Por la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Tudela;
Desde la Grecia antigua el espacio público ha sido el principal lugar de encuentro y socialización en las ciudades y soporte de multiplicidad de actividades, como de debate público; un bien común desde el que poder fomentar la igualdad, el respeto y solidaridad como base de una sociedad más justa. Sin embargo, en los últimos años, la concesión de licencias para la ocupación de la vida pública se ha convertido en un negocio en alza para los ayuntamientos. La regularización y limitación legal del uso de nuestras plazas y otros espacios a través de ordenanzas o normativas municipales es una de las principales dimensiones de la privatización de espacio público, es decir, la restricción del acceso a un bien común.
La entrega del espacio público para el beneficio de empresas establece un modelo urbano consumista. La ciudadanía tiene derecho a disfrutar de espacios de ocio, socialización, juego o simplemente de paseo. Y estas actividades cotidianas han contar con un ambiente cómodo, seguro y libre. Y han de ser un lugar de encuentro de personas diferentes más allá de su poder adquisitivo y que puedan o no permitirse sentarse a una mesa para consumir pagando. La crisis producida por la pandemia de la COVID-19 ha afectado a numerosos sectores de actividad, como la hostelería y restauración, a los que se ha apoyado para su recuperación con ampliación de las terrazas, por ejemplo. Pero, a su vez, ha creado mayor malestar en los vecinos de esas zonas, que ven sus derechos vulnerados al limitarse la accesibilidad en los desplazamientos a pie y al aumentar considerable el ruido ocasionado que afecta a su descanso.
Y lo que eran medidas excepcionales se están convirtiendo en definitivas. Por ello, la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo y Ecologistas en Acción de la Ribera denuncian la laxitud del Ayuntamiento de Tudela en la aprobación abusiva de terrazas y veladores que destruyen el espacio, los bienes y los servicios públicos. Igualmente su dejadez en hacer cumplir la normativa básica de las terrazas en cuanto a la recogida de las mesas, la limpieza del espacio ocupado por ellas o sencillamente la supervisión de las mismas. Estas asociaciones denuncian la amplitud de terrazas que impiden el acceso de los vecinos a sus viviendas, el paso de peatones o el uso y disfrute de la vía pública por parte de otros ciudadanos. Por ejemplo, ambas asociaciones están alarmadas y muy preocupadas por el avance totalmente abusivo de veladores que rompen por completo la estética del casco antiguo, dañan el patrimonio urbanístico de la ciudad o impiden la circulación de peatones.
Como elementos notables que preocupan a la AAVV y a Ecologistas en Acción primeramente llamaron la atención fue la privatización del aparcamiento de la calle Manresa o el velador que se situó en el Parque del Queiles. Debemos recordar que este paseo fue diseñado por el arquitecto tudelano y Premio Pritzker de Arquitectura, considerado el Nobel de Arquitectura, Rafael Moneo. Nuestras asociaciones lamentan que desde el Ayuntamiento de Tudela no se vele por la obra de tan genial tudelano permitiendo un velador de tan grandes dimensiones, que rompe por completo la estética de esta vía, que se plantó en medio del paseo y que obliga a los caminantes a desplazarse a un lado para no tropezarse con semejante mole.
Criticamos, por lo tanto, que este velador corte totalmente el paso a los peatones. Sorprende que mientras se promueven este tipo de instalaciones se limita el espacio de juego a los niños y las niñas de Tudela, para ancianos y para el resto de viandantes. Llama curiosamente también la atención que enfrente de este velador del Paseo del Queiles hay unas estructuras en blanco preparadas para colocación de toldos que no se utilizan y que han quedado ancladas sempiternamente al pavimento. Como se recordará, un ejemplo más, se eliminó el aparcabicis situado en el Mercado de Abastos para colocar una terraza durante la pandemia. Grotescamente la terraza ya no se emplea, mientras los ciclistas no encuentran un lugar correcto donde aparcar y asegurar su bicicleta.
Otro ejemplo: el banco público que ha quedado oculto en la terraza de un bar de Herrerías y que ya no se puede hacer servir sin molestar a los clientes de esa terraza La nueva gota que ha colmado el vaso ha sido la construcción de un velador totalmente abusivo entre la calle Gayarre y Herrerías, para ser utilizado como comedor del bar situado en esa esquina. Esta estructura se ha apropiado de una farola pública, de un árbol, que queda dentro de la misma, y junto a un banco público, al que encierra y limita su uso lateral. Estas asociaciones se preguntan por qué en una zona del casco antiguo donde está regulado el material de las ventanas o donde se prohíbe la colocación de placas solares se permite semejante velador, con tan graves afecciones a la estética de la calle y a los citados bienes públicos. Posiblemente se podrá argumentar en su favor que el propietario de ese establecimiento va a pagar esa ocupación del espacio público al Ayuntamiento.
Pero, ¿Cuánto le costaría el arrendamiento de un local que utilizar como comedor o simplemente como bar? Estas asociaciones han pedido al Ayuntamiento de Tudela los informes previos de aprobación del velador de la calle Herrerías, redactados o solicitados a los técnicos de Urbanismo o a la Policía municipal, para saber qué dicen y si han contemplado la apropiación o daño de bienes públicos. Creemos que estos informes no son vinculantes y que esta terraza fue aprobada por el Equipo de Gobierno de manera sesgada, no defendiendo el espacio ni los bienes públicos. ¿Cuándo se van a desmontar las terrazas y veladores que se aprobaron de manera excepcional en la pandemia, como así se están retirando en otras ciudades? ¿Cuándo se va a revertir el espacio público a su uso original? ¿O estas terrazas y veladores han venido para quedarse y son las secuelas de la nueva normalidad? ¿Cuántos veladores más se van a autorizar en Tudela?
Si la normativa urbanística indica en cuanto a las condiciones de orden estético que el Ayuntamiento podrá denegar la instalación cuando resulte inadecuada o discordante con el entorno urbano, ¿no están alterando estas estructuras el paisaje urbano de Tudela y su disfrute? ¿Se puede privatizar el espacio público? Es necesario un equilibrio entre los lugares dedicados a la restauración y los derechos vecinales y peatonales. El defender únicamente el interés económico por parte del Ayuntamiento puede conseguir la degradación de un entorno histórico que ha de ser disfrutado por todos y atenta con su obligación moral de preservarlo para las generaciones venideras.
Solicitamos, en conclusión, al Ayuntamiento de Tudela que cese en la aprobación de terrazas y veladores tan abusivos, y que defiendan, al contrario, el derecho de los vecinos a poder entrar en sus viviendas, de los peatones a poder transitar, de los niños y niñas a poder jugar Pedimos tajantemente que se defienda el espacio público de calles y plazas tudelanas de las privatizaciones a las que están siendo sometidas.