China y la economía







Vía: Contrainformación



El impacto que tendrá la crisis del coronavirus en la economía china podría ser mucho mayor de lo que se esperaba. China sacrificó su economía en favor de su pueblo, las medidas tempranas y drásticas tomadas por el país salvaron muchas vidas.

«China ha cambiado el curso del brote dentro del país. Lo que era un rápido crecimiento, se estabilizó y ha comenzado a bajar más rápido que lo que uno puede esperar si hubiéramos estado observando las dinámicas naturales de este tipo de casos. Cientos de miles de casos se han prevenido en China gracias a esta agresiva intervención», aseguró Bruce Aylward, jefe de la misión de expertos de la OMS y China.
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Este epidemiólogo ha visitado varias ciudades en el país asiático para conocer de primera mano la evolución del brote y reconoció que no había visto nada igual en 30 años de carrera: «Es el resultado de la aplicación de lo que algunos estiman son viejas y básicas normas de salud pública con un rigor y de una forma nunca vista antes en la historia. Básicamente lo que han hecho es encontrar los casos de contagio, los han aislado y han aplicado limitaciones de movimiento».

La OMS enumera cinco estrategias que ha puesto en marcha China y que han sido claves para aplacar el brote:
La restricción de movimientos «estricta» en Wuhan, el epicentro del brote
Cierres de fábricas y la reanudación ordenada de la producción
El uso de datos para encontrar cada foco
Construir hospitales especializados en la lucha contra el Covid-19
Un tratamiento científico «muy ágil»

«Las estructuras de respuesta en China se implementaron rápidamente de acuerdo con los planes de emergencia existentes y se alinearon de arriba a abajo. Esto se repitió en los cuatro niveles de gobierno (nacional provincial, prefectura y condado / distrito)». Un organigrama heredado del régimen comunista que ha tenido sus frutos.

Una economía tocada

En los primeros dos meses del 2020 la producción industrial cayó un 13,5% interanual, las ventas al por menor descendieron un 20,5% y la inversión en activos fijos se redujo un 24,5%. El consumo de electricidad se redujo un 7,8% y el paro pasó de un 5,2 a un 6,2%, su cota más alta hasta la fecha.

Esta caída es en su mayoría resultado de las medidas tomadas por China para contener la propagación del virus en el territorio, entre ellas, el cierre después de las vacaciones por el Año Nuevo Lunar de fábricas o tiendas en todo el país durante semanas.

Y es que el Covid-19 afecta a ambos lados de la economía, tanto la cadena de suministro como la demanda. Si las fábricas y oficinas cierran la producción cae y si los consumidores se quedan en sus casas y no gastan, la demanda también cae.

Las restricciones de viaje y otras medidas para frenar la epidemia han paralizado una parte importante de la producción china y de su sector terciario, dejando un panorama complicado para la segunda economía más grande del mundo y, por tanto, la mundial.

La consultora Capital Economics, con sede en Londres, estimó que el brote costará más de 280.000 millones de dólares en solo los primeros tres meses de 2020, eso es por ejemplo, más del presupuesto anual de la Unión Europea, los ingresos anuales de Microsoft o Apple, y ocho veces el presupuesto anual del gobierno nigeriano.

Las predicciones para el crecimiento del PIB en el primer trimestre del año apuntan a que la economía china sufrirá un retroceso histórico, el resultado será negativo por primera vez en casi medio siglo.

Cambio de rumbo

Antes de la pandemia, el calendario chino tenía dos grandes propósitos marcados en el calendario de este año: acabar con la extrema pobreza y doblar el tamaño de su economía con respecto a 2010, sin embargo, el pasado lunes el diario oficial China Daily señalaba que el segundo objetivo se materializaría “alrededor de 2021”.

La industria china enfrenta en este momento dos carencias: productores y consumidores. Tras dos meses de cuarentena y con cero contagios locales, China relaja las restricciones a la circulación para movilizar así a los trabajadores migrantes y reflotar el empleo, aumentando a la vez los ingresos familiares y por lo tanto el consumo, la demanda.

Pese a los malos datos, las autoridades chinas insisten en que las consecuencias de la epidemia son «a corto plazo y controlables» anunciando que tomarán medidas para amortiguar el golpe.