Ecologistas en Acción pone en duda que la nueva planta de Cortes sea de reciclaje de palas



 




Planta de tratamiento, que no reciclaje, de palas de aerogenerador en Cortes: un mal final para un mal modelo; por Ecologistas en Acción: 

Pese a lo que se ha anunciado, la planta de tratamiento de palas de aerogenerador en Cortes no será una planta de reciclaje, sino una planta en la que se separarán los materiales para su posterior valorización. En la planta de Cortes no se van a separar los materiales para su posterior utilización en la nueva fabricación de palas o usos similares, sino que van a ser eliminados por medio de la incineración o tratados con la aplicación de disolventes. 

Algo que queda muy lejos de una economía circular y verde. El actual modelo, basado en el aumento constante de la oferta energética y del creciente consumo, que utiliza grandes centrales eólicas y solares, tiene un gran problema con la eliminación de las palas de aerogenerador. Un problema no resuelto a escala internacional, en USA, por ejemplo, están optando directamente por enterrar las palas. El proyecto que se presenta en Cortes es algo totalmente novedoso y nos genera muchos recelos. 

Se habla de destruir los materiales mediante pirólisis, un proceso en el que se producen dioxinas y furanos, altamente contaminantes y que provocan cáncer. También se utilizarían disolventes para tratar de separar ciertos componentes, disolventes que son también altamente contaminantes. 

Uno de los destinos finales de algunos materiales de las palas tratadas serían como ingrediente en el hormigón, pero ya ha habido intentos por reutilizar los materiales de esta forma, un intento que ha resultado fallido porque el hormigón resultante era de muy baja calidad, muy poroso y de poca consistencia. 

Aumentando, dicho sea de paso, las emisiones de gases de efecto invernadero en estos procesos finales, y dependiendo totalmente de los recursos fósiles, en un proceso no basado en los recursos renovables. Gobierno de Navarra entiende mal el concepto de economía circular. 

A su idea de convertirnos, sobre todo al sur de la Comunidad Foral, en una tierra de sacrificio productora y exportadora de energía, se le suma esta idea de construir una planta para destruir palas de aerogenerador en Cortes. Porque la idea de la economía circular no está basada en la destrucción, sino en la reutilización y la recuperación de los materiales, para que se cierre el círculo. Sin embargo, aquí no solamente no se cierra, sino que se destruye. 

Se nos llena de aerogeneradores el territorio y a la vez se nos dice que hay solución eficaz y eficiente para el problema de las palas. Pero la planta de tratamiento en Cortes es un mal final para un mal modelo. El actual modelo no es ni sostenible, ni verde, y no va a llevarnos a una transición real o justa, si no va acompañada de una reducción en los consumos y una producción descentralizada, principalmente para autoconsumo. 

Venimos diciendo desde hace más de 15 años que renovables sí, pero no así. Sin embargo el actual modelo desarrollista atenta de igual manera contra la biodiversidad, y junto con el modelo agrícola intensivo, transforma radicalmente el territorio, destruyendo nuestros paisajes y el hábitat de muchas especies. 

Por si esto no fuera suficiente, miles de aves y murciélagos mueren de manera constante cada año seccionados por la palas de los aerogeneradores, especies casi todas ellas protegidas e incluso declaradas en Peligro de Extinción. Todo ello sin que las administraciones y empresas aporten soluciones eficaces por su protección. 

Lejos de todo esto la planta de Cortes viene presentada por EnergyLOOP, compañía impulsada por Iberdrola y por FCC, para que a estas empresas no se les acabe el negocio tanto de la construcción de grandes parques eólicos como de la promoción eléctrica centralizada, cerrando así su círculo de negocio privado. Recordemos que la empresa Iberdrola es copropietaria del parque eólico Cavar, el parque eólico con mayor mortandad de vertebrados alados de Navarra. 

En el anuncio se habla de la creación de 100 puestos de trabajo como si este fuera una especie de Plan Marshall, la solución a todos nuestros problemas, que justifica definitivamente, no solo a la planta, sino a ese modelo. Un modelo que sigue siendo fomentado por los gobiernos, incluidos los municipales que reciben importantes cantidades de dinero a través de impuestos, mientras el territorio y el patrimonio natural quedan destruidos y nuestras facturas de la luz cada día más elevadas.