Profundizando en el 'efecto abuela'



 




Traducido por Eva Calleja 

La “Hipótesis de la Abuela”, o el Efecto Abuela, es la idea de que la presencia de las abuelas que ayudan a cuidar de sus nietos ha sido un factor importante en la supervivencia humana y en su evolución. Los poderes de las mujeres mayores van más allá de cuidar niños (valioso como es), y creo que ahora más que nunca necesitamos sus contribuciones y su orientación. 

1. Las maneras de las mujeres sabias 

“El pensamiento de la Mujer Sabia” es una manera de pensar que adopta y honra nuestra relación con la Tierra, el uno con el otro, y con la red de vida más amplia a la que pertenecemos. La manera en la que la mujer sabia mira la vida sugiere que dejemos de intentar arreglar o rechazar nuestros egos imperfectos o al “otro” indeseado (siendo el otro un patógeno, una mala hierba, tu pareja, una persona difícil en el trabajo, una persona de raza o ideas políticas diferentes o cualquier clase de “otro”) 

En lugar de arreglar o rechazar, esta perspectiva profundamente femenina se centra en relacionarse y alimentar, lo que nos empodera para avanzar hacia el desarrollo de la salud y de la integridad en lugar de explotar y destruir. Cuando miramos a través de las lentes de la mujer sabia pasamos de sentirnos como si estuviéramos solos en un universo hostil, a ver como pertenecemos, como estamos interconectados entre nosotros y con todas las otras formas de vida, y como los humanos podemos ser una fuerza para el bien en el planeta tierra. 

“Las culturas matrices están construidas sobre el hecho natural de que las mujeres dan y sustentan la vida, a través de sus cuerpos, de su amor, de su atención, de su trabajo y de sus artes. [Estas] culturas de línea maternal comparten patrones mundiales, [que incluyen fuertes] valores igualitarios y comunitarios de paz y por la vida”. 

Max Dashu, “Matrix Cultures” 

Las maneras de ver y de ser en el mundo de la Mujer Sabia siempre han estado disponibles para nosotros; en palabras de Corinna Wood, “la senda de la Mujer Sabia es un proceso de recordar lo que ya sabemos”. No creo que tengas que ser de un género o edad en particular para reconocer y vivir las maneras de la Mujer Sabia. Pero creo que las mujeres, y especialmente las mujeres mayores, son particularmente capaces de recordar, de volver a despertar y de aplicar estas perspectivas sabias, a menudo sutiles, holísticas, y estimulantes. 

Sobre el envejecimiento 

Un amigo me preguntó hace poco como me siento al estar envejeciendo y acercarme a la menopausia (cumplí 50 este año). Contesté, “lo acepto, me lo he ganado”. Esta es mi segunda maduración y la estoy aprovechando al máximo. En Cuerpo sin edad, mente eterna (Ageless Body, Timeless Mind), Deepak Chopra escribe, “Los últimos años deberían ser un momento en el que la vida se hace integra. 

El círculo se cierra y se ha logrado el propósito de la vida”. Así es como lo siento yo: Me estoy haciendo más integra, y estoy disfrutando ese aspecto de este momento en mi vida. Cada arruga o flacidez, cada cana (todavía no tengo muchas canas, lo que es una pena porque seguro que me harían parecer más sabia), cada pausa para considerar antes de mover mi cuerpo en maneras que eran más fáciles en el pasado, lo acepto todo. No porque me guste moverme con más cuidado que cuando era más joven, sino porque me gusta tomarme una pausa, facilita la presencia. Estas arrugas, flacideces y pausas son mías, y me están ayudando a sentirme más profundamente dentro de mí misma, me están ayudando a sentirme más arraigada, más presente, y más integra. 

La sana maduración de los seres humanos 

Durante gran parte de mi vida he estado intentando escapar de un ego que se sentía indeseado y sin valor, y que habría dejado atrás para siempre si hubiera podido. Eso fue, me doy cuenta ahora mirando atrás, agotador, desmoralizador e imposible. Fuera donde fuera, ahí estaba. Ahora estoy descubriendo que, ¡sorpresa!, en realidad soy valida. 

