En Tudela no necesitamos un campo de golf; por Olga Risueño



 




En el periodo de sugerencias a la Estrategia y Modelo de Ordenación del Territorio (EMOT) del Plan General Municipal (en la primavera de 2019), Golfistas de la Ribera Asociados (GRASS) solicitó al Ayuntamiento de Tudela la reserva de un terreno de unas 65 Ha. del comunal, en Valdetellas (junto a la carretera de Ejea y entre el Hotel Aire de Bardenas y la actual variante), para la futura construcción de un campo de golf público. 

Esta solicitud no es ninguna tontería -un campo de golf público- y en breve el ayuntamiento va a tener que posicionarse al respecto, por lo que vamos a analizarla detenidamente. Los golfistas afirman que se mejoraría la oferta de deporte y de ocio, y que sería una instalación inclusiva (para personas de todas las edades, incluso familiar...), pero teniendo en cuenta que el número de practicantes del golf en la Ribera es irrelevante, para nosotras la previsión de un campo no está justificada, ni mucho menos la inversión pública en ello. 

Además es evidente que en esa materia hay necesidades más perentorias que están todavía sin cubrir: Complejo Polideportivo Municipal, Estadio Ciudad de Tudela, pistas del Nelson Mandela, deportes minoritarios… Sostienen también que sería un atractivo turístico y empresarial que ahora mismo no tenemos; que vendrían más turistas y más empresas si hubiera un campo de golf en la comarca.

Nosotros creemos que eso es más un mito que una realidad, y que no es conveniente fomentar el modelo de turismo basado en grandes infraestructuras (como lo sería un campo de golf), sino en todo caso el de un turismo sostenible basado en las potencialidades culturales de la comarca (cascos antiguos, verduras, gastronomía…), en las naturales (Bardenas, Ebro…) y en nuestro buen vivir. Además argumentan que la inversión en la construcción del campo, accesos, edificios e instalaciones complementarias… tendría una repercusión favorable en el empleo, que se sumaría a la de los puestos de trabajo generados en la futura explotación y mantenimiento del complejo. 

Pero la experiencia de la pasada burbuja inmobiliaria nos enseña que este tipo de beneficios es coyuntural, y que otras actuaciones asimilables realizadas en Navarra, como el Navarra Arena, el Circuito de Los Arcos... han resultado ruinosas. El campo de golf se ubicaría en terrenos agrícolas, a los que -dicen- se aportaría un rendimiento económico mayor, pero desde nuestro punto de vista el deterioro de ese suelo únicamente es aceptable si -como pasa en la actualidad- el objetivo es producir comida, porque el uso agrícola es un valor que debe propiciarse, mantenerse y mejorarse. 

El posible campo de golf se percibe más como un posible pelotazo urbanístico, vinculado al intento de generar otro tipo de expectativas en el área (construcción de servicios, equipamientos, viviendas...) y seguramente tendría un impacto paisajístico negativo en el entorno. Llegan a decir los golfistas que un campo público sería un pulmón verde, sostenible y respetuoso con el medio ambiente, para uso y disfrute de Tudela y la comarca. Otra auténtica barbaridad, porque no tienen en cuenta la contaminación del suelo y de los acuíferos por pesticidas, ni el empobrecimiento de ese suelo por fertilizantes (un suelo saturado de nitratos y catalogado ya como zona vulnerable por el Gobierno de Navarra). 

Además lo que Tudela necesita realmente es aumentar y mejorar sus zonas verdes urbanas, y tiene también pendiente la adecuación eco-paisajístico-recreativa de toda su área de contacto con el Ebro: el llamado Corredor Verde, la Mejana, la huerta… 

Y hablando de sostenibilidad, tampoco podemos olvidar que un campo de golf de 18 hoyos ocupa la superficie de 60 campos de fútbol, y necesita alrededor de 600 millones de litros de agua al año -un consumo equivalente al de una ciudad de 10-12.000 habitantes, incluyendo el consumo humano y el uso industrial y de todo tipo- por lo que su construcción fuera del entorno urbanizado es un despropósito que no encaja en el modelo de ciudad compacta que defendemos, teniendo en cuenta también que se generaría un incremento inducido del uso del vehículo privado, imprescindible para acceder a las instalaciones. 

Si en algún momento hubiera interés privado en promover actuaciones de ese tipo, deberían plantearse mediante modificaciones del planeamiento y -por supuesto- con promoción y financiación privadas. El modelo de ciudad que debe plantear la EMOT no puede incluir en el suelo no urbanizable infraestructuras ni servicios como el campo de golf que demanda GRASS: alejado del núcleo urbano, de elevada inversión pública, y para uso y beneficio de unos pocos. Porque en Tudela ya tenemos un proyecto de ciudad (Plan Estratégico de Ciudad 2030) en el que se enumeran y detallan nuestras prioridades... y evidentemente un campo de golf público no está entre ellas. 

Esta es nuestra opinión sobre la sugerencia presentada al ayuntamiento para que reserve en el planeamiento municipal un terreno para la futura construcción de un campo de golf público en Tudela. Una opinión que, como ha quedado más que claro, es absolutamente contraria a la propuesta, y que será la que traslademos a la comisión política pertinente, dado que, como hemos dicho, el Ayuntamiento tendrá que tomar en breve la decisión sobre si aceptar la sugerencia o no. Ahí queda. 

Olga Risueño es portavoz de Izquierda-Ezkerra en el Ayuntamiento de Tudela.