El Gobierno de Navarra, a través del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) y la Dirección General de Políticas Migratorias, ha llevado a cabo un estudio para conocer la situación de las mujeres migradas en la Ribera. Se trata de la primera vez que el Ejecutivo realiza un análisis de estas características, atendiendo a la realidad de estas mujeres en diferentes dimensiones con el fin de orientar los recursos y políticas públicas de acuerdo al punto en que se encuentran.
Así, se ha llevado a cabo un análisis que profundiza sobre distintas cuestiones compartidas por la población femenina migrante en hasta 22 municipios de la Ribera de Navarra; considerando aspectos como la demografía; los motivos, vías de llegada y expectativas; el empleo y los cuidados; la vivienda; la violencia contra las mujeres; y cuáles son sus valores y prácticas culturales.
En total, 30 mujeres migradas procedentes de diferentes países han aportado su testimonio; y 46 profesionales o representantes de asociaciones de mujeres (40 mujeres y 6 hombres) han participado en el trabajo de campo. Estas residen en los municipios de Ablitas, Arguedas, Barillas, Cascante, Monteagudo, Murchante, Tudela, Tulebras, Cintruénigo, Fitero, Cabanillas, Ribaforada, Buñuel, Cortes, Fontellas, Fustiñana, Corella, Castejón, Valtierra, Villafranca, Milagro y Cadreita.
Incremento en el porcentaje de mujeres migradas
Una de las primeras conclusiones es el aumento de la migración femenina, tanto en número de personas, como de los diferentes países de procedencia. Así, en el año 2000 las mujeres suponían el 39,6% del total de población nacida en otros países (950) y los hombres, el 60,4% (1.446). En cambio, en el año 2020, las mujeres representan casi la mitad de la población migrada en la Ribera, en concreto, el 48% (9.667), mientras que el 52% son hombres (10.454). Además, tal y como apuntan los recursos sociales y de salud de la Ribera, son cada vez más mujeres las que se desplazan o llegan a la Ribera solas, no acompañadas.
En lo que se refiere a la zona de procedencia, destaca la diversidad de países y culturas de origen de las mujeres migradas a la Ribera, aunque se observan tres grandes zonas: América Latina, Magreb y Europa del Este. Estas representan al 92,37% de las personas migradas a la Ribera en el año 2020. La primera de ellas, América Latina, supone el 38,13% de la población migrada, con predominancia de Colombia, Ecuador y Bolivia; le sigue la zona del Magreb, (con población principalmente de Marruecos, pero también de Argelia) y que representan el 38,03% de las personas migradas a la Ribera. El tercer grupo lo constituyen personas procedentes de Europa del Este, sobre todo de Rumanía y Bulgaria, un 12,39%; y, por último, las personas migradas de otros países de África son el 3,82%.
Oportunidades, situación laboral y empleo
El país de procedencia influye en las oportunidades de estas mujeres, habiendo diferencias entre aquellas que proceden de un país de habla hispana o no hispana, o de un país con referencias culturales similares o muy distintas a las del país y sociedad de destino, entre otras.
Por otro lado, la situación de regularidad o irregularidad condiciona el acceso, la permanencia y la calidad en el empleo de las mujeres migradas. Si su situación es irregular, generalmente desempeñan trabajos en la economía sumergida, de forma itinerante.
Por otro lado, las mujeres que están en situación regular trabajan principalmente en el sector de los cuidados -formales e informales-, así como en empresas de hostelería y del sector agroalimentario. Las mujeres procedentes de Latinoamérica, que hablan el idioma, tienen mayores posibilidades de encontrar un empleo, generalmente vinculado al sector de los cuidados. Y por último, aunque el idioma no sea compartido, las mujeres de Europa del Este son quienes tienen en la Ribera una relación más estable y menos precaria con el empleo.