No soy una persona mala, indigna, sin valor. Y, por si te lo estas preguntando, tampoco lo eres tú.

Hemos crecido en una matriz que, aunque pensemos que es lo normal, no es para nada natural para nosotros. Le faltan muchas de las cosas necesarias para la maduración sana de los seres humanos. Nuestra cultura mide el valor de los niños por su “buen comportamiento”, lo que da buena reputación a padres, cuidadores y maestros, y el valor de los adultos por la riqueza visible, el estatus, los seguidores, la belleza (definida por unos criterios muy restringidos), la juventud y el poder. 

No es de extrañar que tengamos dificultades para ver e identificar nuestro propio valor intrínseco. Una cultura así nos empobrece a todos, en cada etapa de la vida, haciendo mucho más difícil de lo que debiera ser para nosotros crecer dentro de nuestro poder como adultos íntegros que funcionan plenamente. Es de vital importancia que reconozcamos esto y que busquemos conscientemente madurar a pesar de ello, porque en la actualidad existe una necesidad desesperada en el mundo de adultos poderosos que funcionen plenamente. 

Efectivamente, se necesitan adultos que funcionen plenamente para guiar a los niños y para orientar a los adultos emergentes. Y se necesitan para cuidar de la red de la vida, para responsabilizarse de repararla, renovarla, participar en ella, enriquecerla, para que los hijos y los nietos puedan prosperar. Hacerse mayor ni significa ser menos útil o menos necesario. Todo lo contrario. 

2. El papel de la abuelas 

En el primer artículo de esta serie hablamos de las maneras de la mujer sabia, de envejecer y de la maduración sana de los seres humanos. En este artículo descubriremos lo que la sabiduría de las ballenas, de los árboles y de los pueblos indígenas puede contarnos sobre los dones que las mujeres mayores tienen que ofrecer. 

Cuando el cielo del este empezaba a clarear en la última mañana de un reciente viaje de acampada, subí a las rocas que había sobre nuestro camping para hacer estiramientos y para meditar. Soy una meditadora amateur en el mejor de los casos. En esta ocasión estaba más distraída que nunca porque, a medida que salía el sol, me di cuenta que había otra persona meditando desnuda en una roca encima de la mía. La reconocí como la madre de un adolescente del grupo, una mujer unos años mayor que yo. 

Y luego otra mujer de nuestro grupo, también unos años mayor que yo, apareció silenciosamente sobre una roca debajo de mí y comenzó su rutina de yoga mirando el amanecer. Perdí la concentración por mucho que intenté sumergirme de nuevo en el paisaje. Pero dejemos mi poca capacidad para la meditación; había otra clase de magia diferente en mi sesión de esa mañana. Siento una gran admiración por estas mujeres, y me sentí reconfortada con su presencia. 

¿Por qué debería yo sentirme reconfortada por la presencia de mujeres mayores sentadas sobre rocas y estirándose a la luz del sol de la mañana, a parte del hecho de que son mis amigas y me gusta estar cerca de ellas? Para responder a esa pregunta, necesito compartir una perspectiva de las mujeres mayores que no es común en nuestra cultura, y me gustaría empezar a ilustrarla hablándote de las ballenas abuela y de los árboles abuela. 

Ballenas abuela 

Los científicos conocen cuatro especies aparte de la humana en las que las hembras pierden su fertilidad cuando llegan a la mitad de su vida. Son las orcas (ballenas asesinas), las belugas, las ballenas piloto y los narvales. Todas ellas son ballenas dentadas, que tienen estructuras sociales más fuertes y complejas que las ballenas barbadas. En estas cuatro especies de ballena, la esperanza de vida típica del macho casi termina para cuando las hembras están perdiendo su fertilidad y comienzan la segunda mitad de su vida. Los científicos han estado investigando la razón por la que las ballenas hembras viven más allá de su fertilidad. ¿Qué utilidad podrían tener si no pueden reproducirse? 

Resulta que el papel de la hembra ballena post-reproductiva es el papel de líder. Las familias de las ballenas, llamadas manadas, son dirigidas por la hembra más vieja del grupo. Entre otras cosas, las ballenas abuela recuerdan donde ir en los años de escasez cuando hay poca comida. 

