Radiografiando para transformar: hacia un sistema agroecológico en Navarra; por Mugarik Gabe



 





El pasado jueves 24 de febrero se llevó a cabo la presentación del documento “Radiografía de la Soberanía Alimentaria en Navarra: análisis de indicadores seleccionados” en la Sala Calderería de Pamplona-Iruña. Este informe analiza algunos aspectos del sistema agroalimentario en Navarra, partiendo de unos indicadores que evidencian el modelo de producción y de consumo en que el mismo se fundamenta. 

En el evento participaron, además de las personas, activistas y representantes de colectivos de la sociedad civil organizada vinculadas al trabajo y a la lucha por un sistema productivo y alimentario sostenible, saludable y justo, representantes de las organizaciones que coordinaron la elaboración del informe, en el marco del proyecto “Soberanía Alimentaria y consumo responsable para un mundo más justo y sostenible”: ARREA, Mugarik Gabe Nafarroa, Mundubat e IPES. 

Entre las reflexiones que emergieron en el espacio de diálogo que se desarrolló al calor de la participación y disposición constructiva de los múltiples agentes presentes, cabe destacar algunas conclusiones y propuestas para la sociedad, en general, y para las instituciones municipales, autonómicas y estatales, en particular. Por un lado, está la cuestión del acceso y uso de la tierra agraria.

La misma es la base de la producción alimentaria y, de acuerdo con la radiografía, está reduciéndose en las últimas décadas en tanto se pierde suelo fértil y la mayoría de ésta se destina a la alimentación del ganado. Se estima que sólo alrededor del 25% de la tierra de cultivo es utilizada directamente para la alimentación humana. 

Por otro lado, el modelo productivo agrario es insostenible según la mayoría de los indicadores analizados. Por ejemplo, la tendencia creciente del uso de abonos químicos y pesticidas en el campo, especialmente el de los abonos nitrogenados y de los herbicidas. 

Esto contrasta con La Estrategia Europea de la Granja a la Mesa (con la que el Gobierno de Navarra está alineada), la cual establece, entre otras cuestiones, una reducción del uso de plaguicidas del 50% y un mínimo del 20% de fertilizantes químicos para el 2030. Del informe se deduce, asimismo, que la ganadería predominante en Navarra pertenece a un modelo intensivo con ganado permanentemente estabulado, sin aprovechamiento de los recursos locales y desvinculado del territorio, lo cual provoca numerosos impactos ambientales, climáticos y sociales, tanto 2 aquí como en otros lugares del planeta (entre otras razones, por la ingente cantidad de pienso que consume elaborado en gran parte con soja proveniente de América Latina). 

Es especialmente alarmante el caso del porcino, con más del 99 % del ganado criado de forma industrial y que ha aumentado entre 2011 y 2020 un 43%, hasta alcanzar los 685.000 animales. El aumento producido en el Estado Español en el mismo periodo ha sido del 27%. Además, los cerdos al aire libre, en extensivo, han disminuido hasta ser meramente testimoniales (menos del 1%), por una política agraria que les impide, por ejemplo, salir a pastar en los comunales navarros. Por último, es preciso poner sobre la mesa una cuestión especialmente alarmante: están desapareciendo las personas productoras y las explotaciones agrarias. 

Estas últimas en los últimos 15 años se han reducido a la mitad, a la par que se produce una pérdida de diversificación y crece la concentración en menos manos, muy especialmente en los modelos más intensivos, como es el caso de las explotaciones del cerdo y el vacuno de leche. Pero, afortunadamente, existen algunos indicadores que visibilizan cambios en el buen camino. 

Por ejemplo, la superficie de producción ecológica y el número de personas productoras inscritas en Navarra está aumentando. Tras la presentación de la radiografía, a modo de cierre, se compartió con los agentes participantes en el evento el Manifiesto por la Soberanía Alimentaria, construido entre colectivos y entidades de distintos ámbitos (asociaciones de productoras, de consumidoras, de defensa del territorio, de agroecología, etc.) que recoge una serie de medidas que puedan ser tenidas en cuenta e implementadas por las distintas administraciones, desde el ámbito foral hasta las entidades locales, a la hora de desarrollar y poner en marcha estrategias de desarrollo rural sostenible. 

El manifiesto pide el apoyo de toda la sociedad a la agricultura local, sostenible, a pequeña escala, a la ganadería extensiva y a las personas productoras que cuidan y trabajan la tierra para proveer de una alimentación adecuada al conjunto de la ciudadanía, a la vez que se desincentivan los modelos más intensivos y contaminantes. 

La transición hacia este modelo exige crear estructuras mixtas de participación y decisión, donde se integren todos los agentes implicados: personas productoras, consumidoras, administraciones, asociaciones... para trabajar en una Estrategia Agroalimentaria a desarrollar en común. Desde el 21 de febrero, permanece abierto un proceso de recogida de adhesiones al mismo para poner en marcha una verdadera transición hacia un sistema agroalimentario cuyo objetivo sea alimentar a la población, que no hipoteque a las generaciones futuras, que respete la naturaleza, el mundo rural, las personas productoras y sea solidario y justo con otros territorios.