Ocho apellidos maños: desmontando a El Confidencial








El Confidencial fue durante años un periódico digital de prestigio bajo la batuta de Jesús Cacho, impulsor de su éxito y hoy en día en Voz Pópuli tras haber dado un portazo por la siniestra deriva del mismo. Hoy en día el diario cercano al Comisario Villarejo combina la publicación de brillantes piezas, como la que ha levantado una polvareda en la cocina por la precariedad de los becarios, y algunos contenidos zafios como el que han publicado sobre La Ribera. Su autor, José Mari Alonso, ejerce de corresponsal en Euskadi, demostrando su obsesión contra el nacionalismo cada vez que tiene la ocasión: da igual que el tema sea el txakolí o el desarme de ETA.

En el titular del citado reportaje ya advertimos lo que vamos a leer: "No somos Navarra". Esta frase está relacionada con la catarata de testimonios antinacionalistas que recoge el reportaje, que no digo que haya inventado el periodista, pero el sectarismo de los mismos es para hacérselo mirar. El comienzo es de aúpa: "Esto es África", "somos tercermundistas" y "da la impresión que Uxue Barkos ha olvidado al sur de Navarra", hecho que supone que UPN la tuvo alguna vez en mente. Pero el festival maño que viene a continuación es la mar de divertido: “Mejor nos iría siendo de Zaragoza”, asevera Irene. “Es que sientes que no somos Navarra”, justifica su marido, harto de que “toda la Ribera está abandonada” por el Gobierno foral. “Pregunta, pregunta. A ver cuántos te dicen que prefieren hermanarse con Zaragoza antes que con Pamplona”, interrumpe un vecino al escuchar la conversación. “Si los vascos quieren hacer una consulta para independizarse, nosotros podríamos celebrar un referéndum para anexionarnos a Aragón”, bromea al respecto Carmelo, que lo tiene muy claro: “Esto no es Navarra”".  Interrumpe un vecino, ejem. En fin, que como ven el sentimiento aragonesista en La Ribera es muy fuerte. Eneko Larrarte debería contratar en las próximas fiestas de la "Pilarica" tudelana a Marianico "El Corto", Fernando Esteso y Amaral, mientras se montan unos "Monegros" en las Bardenas. En fin, que nadie duda de las similitudes culturales de La Ribera con provincias limítrofes o que haya una mirada de desprecio hacia Pamplona por las décadas de falta de inversiones, pero de ahí a confeccionar una pieza que da a entender que la Chunta Aragonesista del fallecido Labordeta sacaría mayoría absoluta en Tudela, media un abismo.

Porque todas las formaciones navarras, desde UPN a EH Bildu, defienden un sentimiento navarro, nada de anexiones a Aragón. El problema de este reportaje es que su autor no consigue encontrar un solo indicador que demuestre su tesis: el Gobierno del cambio ha abandono Navarra. Solo toma un dato de 2014, cuando UPN coleccionaba 22 años en el poder: "La Cátedra de Investigación para la Igualdad y la Integración Social (CIPARAIIS) de la Universidad Pública de Navarra puso nombres y apellidos a esta realidad en 2014 con un informe de exclusión que sitúa a la Ribera como la zona de Navarra que presenta la situación socioeconómica más desfavorable. Dentro de las “muy importantes” desigualdades sociales que sufre la Comunidad Foral, la Ribera está bastante alejada de la media en la mayoría de sus indicadores (desempleo o riesgo de pobreza) a pesar de la juventud relativa de su población en el contexto navarro. Esta situación se explica por la “significativa” proporción de población extranjera, que supone el 14%, la “propia estructura económica territorial”, basada en el sector agrícola y agroalimentario y el escaso peso de la industria, y la “falta de políticas públicas” acordes a las necesidades de la comarca. El paro se dispara en la comarca con tasas cercanas al 20% en algunos puntos, frente al 13-14% de media de la Comunidad Foral". Datos ciertos que no salpican en el reportaje a UPN ni al famoso "clan de los corellanos".

Pero cada tres párrafos vuelve la burra al trigo: "En vez de responder a los “verdaderos problemas” de la comarca, los vecinos denuncian que su “única obsesión” es “imponer el euskera” en la enseñanza y la administración y que “los navarros traguemos con la ikurriña”. El autor no encuentra un testimonio adverso a su teoría y como inversión solo recuerda "el vial de huertas mayores", aunque más adelante se cita el próximo colegio en Ribaforada, Cabanillas y Fustiñana, olvidando Castejón, olvidando las mejoras en el Hospital Reina Sofía, la partida para evitar el desequilibrio territorial y el plan para traer agua a La Ribera.

Y volvemos: “¿Por qué nos quieren imponer la bandera de Euskadi? Yo no tengo nada contra la ikurriña, pero ¿irías tú al País Vasco a poner la bandera de Navarra?” (...) “¿Por qué en vez de gastarse tanto dinero en tratar de implantar el euskera no lo invierten en los colegios?”. El autor obvia que la Navarra de dos velocidades fue confeccionada por el PSN, que demuestra su progresismo aplaudiendo a los cazas sobrevuelen la Bardena y felicitándose porque quieran traer toneladas de basura vecina, y mejorada por UPN, la formación que hundió Caja Navarra y que se lo pasó pipa con las dietas de la misma ('El Banquete'), el partido "navarrista" que desmanteló el Reina Sofía y el de las chapuceras inversiones de la Ciudad Agroalimentaria o Senda Viva. Pero para UPN y PSN La Ribera es un granero de votos, chapoteando en la oposición destructiva a los ilusionantes cambios de gobierno en Tudela, Corella o Castejón, bailando entre guerras de banderas, demostrando su vascofobia y su sentimiento demócrata con Sanjurjo o la laureada.

UPN podría haber ejercido una oposición responsable, pero adolece del liderazgo sin carisma de Esparza, el alcalde de Aoiz que ponía la ikurriña que quiere ocupar el espacio político de sus socios guadianescos del PP. Excepto los rebuznos de Dulantz, Diario de Navarra no ha jugado por ahora a tirar Gobiernos, debilidad económica se llama, por lo cual el partido regionalista, ¿navarro o madrileño?, tiene que tirar de Navarra.com o de El Confidencial. La formación que lidera Esparza jugaba la baza de la destrucción económica de "nacionalistas y comunistas", pero estamos en cabeza del crecimiento del Estado español y no solo no perdemos empresas, sino que las ganamos. UPN ha perdido el norte, y nunca mejor dicho, y ya no es capaz de ofrecer ni estabilidad política, ni honradez, ni gestión económica, ni centralidad, de la que durante años quisieron vivir. UPN o se reforma o se convertirá en la nueva Alianza Popular de Fraga: eterna oposición, radicalismo, falta de discurso coherente, líder inadecuado y carente de contacto con la ciudadanía, esa que le da la espalda porque la ikurriña y el euskera ya no cuelan.

Pedro Pérez, es portavoz adjunto del Grupo Municipal AFI en el Ayuntamiento de Fitero