Lo que indica que las ballenas aprenden y acumulan conocimientos a lo largo de sus vidas, y que este conocimiento se transmite a las generaciones siguientes no como un depósito almacenado o un instinto, sino como un proceso dinámico de vivir y aprender que depende completamente de la presencia de hembras mayores. 

Hay estudios que han descubierto que cuando una ballena abuela muere demasiado pronto, sus descendientes tienen más posibilidad de tener también muertes tempranas. Cuando mueren demasiadas hembras mayores en comunidades de ballenas, manadas enteras pueden debilitarse y colapsar, especialmente ahora, cuando las ballenas y los sistemas oceánicos de los que dependen se están viendo tan comprometidos por amenazas relacionadas con el cambio climático, la contaminación y la destrucción de cadenas alimentarias oceánicas. 

Árboles abuela 

Los árboles también viven en comunidades, conectadas por redes de micelio de los hongos. Dentro de la comunidad de los árboles, los árboles más viejos sustentan a los árboles más jóvenes por medio de esta red de conexión bajo tierra. Con raíces más profundas y extensas, y con su copa en lo alto del dosel arbóreo accediendo a la luz solar, este árbol, a veces llamado “árbol madre”, provee a sus descendientes y parientes con nutrientes y otros recursos fundamentales que ellos no pueden alcanzar por sí mismos. El árbol madre también envía señales de aviso sobre amenazas que se acercan, como parásitos o insectos, con los que los árboles más jóvenes todavía no se han encontrado. 

El árbol más viejo que realiza este papel puede estar conectado a cientos de árboles al mismo tiempo, aumentando la supervivencia de plantones y la salud de la comunidad. Cuando estos grandes árboles viejos están muriendo, su acto final de cuidado es enviar nutrientes y otros recursos fundamentales a los otros árboles a través de las redes de micelio. Y si se talan demasiados árboles viejos, todo el sistema colapsa. 

Tejiendo los sueños para los nietos 

Como nacer, alcanzar la adolescencia, dar a luz, y morir, la menopausia es una forma de transición de una forma de vida a otra. Es un importante rito de paso que permite y empodera a una mujer en la transición desde un papel de proveedora a un papel de buscadora de caminos. Hay un descenso a la oscuridad, hay pérdidas, hay cambio y luego surge una mujer nueva, una mujer diferente. 

Surge a través del auto-conocimiento; hay mucho trabajo profundo y personal que hacer en la metamorfosis de la menopausia. “La Ley de la Mujer Aborigen identifica un papel completamente nuevo después de la menopausia. No uno renegociado, sino uno completamente diferente. 

El papel de las abuelas es “tejer los sueños para los nietos” Jane Hardwicke Collings, Maestra de los Misterios de las Mujeres En la cultura aborigen y en otras culturas indígenas, soñar la vida y caminar la vida están fuertemente entrelazados. “Soñar”, en sus muchas formas y con muchas variaciones y niveles de significado, tiene que ver con mantener la cultura y servir las responsabilidades espirituales adultas, en particular la responsabilidad de cuidar y renovar constantemente las dimensiones visibles e invisibles de la matriz viva en la que las personas están integradas. En este contexto, yo interpretaría “tejiendo los sueños para los nietos” como algo parecido a trabajar para asegurar que la red de vida, que sustentará a los niños, es sostenida. 

3. Las mujeres mayores invisibles 

Al compartir con nosotros historias de ballenas y árboles, la ciencia confirma lo que los pueblos indígenas siempre han sabido: las mujeres mayores pueden ser líderes sabias. Las mujeres mayores pueden ser poderosas, de una manera diferente y complementaria al poder de los hombres. Las mujeres mayores tienen un papel crucial en el cuidado y la renovación de la red de vida que nos sustenta a todos nosotros. En el mundo hoy hay millones de mujeres post-menopaúsicas. 

Se prevé que en 2030 habrá 1, 2 mil millones de nosotras, añadiendo 47 millones a esa cifra cada año. Eso es mucho potencial para encontrar-caminos Pero, hay un problema. Es mucho más difícil encontrar o mostrar el camino si nosotras mismas estamos perdidas, minusvaloradas, y somos invisibles. 

