Así están los niveles de contaminación atmosférica en Navarra










La contaminación atmosférica aumenta en 2017 con la “recuperación”



● Durante 2017, 45 millones de personas respiraron aire contaminado en el Estado español.



● El informe anual de calidad del aire de Ecologistas en Acción concluye que el 97% de la población y el 88% del territorio estuvieron expuestos a unos niveles de contaminación insalubres.

● El nuevo ciclo económico dispara el uso de los combustibles fósiles y el cambio climático provoca el año más cálido y seco desde 1965.



El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en casi 800 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas por primera vez las de los puertos estatales. Presenta datos exhaustivos de la calidad del aire, desglosados por comunidades autónomas y localidades y por sustancias contaminantes.



Entre sus principales conclusiones, destacan:



– En 2017, se ha producido un aumento general de los niveles de contaminación por partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2), ozono troposférico (O3) y dióxido de azufre (SO2), el segundo desde el inicio de la crisis económica en 2008, lo que explica el sensible empeoramiento de la situación y la mayor población y territorio afectados.



– El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2017 a 45 millones de personas en el Estado español, el 97 % de su población, así como a 442.000 kilómetros cuadrados, el 88% del territorio.



– Si se toman los estándares de la normativa española y europea, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 17,5 millones de personas, un 38 % del total y medio millón de afectados más respecto a 2016. Es decir, dos de cada cinco españoles respiraron aire que infringe los límites que marca la ley. Y la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación alcanzó 296.000 km2, un 59 % del Estado y 40.000 km2 más que en 2016.



– Las elevadas temperaturas y la prolongada sequía han incrementado los episodios de contaminación. El fuerte calor primaveral y estival explica que los niveles de ozono hayan aumentado significativamente en 2017 en buena parte del Estado español. La estabilidad y sequedad del otoño ha favorecido episodios de contaminación urbana por NO2 y partículas, como el prolongado entre el 15 y el 25 de noviembre pasados. El cambio climático retroalimenta la contaminación atmosférica, pero no es su causa sino su consecuencia.



– La principal fuente de contaminación en áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico rodado. En ciertas áreas fabriles y en el entorno de las grandes centrales térmicas de carbón y otros combustibles fósiles son estas fuentes industriales las que condicionan de manera decisiva la calidad del aire. El transporte marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire de las regiones litorales y del entorno de puertos como los de Alicante, Almería, A Coruña, Avilés, Barcelona, Cartagena, Gijón, Santander o Tarragona.



– Las partículas (PM10 y PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2) en el aire afectaron a cuatro quintas partes de la población del Estado. Siguen, por tanto, siendo una seria amenaza para la salud. Las áreas de Algeciras, Avilés, Bailén, Barcelona, Bilbao, A Coruña, Gijón, Granada, Madrid, Marbella, Murcia, Puertollano, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Talavera de la Reina y Villanueva del Arzobispo, y la mayor parte de Canarias, superaron en 2017 los límites legales para alguno de estos contaminantes.



– El ozono es el contaminante que presentó una mayor extensión y afección a la población, con unos niveles que se han mantenido estacionarios o incluso al alza, debido al incremento de las temperaturas medias y de las olas de calor durante la primavera y el verano. De manera que la mayor parte de la población y el territorio españoles han seguido expuestos a concentraciones de ozono perjudiciales para la salud humana y vegetal.



– El cambio de ciclo económico ha conllevado un aumento de la quema de combustibles fósiles en el transporte, la industria y la producción de electricidad, con el consumo energético en los niveles del inicio de la crisis y las energías renovables en su peor situación de la última década. El aumento de la contaminación del aire en 2017 es consecuencia en primera instancia de la nueva coyuntura económica, alertando de un cambio general de tendencia tras años de reducción de los contaminantes clásicos.



– La contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden. Cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). La información a la ciudadanía no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema.



– Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.



– Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire y los Planes de Acción a corto plazo para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en muchos casos no existen, y en otros son inefectivos por falta de voluntad política. El Plan Aire II del Gobierno Central no es más que un documento de buenas intenciones, sin rango legal, ni mecanismos eficaces, ni financiación. Evita además abordar el problema del exceso de ozono, negligencia administrativa que Ecologistas en Acción ha llevado a la Audiencia Nacional.



– Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire son la disminución del tráfico motorizado, la reducción de la necesidad de movilidad y la potenciación del transporte público. Es necesario además dar facilidades a la bicicleta en las ciudades. Así como la adopción generalizada de las mejores técnicas industriales disponibles y la reducción drástica de la generación eléctrica en centrales térmicas, en particular las que utilizan carbón, recuperando los apoyos a las energías renovables y penalizando el diésel y la incineración de residuos. Por último, Ecologistas en Acción pide al nuevo Gobierno que promueva un área de control de las emisiones del transporte marítimo en todas las aguas europeas, regulación que ya existe en el Báltico y el Mar del Norte.



ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN EN NAVARRA



Durante el año 2017, se han recopilado los datos de 12 estaciones de control de la contaminación, pertenecientes a las redes del Gobierno de Navarra y de distintas instalaciones industriales, entre las cuales las de las fábricas de Magnesitas Navarra en Zubiri y Cementos Portland en Olatzi no son consideradas por el Gobierno autonómico en su evaluación de la calidad del aire.



