bardenas ya no es rentable para el interés para la defensa, pero bien podría ser Marruecos, tomando en consideración cuáles son las relaciones que actualmente mantiene con la OTAN y viceversa.

Acción coordinada para impedir la renovación del convenio por el Polígono de tiro

Las primeras protestas organizadas contra el polígono de tiro de Bardenas se organizaron a través de Asamblea para la Defensa del Medio Ambiente de la Ribera (ADMAR) en 1978, un año antes de que la guardia civil asesinara a Gladys del Estal cuando participaba en las movilizaciones contra la energía nuclear y el polígono de tiro de Bardenas, en Tudela. Desde entonces la sociedad civil se ha organizado de una u otra manera para mostrar su rechazo a estas instalaciones militares y las guerras que desde aquí se exportan.

Durante más de cuatro décadas se han llevado adelante distintas iniciativas en las instituciones, la propia Comunidad de Bardenas, a través del entonces presidente Gayarre, se posicionó en contra del polígono, también ha habido numerosas declaraciones institucionales en el Parlamento Foral, en las Cortes de Aragón, mociones en ayuntamientos en Navarra y Cinco Villas, propuestas que no han prosperado de desobediencia civil, para que desde los ayuntamientos se renunciara al dinero recibido, hace un año se llevaba al Congreso la iniciativa de someter a referéndum el desmantelamiento del polígono, iniciativa que no prosperó, ni aun contando con el gobierno más progresista de la democracia. 

Muchas más han sido las iniciativas antimilitaristas, anti-OTAN y ecologistas que después han alimentado el movimiento antipolígono, llegando a formarse hasta nuestros días un tejido heterogéneo generacionalmente, rico y diverso en ideologías y métodos de lucha, pero todas con un objetivo en común, el desmantelamiento de estas instalaciones y la recuperación de su territorio para el pueblo.

Para nosotras no existe otra forma de hacer, que conectar las demandas sociales con las instituciones, sabemos que no podemos cambiar esta realidad sin esa conexión, pero el tiempo y la experiencia nos han demostrado, que una cosa es la intención y otra muy diferente la realidad. Ojalá la propuesta que hace la Asamblea Antipolígono sea inclusiva y generosa, si nos hacen llegar su invitación acudiremos, pero si la preparación de esa acción coordinada pretende dejar fuera a parte de este tejido social, se verá de nuevo llevado al fracaso, aunque políticamente la operación genere réditos. Nosotras tenemos claro que ante este escenario no se deben dejar pasar más oportunidades para frenar, de todas las maneras posibles, otra nueva renovación. 

Abrir las mentes, aprender de los errores, poner en valor el trabajo de otros colectivos, atender las motivaciones y estrategias de la gente más joven y la experiencia de las más mayores, hacer autocrítica y remangarse, porque la OTAN y sus condiciones no dejarán de existir aunque consigamos desmantelar este polígono.