Cuenta Gobierno de Navarra que el Programa de Promoción de la Salud de la Comunidad Gitana, en el que participan el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN/NOPLOI), once promotoras de salud gitanas y asociaciones como Gaz Kaló, La Majarí y La Romaní, entre otras, atiende en la Comunidad Foral a 851 familias, lo que permite llegar a cerca de 3.000 personas.
Pionero en Navarra desde 1987, el proyecto supone una referencia en educación entre pares, mediación, coordinación intersectorial, trabajo en red con entidades gitanas y empoderamiento del pueblo gitano, tiene en cuenta la situación de salud de la comunidad gitana y los marcos técnicos y políticos vigentes. Ha recibido por ello varios premios y reconocimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad, para seguir ahondando en la promoción de la salud en la comunidad gitana.
Este año, debido a la pandemia, las promotoras de salud y las entidades gitanas han adaptado el programa a las diferentes circunstancias causadas por el COVID-19, que también han incidido en la situación de la población. Así, se ha llevado a cabo una importante labor de información y asesoramiento a las familias sobre las medidas y el confinamiento, atención a necesidades básicas, contención de la incertidumbre, miedos y ansiedad mediante un trabajo de coordinación con otros departamentos y servicios (Salud, Servicios Sociales y Educación).
La situación de salud de la comunidad gitana
Más allá de la pandemia, el Programa de Promoción de la Salud de la Comunidad Gitana detecta que, al igual que en la población general, entre las principales necesidades de salud a la hora de trabajar con la población gitana se sitúan la promoción de la alimentación y el ejercicio físico saludable, la prevención de accidentes, la reducción del consumo de tabaco y alcohol, y la promoción de los autocuidados en las enfermedades crónicas.
Sin embargo, los indicadores de salud en la comunidad gitana son peores que en la población general, a causa de los determinantes de salud, ya que los comportamientos en esta área no dependen solo de la persona, sino también de las condiciones y oportunidades que ofrecen los entornos físicos, educativos, de ocio y socioeconómicos.
Cabe destacar, por una parte, como puntos fuertes en la promoción de la salud, la fuerte identidad cultural, el apoyo y cohesión de las familias y la propia comunidad, el valor de la infancia, el respeto hacia sus mayores, el creciente valor de la educación, la solidaridad, el liderazgo y empoderamiento de las mujeres, entre otros.
En contrapartida, la pobreza se plantea como el mayor determinante individual de una mala salud. Por lo tanto, hay diferencias en la mortalidad y la morbilidad que no se distribuyen al azar, sino que, de forma sistemática, se relacionan con la posición social. La transmisión ínter-generacional de la pobreza, la exclusión social y las peores condiciones de vida son determinantes fundamentales para la salud. La OMS mantiene que, en todos los países, las personas más desfavorecidas tienen una vida más corta y padecen más enfermedades.
Encuesta de Salud a Población Gitana
A pesar de los avances en la situación de salud de toda la población, incluida la gitana, los resultados de la Encuesta de Salud a Población Gitana 2014, comparados con los de la Encuesta Nacional de Salud 2012 a población en general, puso de manifiesto que la población gitana percibe su salud como peor que la general, y que tanto la población adulta como la infantil tuvieron en el año anterior a la realización de la encuesta más accidentes que la población general.
La población gitana adulta refirió también un menor consumo diario de fruta fresca y de verduras y hortalizas, y un mayor consumo de carnes y embutidos, tanto en hombres como en mujeres, lo cual es acorde al mayor porcentaje de sobrepeso y obesidad que presentan tanto la población adulta como la infantil, en relación con la población general.
Así mismo, los hombres fuman más que en el caso de la población general, y tanto mujeres como hombres presentan también mayores porcentajes en algunos problemas de salud crónicos como hipertensión, diabetes y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), esta última en los hombres.
Trabajo en red
El Programa de Promoción de la Salud de la Comunidad Gitana cuenta con un trabajo en red con los centros de salud, servicios sociales y centros educativos, en coordinación permanente con los departamentos de Derechos Sociales y Educación, en el marco de la Estrategia para el Desarrollo de la Población Gitana de Navarra (2019-2022).
Se compone de una persona responsable en el ISPLN, de 11 promotoras de salud gitanas (10 mujeres y un hombre) y una coordinadora de las promotoras, y tiene también el apoyo de las entidades gitanas, su propia estructura y sus profesionales, que cuentan para ello con subvenciones.
Entre otras labores, estas promotoras de salud realizan acompañamientos, información y educación para la salud individual o familiar, educación con grupos o trabajo comunitario en red con otras entidades. También responden a las llamadas de personas de su comunidad y de profesionales de salud, servicios sociales y educación locales.
El Programa tiene como objetivo general mejorar el nivel de salud de la comunidad gitana reduciendo desigualdades. Para ello, sus principales contenidos consisten en trabajar en el acceso a los servicios de salud, los estilos de vida como la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de accidentes, consumos con y sin sustancia y los autocuidados en enfermedades crónicas.
Sus actuaciones se centran en la propia comunidad gitana, con especial atención a la infancia y el envejecimiento saludable, y en los lugares, organizaciones y comunidades en los que viven, juegan, estudian o trabajan.