Hay que notar que las tres estaciones de Magnesitas Navarra y Cementos Portland registraron para todos los contaminantes porcentajes de captura de datos inferiores a los mínimos establecidos por la normativa, por lo que las conclusiones expuestas en este apartado deben ser consideradas teniendo en cuenta esta insuficiencia de la información de partida. Resulta elemental por ello que el Gobierno de Navarra se esfuerce por mejorar la medición de la calidad del aire de las redes privadas de su Comunidad.



En Navarra el contaminante que más incidencia presentó en 2017 fue el ozono troposférico, que afectó fundamentalmente a la Ribera de la Comunidad de Navarra y, en menor medida, a la Zona Media y a la Montaña.



En todas las estaciones salvo Iturrama y Plaza de la Cruz (Pamplona) se registraron superaciones elevadas del valor octohorario recomendado por la OMS, alcanzando dos de las cuatro estaciones de la Ribera las 75 superaciones. Es decir, que si en esta zona se aplicara el mismo criterio establecido en la normativa para evaluar el ozono (un máximo de 75 superaciones del objetivo legal en tres años), sólo en 2017 se habrían sobrepasado todas las superaciones admisibles durante tres años. No obstante, ninguna estación superó el objetivo legal para la protección de la salud en el trienio 2015-2017, a diferencia de lo ocurrido en periodos anteriores, habiendo sido numerosas en 2017 las superaciones del objetivo a largo plazo, salvo en la Comarca de Pamplona.



En cambio, dos de las seis estaciones de referencia en la Comunidad para la evaluación de los niveles para la protección de la vegetación (Olite y

Tudela) superaron el objetivo legal establecido para el ozono durante el quinquenio 2013-2017, situándose en 2017 también otras tres estaciones de referencia (Alsasua, Funes y Sangüesa) por encima del objetivo a largo plazo, por lo que puede concluirse que buena parte de los cultivos, montes y espacios naturales de Navarra están expuestos a niveles de ozono que dañan la vegetación.



A diferencia de años anteriores, en partículas PM10 se superaron los valores medios diario y/o anual recomendados por la OMS en las estaciones de Tudela y Plaza de la Cruz (Pamplona). Por otro lado conviene señalar que solo una estación en toda Navarra, Iturrama, en Pamplona, mide concentraciones de partículas PM2,5, sin superar en 2017 las recomendaciones diaria y anual de la OMS. Una información que resulta claramente insuficiente para hacer una evaluación precisa de la incidencia de este contaminante en todo el territorio navarro, ya que una única estación no puede ser representativa.

Por lo tanto, para una correcta evaluación de la calidad del aire, sería necesario instalar con urgencia medidores de partículas PM2,5 en todas las zonas de la Comunidad Foral.



Un problema puntual de calidad del aire es el planteado por la fábrica de Magnesitas Navarra en Zubiri, en la Montaña de Navarra. Durante 2017 se registraron en su estación de medición 41 superaciones de la concentración media diaria que la OMS recomienda no superar nunca para el dióxido de azufre (SO2).



Finalmente, hay que notar que para la elaboración de este informe sólo se ha dispuesto de información sobre los niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y metales pesados (arsénico, cadmio, níquel y plomo), cuya evaluación es obligada, en la estación de Iturrama (Pamplona), estando muy por debajo de los objetivos legales.



El cuadro general que presenta Navarra es el de dos ejes de contaminación importantes. Uno que sigue el valle del Ebro, con las centrales térmicas de ciclo combinado de Castejón y de Arrúbal (en La Rioja), Guardian Glass (principal industria emisora de NOX de Navarra) y Faurecia en Tudela, además de las autopistas AP-15 y AP-68. El otro eje atraviesa el Norte de Navarra, desde Cementos Portland en La Sakana, Torraspapel en Leitza, Volkswagen y el intenso tráfico urbano en Pamplona, Magnesitas en Zubiri (segunda industria emisora de NOX de Navarra), y en la zona de Sangüesa Smurfit, la central de biomasa de Acciona Energía y Viscofan en Cáseda. La contaminación generada en estos focos se extiende por el resto del territorio transformada en ozono, afectando negativamente a las zonas interiores y rurales de Navarra, especialmente a sotavento de los grandes focos emisores de los contaminantes precursores del ozono.



Como consecuencia, casi 300.000 navarros respiran un aire perjudicial para la salud según las recomendaciones de la OMS, y dos tercios del territorio están expuestos a niveles de contaminación que dañan la vegetación.



No se tiene conocimiento de la elaboración ni aprobación por el Gobierno de Navarra de ningún plan de mejora de la calidad del aire, referido a las superaciones de los valores objetivo legales de ozono en la zona de La Ribera. En respuesta a las solicitudes de redacción de dicho plan autonómico de mejora de la calidad del aire realizadas por Ecologistas en Acción, el Gobierno de Navarra alega en marzo de 2016 y abril de 2017 la existencia de "evidencias científicas que indican que el problema debe abordarse desde una perspectiva global, y es por ello que el MAPAMA está liderando los trabajos para redacción de un Plan Nacional de Ozono, no considerándose adecuado realizar ninguna actuación de planificación de ámbito autonómico en tanto no se disponga de dicho Plan Nacional".

Vía: Ecologistas en acción