Androcentrismo en el departamento de Educación; por Laura Pérez Ruano



 



El androcentrismo es la construcción social y la práctica que pone al hombre y sus necesidades en el centro del mundo en detrimento de las mujeres que quedamos invisibilizadas o excluidas. Está tan interiorizado en nuestra sociedad que incluso una institución como el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra, lejos de ser ejemplo de prácticas feministas e igualitarias, ha pecado de ello pese a la innumerable legislación existente para impedirlo.

En julio de 2021 se dio a conocer el resultado del concurso oposición del Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria en el que resulté seleccionada. Sin embargo, y pese a casi una década de práctica docente como interina, el Departamento de Educación nos exige realizar un periodo de prácticas de seis meses, de los cuales yo solo pude hacer tres debido a que en diciembre di a luz a mi hija.

Pese a que mi intención desde un primer momento era terminarlas este curso, posponiendo para ello mi permiso de maternidad, finalmente no pudo ser. Las necesidades de cuidado de mi hija requerían intensificar la lactancia a demanda, lo que resultaba incompatible con mi reincorporación al trabajo, motivo por el cual me han penalizado. En el acto de adjudicación de plazas para el nuevo curso, en lugar de respetar el orden derivado de la nota del concurso oposición, como en anteriores ocasiones, me han relegado al final de la lista. En consecuencia, además de mermar mi derecho a optar al puesto más cercano a mi domicilio, lo que facilita la conciliación familiar, también me perjudica a efectos de antigüedad y de escalafón de cara a optar por un destino definitivo. Todo ello por no haber podido cumplimentar el periodo de tres meses por el hecho de ser madre y mujer. El agravio comparativo con otros compañeros que han sido padres durante el periodo de prácticas es evidente, dado que mientras que ellos han podido posponer el disfrute de su permiso hasta la finalización de las mismas, por razones biológicas, yo no he podido hacer los mismo. 

Por lo tanto, que la sección de Asistencia Jurídica del Departamento de Educación invoque –como así me contestaron por teléfono– que no hay discriminación por razón de sexo porque el permiso de paternidad se ha equiparado en el tiempo respecto de los progenitores, denota una visión androcéntrica inaceptable y trasnochada, carente de toda perspectiva de género y muy poco cercana a una realidad como la actual en la que la Agenda 2030 debe marcar todas las actuaciones de una Administración moderna y comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, siendo la igualdad de género (ODS-5) uno de los más importantes por su transversalidad y potencia transformadora de nuestra sociedad. Con unos permisos de maternidad irrisorios, forzadas a abandonar la crianza en beneficio del trabajo productivo, las administraciones públicas no asumen la prioridad de garantizar el derecho al cuidado de los y las más pequeñas. 

Prueba de ello es la huelga de las trabajadoras de las escuelas infantiles, exigiendo algo tan básico como subidas salariales y bajada de la ratio de 7 niñas/os por cuidadora, inconcebible para cualquiera que conozca la dedicación y mimo que necesitan. Desde estas líneas, mi más profundo agradecimiento a esas trabajadoras cuyas peticiones no quieren ser atendidas con la falsa excusa de que no hay dinero. Es en gestos como los aquí denunciados, inexistentes hasta que no se visibilizan, los que determinan si hay una Administración comprometida o no. Porque más allá de meras afirmaciones programáticas, toda actuación administrativa debe darse desde una perspectiva de género, de modo que quienes formen parte de su engranaje deberían estar formados para ello.

En definitiva, poner la vida en el centro no es un mero slogan: significa atender, visibilizar y dignificar los cuidados como un trabajo esencial para la propia subsistencia del mundo, en vez de menospreciarlos o castigarlos. De lo contrario, no sólo vulneran nuestros derechos como madres, mujeres y trabajadoras sino sobre todo el de nuestros hijos e hijas.