En el otro polo, se sitúan las mujeres del África Subsahariana, que son el grupo más vulnerable, con diferencia, no solo ante la realidad del empleo, sino ante cualquier otra realidad. En este último caso, el trabajo que se realiza desde los servicios sociales de la zona y el apoyo de las entidades del tercer sector social es indispensable. En el caso de las mujeres de Marruecos y Argelia, cuyos roles de género están muy marcados como consecuencia de la división sexual del trabajo, el empleo es una realidad menos viable en sus procesos, sobre todo cuando tienen hijas e hijos menores, ya que son casi en exclusiva las únicas responsables de los trabajos domésticos y de cuidados en sus hogares y no cuentan con apoyos familiares (muchas están solas) o de otros recursos para ello.
Vivienda y hábitos culturales
El estudio concluye que la relación con la vivienda en la Ribera se ve condicionada por varias circunstancias, tales como la existencia de prejuicios y estereotipos étnicos y raciales que dificulta que se les alquilen viviendas, los precios de los alquileres y las condiciones de habitabilidad de las viviendas y la mayor exclusión financiera de las mujeres. No obstante, el estudio destaca como algo positivo la actitud proactiva de las mujeres migradas para buscar diferentes alternativas de alojamiento, algo que también se ve beneficiado gracias a la solidaridad vecinal y al apoyo de instituciones y entidades del Tercer Sector.
En cuanto a sus valores y creencias, se evidencia que las mujeres migradas, desde su diversidad, tienen valores y prácticas culturales y religiosas que atraviesan sus vidas, permean sus relaciones y que están reforzadas por mandatos y estereotipos de género. En el estudio se analiza qué supone para las mujeres llevar o quitarse el velo o hiyab, los motivos de su falta de participación y escasa presencia en el espacio público y las iniciativas que se han puesto en marcha desde los municipios para eliminar la segregación en el uso de los espacios públicos y facilitar la convivencia.
Particularidad en las formas de violencia contra las mujeres
El estudio revela que hay una mayor prevalencia de manifestaciones concretas de la violencia contra las mujeres, tales como la Prostitución y Trata de mujeres y Niñas con fines de explotación sexual, o el hecho de que hayan vivenciado matrimonios concertados, a edad temprana y forzados. Así como la mutilación genital femenina, una realidad que han enfrentado muchas de las mujeres que viven en la Ribera procedentes de países de África.
En el año 2021, de los 265 atestados por violencia contra las mujeres instruidos por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que intervienen en los municipios objeto de estudio, 141 corresponden a mujeres nacidas en otros países y 124 a mujeres nacidas en el conjunto del Estado.
En todas estas situaciones, la respuesta institucional y el trabajo en red son un punto de inflexión. La intervención realizada desde el Equipo de Atención Integral a Mujeres Victimas de Violencia contra las mujeres (EAIV) del INAI en Tudela impacta positivamente en los procesos de las víctimas supervivientes. Ayuda también en esta situación tener soporte y apoyos dentro y fuera de la comunidad de referencia, redes familiares y sociales, y hablar el idioma para poder expresar hechos y emociones sin barreras lingüísticas.
Propuestas: empoderamiento y multiculturalismo
Así, el estudio propone incentivar la presencia y protagonismo de las mujeres migradas, desde la diversidad y riqueza que representan en la zona, en todas las políticas públicas dirigidas a la población y, sobre todo, a la población migrada. Para ello se sugiere desarrollar programas de formación y capacitación dirigidas al personal que interviene con mujeres migradas en materia de igualdad de género e interseccionalidad.
Así como promover el empoderamiento de las mujeres migradas desde las Entidades Locales, a través de las áreas de igualdad o de personal especializado en igualdad, para incentivar y desarrollar sus capacidades y competencias de manera complementaria a los cursos de alfabetización y de castellano que ya ofrece el Gobierno de Navarra a través del departamento de Justicia y Políticas Migratorias, concebidos como espacios de empoderamiento y que entienden el conocimiento de la lengua como un vehículo para mejorar su participación y el conocimiento de sus derechos.
Desde otra vía, la propuesta reside en impulsar acciones y programas de información y sensibilización dirigidos a la población de la Ribera, que permitan desmontar y romper los estereotipos y prejuicios con los que miran, creen y se relacionan con las mujeres migradas que dificultan su integración y una convivencia pacífica y democrática entre las poblaciones de origen y de acogida.