En palabras de Hardwicke Collings: “Para que las mujeres post-menopausicas sean las mujeres que la tierra necesita ahora, se necesita mucha sanación, hay que volver a despertar y recordar” Jane Hardwicke Collings La sanación, despertar y recordar necesita hacerse de manera individual, por cada mujer mientras pasa por el rito de paso de la menopausia. Y sanar y recordar también necesita hacerse de manera colectiva, por todos nosotros. Como cultura, necesitamos recordar y abrazar el poder de la Tradición de la Mujer Sabia. 

Una tradición invisible 

Nuestra cultura tiende a no ver las contribuciones que pueden ofrecer las mujeres mayores (y los hombres mayores) (en parte quizá sea por esto por lo que en los países desarrollados, los adultos mayores están, o viajando en auto-caravanas o sentados en residencias de ancianos en lugar de contribuir a una vida comunitaria más rica). 

En cierto sentido, las mujeres mayores son “invisibles” en nuestra cultura, pasan desapercibidas y son minusvaloradas. “La Tradición de la Mujer Sabia es…pocas veces identificada, casi nunca se escribe y se habla de ello. Es una tradición invisible”. Susun Weed, Healing Wise En Healing Wise, Susan Weed enumera las muchas razones por las que la Tradición de la Mujer Sabia es hoy invisible: 

 “Decir que la mujer en la cocina está sanando a su familia y a su comunidad y manteniendo su universo en equilibrio es mucho decir por hacer la cena, y la mayoría de nosotros no vemos esas conexiones. 

 Nutrir es un proceso invisible… Históricamente, la alimentación a través del cuidado y a través de recoger y preparar los alimentos, ha sido relegada con mucha frecuencia a un segundo plano por los antropólogos blancos, fascinados por el drama de la caza. 

 La mayor parte de los cuidados a la salud en el mundo (algunos estiman que hasta un 99%) lo hacen las mujeres cuidando de la salud de sus familias. Esto ni se mide ni se paga, así que no se considera significativo. 

 Las mujeres, especialmente las mujeres de color, son invisibles para los hombres blancos y la sociedad del hombre blanco. Durante cientos de años, las mujeres no se han considerado poderosas. Las mujeres sanadoras, las comadronas, las herbolarias han quedado fuera de la historia, omitidas cuando se vuelven a copiar las listas, o conocidas solo por el nombre de su marido. (Ver “ Restoring Women to Cultural Memory ” y otros trabajos de Max Dashu) 

 Y el linaje de la tradición de las Mujeres Sabias Europeas se perdió en la caza de brujas, en el asesinato sistemático de millones de mujeres iniciado por la iglesia y la institución médica dominada por los hombres que se extendió desde el siglo XIV al siglo XVII (ver " Herstory .") 

 La Tradición de la Mujer Sabia es una tradición oral, y nos hemos acostumbrado a creer las cosas solo si están escritas en libros. 4

 No hay una estructura visible en la Tradición de la Mujer Sabia. No puedes conseguir ni un título ni un certificado; no hay marcadores tangibles para eso. 

 Cada encuentro enriquecedor y sanador en la Tradición de la Mujer Sabia es único. En la cosmovisión científica, un solo ejemplo de cualquier cosa no tiene valor. Cuanto más se pueda repetir y cuanto más fácil sea algo de estandarizar (en otras palabras, despojarlo de su singularidad) más visible se hace. 

 Lo habitual es invisible. Es tan común ver a una mujer atendiendo, enriqueciendo, sustentando la salud. ¿Qué hay que resaltar de eso? 

