La ultraderecha, por Fernando Rivas






Por Fernando Rivas: 

Sería ingenuo decir que es algo pasajero, una tendencia o una moda que tal como llega desaparecerá. Lo cierto y a día de hoy, cada vez hay más gente que vota a iluminados como Donal Trump y ahora recientemente a Jair Bolsonaro en Brasil. 

La pregunta es obvia: ¿Qué empuja a la gente a votar este tipo de partidos? No hay que olvidar que son xenófobos, machistas, militaristas, racistas y sobre todo anti-ecologistas. 

La respuesta no es fácil aunque todos los expertos apuntan en la misma dirección: Las Fake News (desinformación deliberada o engaño) y el Big Data (Inteligencia de datos a gran escala).

Para entender bien estos dos términos hay que saber que las redes sociales y principalmente el WhatsApp son fundamentales. Hoy en día, todo el mundo está conectado de una forma u otra forma al teléfono móvil y cada vez nos llega más información a través de este método. 

¿A cuántos de nosotras/os nos ha llegado una noticia, que pensando era interesante, a continuación la hemos reenviado a todos nuestros contactos? Está sería básicamente una de las estrategias aunque lo verdaderamente importante no es solo esto.

Para comprender mejor este tema es fundamental estar bien informado y saber que los que manejan los hilos, tienen el dinero suficiente como para tener una gran infraestructura y obtener una base de datos tan inteligente y tan potente que sea capaz de decirnos, antes de las elecciones, aquello que queremos oír obviando evidentemente las posibles consecuencias.

Las elecciones que ganó Trump, las hizo con este método del Big Data, no despreciando ningún voto, llegando a los lugares más deprimidos y poniendo una solución ficticia de bienestar localizando el lugar exacto del problema. Por ejemplo: Si el partido X (dirigido por un ricachuelo) nos dice que piensa reflotar la fábrica de pequeños electrodomésticos, que antes daba trabajo a 500 personas, situada en Barillas (Navarra) de 200 habitantes, lo primero que pensamos es que no solo soluciona el problema del pueblo sino que también de los pueblos aledaños. Lo que no nos dice es que esa fábrica se ha ido a otro país que tiene la mano de obra más barata y tiene una denuncia porque expulsaba gases contaminantes cancerígenos y no filtraba las aguas que luego llegan a nuestras bocas.