La Ribera no va bien


 


Le tenían ganas políticas en la oposición a Alejandro Toquero. Y es cierto que se ha despertado cierta alegría en los aledaños algunos partidos progresistas tras la visible derrota parlamentaria del alcalde de Tudela (que del 'tudelanismo' ha pasado al 'riberismo' y ahora quizás lleve el choque partidista hasta una consulta popular que puede ser el gran error político de la legislatura de Na+). 

La Carta de capitalidad, digan lo que digan los de UPN, es una herramienta egoísta. Aun así los regionalistas pueden exhibir tres argumentos políticos válidos que no mejoran el fondo de la cuestión: Pamplona abrió la veda sin que el 'Gobierno del cambio' posteriormente lo revirtiera, IE Tudela la pidió la pasada legislatura y el PSN-PSOE en Tudela la llevaba en el programa electoral de 2019. 

Dinámica negativa

La dinámica global ensancha las megaurbes y provoca situaciones como las que vive la 'España vaciada', fenómeno que deshabita el interior de un Estado que ha disparado su población casi un 40% en el último medio siglo. 

En la Ribera está situación se vive de forma particular y algunos la quieren explicar con la ficticia guerra norte-sur que nació por intereses culturales (vascofobia con la que las fuerzas conservadoras se aseguran que los territorios meridionales del antiguo Reino de Navarra no se unirán frente a Madrid). 

Malos datos

Sin victimismos: en Navarra existen dos velocidades, centro-periferia, y el Gobierno foral sigue sin lanzar un plan estratégico para relanzar a comarcas como la Ribera, territorio desfavorecido de una autonomía 'rica' a pesar de que todos los indicadores socioeconómicos de la zona indican lo contrario.

Cualquiera que vea la tasa de paro, la renta per cápita y los indicadores de pobreza de la Ribera se dará cuenta de que la Merindad tiene un problema gravísimo que el Gobierno de Navarra no se está tomando en serio. 

La pregunta es, ¿por qué no se lo toma en serio? La respuesta, en resumidas cuentas, es porque en 'la mesa de los que mandan' normalmente no hay dirigentes anteponiendo los intereses de la Ribera a los de su partido político. ¿Como se resuelve este déficit? 

Los de Teruel Existe se han dado cuenta de que han conseguido más inversiones de Madrid con un simple diputado estatal en un año que los veinte años anteriores. Y eso que del drama turolense se lleva hablando desde hace lustros. 

Pero durante años Teruel, al igual que otras provincias despreciadas a nivel estatal como Soria, Badajoz, Cáceres. estaba en la fase 'cara compungida'. Es decir, los medios denunciaban la falta de inversiones e infraestructuras del lugar de turno y los políticos, para ayudarse a sí mismos en vez de ayudar a los territorios marginados, iban a la ciudad de turno a poner cara de compungidos.

Es evidente que la política no pueden ser todos púpilos de la 'escuela PNV', que hace lo que no intenta UPN y consigue inversiones y competencias para el norte gracias a la presión permanente al Gobierno estatal de turno. Pero se puede intentar...

¿Amejoramiento?

El Amejoramiento del Fuero trajo aparejado un cambio de la ley electoral que dejó a la Merindad de Tuela sin un elemento de peso. Y es que hace casi cuatro décadas Navarra enterró entonces su sistema electoral por Merindades, herramienta que podría haber ayudado muchísimo a la Ribera y otras comarcas periféricas, y asumió un distrito electoral único que favorece a la Cuenca de Pamplona (donde viven 350.000 de los 650.000 navarros). 

La reinstauración del sistema electoral por Merindades, que funcionó hasta la legislatura de 1979, podría ser una gran apuesta por la cohesión territorial y la vertebración de Navarra. La Comunidad Foral seguiría el acertado camino vasco: Vizcaya, con más de un millón de habitantes, reparte 25 parlamentarios y Álava, que no llega al tercio del millón, reparte otros 25. Es decir, la ley electoral vasca invita a un idéntico peso político de las regiones, independientemente de su población. 

10.000 votos tienen la culpa

El corellano Miguel Sanz se suponía que mimaba a la Ribera y la cirbonera María Chivite se presume que también lo hace. Pero solo hace falta cogerse los planes de inversión de carreteras, del año que se quiera, para ver que Pamplona se merienda casi todo el pastel de la inversión al mismo tiempo que Gobierno de Navarra le inyecta 26 millones de euros anuales por su Carta de capitalidad. 

El regionalismo hizo poco por la Ribera y la socialdemocracia, capaz de hacer pasar gasto corriente por inversiones en la Merindad, va por el mismo camino: utilizar un discurso riberista que no es acorde a las inversiones que recibe la Merindad.

Un parlamentario navarro 'cuesta' 10.000 votos. Y no parece factible que por ahora alguien intente repetir la hazaña que logró UNAI (ORT) en la Merindad de Tudela en 1979 con el agricultor murchantino Jesús Casajús. Es evidente que si la Ribera quiere marcar agenda necesita renovar su estrategia con datos, sin victimismo y sin intereses partidistas.