 La prevención es invisible. Prevenir problemas de salud a través de la alimentación no implica ningún drama, no llama la atención” “La mayor parte de la historia no tiene en cuenta a las mujeres. Nuestros nombres y nuestros rostros no aparecen, nuestras historias se omiten o distorsionan, tapadas por una infinita letanía masculina de reyes, guerreros, sacerdotes (con la reina o concubina ocasional, a menudo una mujer culpada de arruinarlo todo)” 

Max Dashu, en su artículo "Restoring Women to Cultural Memory"(Ver The Suppressed Histories Archives para más información) 

La regla número uno 

Si una mujer elige ser visible en nuestra cultura actual, la primera regla que se requiere que cumpla es que debe parecer que es joven. ¿Y si no puede parecer joven? Debe parecer masculina. Las mujeres que cumplen con las expectativas dominantes sobre cómo deben parecer las personas importantes pueden salirse con la suya y ser destacadas. ¿Pero una mujer mayor que no parece joven y/o poderosa? ¿Especialmente si su piel es oscura? ¿Qué puede ofrecer? 

4. Dos historias 

Colectivamente, estamos en un momento coyuntural en el que tenemos que elegir entre dos narrativas sobre lo que es la “realidad” y cómo funciona el mundo. Una de estas narrativas, a la que Charles Eisenstein llama “la historia de la separación” está basada en cosmovisiones desarrolladas durante la revolución científica de los siglos XVI y XVII. La narrativa alternativa es la que Charles Eisenstein llama “la historia del interser”. Esta historia está basada en una síntesis de la sabiduría indígena y la ciencia de los siglos XX y XXI La comparativa de abajo describe las clases de creencias y de cosmovisiones que encajan en cada una de estas historias. 

1-La historia de la separación                      2-La historia del interser 

1-Todo está separado. Lo que sucede aquí no cambia lo que está pasando allí. Alejar un problema de ti es lo mismo que resolverlo. 
2- Todo está intrínsecamente conectado. El cambio en cualquier parte de un sistema/grupo/patrón/constelación afecta al todo. Por ejemplo, no puedes tirar tu basura fuera porque no hay “fuera”. Y no podemos esperar que “ellos” resuelvan nuestros problemas porque no existen “ellos”, solo “nosotros” 

1- Si quieres cambiar algo, debes usar la fuerza. Cuanto mayor sea el cambio que quieras, más fuerza necesitaras
2- El cambio viene de maneras invisibles, inesperadas y espontaneas. No siempre depende de la fuerza. 

1- El valor siempre se puede medir. El valor de los adultos se mide en riqueza, estatus, seguidores, belleza, juventud, poder. El valor de los niños se mide por su comportamiento y los logros que dan buena imagen de sus padres y maestros. 
2- El valor viene dado y no necesita medida. Eres único, inmensurablemente valioso solo por ser tú. 

1-La seguridad, la certeza y el prestigio son muy importantes. Obtienes estas cosas ganando dinero, así que ganar dinero es más importante que divertirte, relacionarte con otros o relajarte en la naturaleza. 
2- La certeza nunca dura mucho. La seguridad proviene de las relaciones, y de vivir correctamente en relación con el mundo vivo que te rodea. El prestigio no es necesario, ya que las necesidades individuales se cubren generosamente por el colectivo y nadie necesita coger nada de otro por la fuerza o por superioridad. 

1- El poder siempre es obvio y se mide o por la fuerza física o por las fuerzas que una persona o grupo poderoso pueden imponer a otras personas o grupos. 
2- El poder es sutil o incluso invisible El poder con otros (en lugar del poder sobre otros), surge del poder de dentro de uno mismo, que a su vez es sembrado y cultivado por otros (por ejemplo los más experimentados que enseñan a los que tienen menos experiencia). 

1- El desorden se debe evitar en todas sus formas. 
2- El desorden se acepta y se disfruta ya que es parte de la vida 

1- Los procesos naturales como el nacimiento, el aprendizaje, el crecimiento de todas clases, son casuales y aleatorios si se dejan a la naturaleza; es mejor controlarlos y estandarizarlos, a menudo medicalizarlos. 
2-  Se debe confiar en la naturaleza y alinearse con ella.

