Inexperiencia, suficiencia y falta de diligencia: cinco meses con Toquero





El último error de Alejandro Toquero, fulminar sin explicaciones a una persona que ha demostrado su capacidad y que cuenta con apoyos transversales (Abel Casado, gestor de Eder), no es el único problema que afecta a Navarra Suma en Tudela.

Y es que Toquero no está pudiendo compensar la inexperiencia de su equipo y ha apostado por culminar con personalismo los proyectos del anterior equipo, el liderado por Eneko Larrarte. Al nuevo alcalde hay que darle tiempo, cierto es.

Pero llaman la atención su falta de diligencia a la hora de otorgar la licencia de las obras del Horno de Coscolín, hecho que enerva a Gobierno de Navarra, y la apariencia de suficiencia que exhibe ante los agentes sociales, que captan su inconsistencia en algunos asuntos que debiera traerse aprendidos de casa.

No es que no se sepa la letra de la canción; es que no le suena ni la música", explican algunas personas que se han visto con Toquero en los últimos días. En la oposición preocupa más que Navarra Suma haya desmembrado el Área de Asuntos Sociales, clave para un ciudad como Tudela.

Y es que la prioridad para el nuevo alcalde, adicto al marketing político, es abrir los aspersores desde el bebedero de Vox gracias a una trama de empadronamientos falsos, brillantemente desmantelada, que pretenden cargarle al anterior equipo de Gobierno, cuando en realidad el asunto lleva coleando desde la etapa anterior (lo saben perfectamente en el Servicio de Atención Ciudadana del Ayuntamiento de Tudela).

Toquero, sabedor de que es un alcalde por accidente (gracias a los 1.200 votos de izquierdas que se fueron a la basura gracias a tres listas que no consiguieron acta: Podemos, CUP y Geroa Bai), es al menos consciente de sus debilidades, por eso evitó un cara a cara con Larrate en plena campaña y por eso evita algunos actos que le puedan resultarle incómodos.

Habrá que darle tiempo al barón de UPN, del que todo no son malas opiniones: es muy educado con los trabajadores del Ayuntamiento de Tudela, tiene fama de saber escuchar sugerencias y, hasta lo de Eder, no se presumía que fuese un hombre al que le interesasen demasiado los intereses de su partido.

Pero lo cierto es que su volantazo en Eder (que en los últimos tiempos se implantó físicamente en la Ribera Alta; 'creó comarca' con el Turismo; se lanzó al coworking; dejó de mirar por encima del hombre a los pueblos; y ejerció de árbitro neutral con los proyectos, independientemente del color que fuesen los ayuntamientos que lo pedían), solo ayuda a que proyecte una pésima imagen que en nada ayuda a la ciudad que dice defender, Tudela, que no puede volver a las andadas en según qué aspectos.

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