El médico y la mujer sabia sanadora 

Otra manera de ilustrar estas dos maneras de interpretar la realidad es pensar sobre como los cuidados de la salud funcionan típicamente en cada uno de ellas. Recientemente fui a un médico que vive en la historia de la separación. Primero, el personal administrativo cogió mis datos. Me pesaron y me midieron, anotaron mi presión arterial y mis niveles de oxígeno, mi ritmo cardiaco…luego, cómodamente reducida a números en una hoja de papel, me invitaron a entrar a la sala siguiente a esperar al médico. El medico pasó más tiempo mirando a la pantalla de su ordenador que a mí, metiendo datos y analizándolos para elaborar un diagnóstico. Quince minutos más tarde, salí con una receta médica como siempre y con instrucciones para regresar a los tres meses para más pruebas (en mi caso, no me tome los medicamentos) Por otra parte, esta es la clase de experiencia que he tenido cuando voy a una sanadora que vive en la historia del interser. 

Primero, la sanadora me mira a los ojos, y me siento más segura inmediatamente. Durante una hora o más, me escucha. Me escucha realmente. Me siento cuidada por su completa atención y su aceptación incondicional. La sanadora escucha mi historia, en lugar de coger mis datos. Me hace preguntas que sacan a la luz partes de la historia que yo no había reconocido antes. Esto es en sí mismo profundamente sanador. 

Y cuando finalmente la sanadora en la historia del interser prescribe, la receta está llena de apoyo. Comida de verdad. Descanso y renovación. Conexión. Puede que recete suplementos, homeopatía u otros remedios, y a veces también recurre a la medicina científica moderna, pero esto es secundario al apoyo; no lo reemplazan.

Una historia hace invisible las maneras de la mujer sabia; la otra la revela 

En la historia de la separación, las maneras de relacionarse y de nutrir de la mujer sabia son de hecho invisibles, porque no se pueden medir ni cuantificar. En la historia del interser, el conocimiento tradicional y la sabiduría femenina son valorados y reconocemos los tremendos recursos, sabiduría, perspectiva, compasión y apoyo olvidados de la mujer sabia. Nunca hemos necesitado estas formas sutiles y escondidas de poder más que ahora. Sanarme a mi misma es sanar el mundo A los veinte y a los treinta años, yo quería ayudar a sanar el mundo. Luego con cuarenta años, dolorosamente humilde debido a la maternidad, deje ese plan grandioso para sanarme a mí misma y así aligerar el equipaje que pasaría a mis hijos. 

Ahora con 50 años y con mi primer hijo entrando en la adolescencia, he aprendido que sanarme a mí misma es, en cierto sentido, sanar el mundo. Por lo menos, lo es si eliges vivir en la segunda narrativa descrita arriba, la historia del interser. La tarea de sanarnos a nosotros mismos, uno a uno, de manera privada, en la profunda oscuridad de los lugares a los que descendemos durante los momentos difíciles, los momentos de pena y de perdida, y durante los ritos de paso a nuestra mediana edad, es la tarea que nos madura y nos convierte en la clase de adultos que pueden albergar un espacio para los cambios que nuestro mundo necesita tan desesperadamente. 

Entiendo ahora que una persona, cualquier persona pero especialmente una mujer madura, se siente calladamente, inspirando sanación y expirando paz, esa es una receta para una magia poderosa. La magia está en la paz que engendra, en su comunión con la Madre Tierra, y en el poder personal que genera, que usará para encontrar caminos y para hacer la paz en su comunidad. Esta magia es invisible porque no puede medirse, ni cuantificarse, ni definirse, ni estandarizarse, ni duplicarse, ni patentarse y tampoco comercializarse. Si buscas pruebas, no puedo dártelas. No puedo cuantificar lo que puede conseguirse cuando una mujer madura se sienta sobre una roca, respirando. Pero incluso sin pruebas, me sentí profundamente reconfortada esa mañana con la presencia de mujeres post-menopaúsicas sentadas en silencio sobre un campamento lleno de familias cuando salía el sol. 

Veo a la mujer sabia 

Veo a las mujeres mayores, las invisibles, como si fuesen viejos árboles; obteniendo alimento y apoyo para compartir entre familias y niños. Veo a las mujeres mayores, las invisibles, como viejas ballenas; encontrando el camino en sus comunidades, mostrando el camino. Veo a las mujeres mayores, las invisibles, cuidando de la red de la vida; invocando un mundo de paz y conexión en el que los hijos y los nietos puedan prosperar.

 En palabras de Susan Weed: “Veo a la mujer sabia. Y ella me ve a mí".