Un peaje con mala sombra; por Pablo Azcona



 




La obra pública -carreteras, canales y grandes infraestructuras- ha representado históricamente avance y satisfacción para grandes necesidades en la sociedad. Al mismo tiempo ha supuesto una tentación para convertirse en iconos de gobernantes que querían dejar legados para la posteridad, a la vez que generación de empleo y riqueza para quien explotara de alguna manera la obra pública. 

Si las diferentes civilizaciones nos dejaron monumentos como los acueductos o las grandes vías de comunicación, en la sociedad democrática actual la construcción de infraestructuras exige no sólo inaugurar la obra, sino mantenerla y financiarla de una manera sostenible. 

La Roma antigua o el Egipto de los faraones tenían una financiación de las infraestructuras solucionada por el esclavismo. En la Edad Media el 'peaje' era el tributo que las personas y mercancías pagaban al señor feudal o al rey de turno por el uso de un puente, puerto, vía o canal porque eran vitales para la gente. En una sociedad democrática la obra pública cumple su fin social; y la 'financiación', dependiendo cómo se plantee, puede ser la 'solución' o acabar convirtiéndose en un 'problema'. 

Esto es lo que está pasando con el Peaje en la Sombra. En Navarra UPN hizo su apuesta por el Peaje en Sombra como modelo para la financiación de infraestructuras. Un modelo que consiste en que la construcción, puesta en marcha y mantenimiento de la obra pública se encargue a una empresa privada, y a cambio la Administración Pública le concede la explotación con un canon o peaje que no lo paga el usuario, sino la propia Administración; en nuestro caso Navarra, un cliente que no falla. 

La Autovía del Camino, por ejemplo, fue iniciada en 2003, inaugurada por Miguel Sanz, y se terminará de pagar en 2032. Su coste, inferior a los 400 millones y sufragado con inversión privada, acabará costando a Navarra más de 1.300 millones a través de un canon por cada vehículo que transite por ella.

El negocio es tan bueno que la concesionaria pudo venderlo a Deustche Bank, y éste revenderlo a la banca suiza USB porque el cliente era infalible: Navarra. UPN inauguraba obras en su presente e hipotecaba el futuro de todos y todas haciendo que Navarra pagara varias veces el coste para beneficio privado. 

Un peaje con muy mala sombra, desde luego. El Peaje en Sombra es irresponsable porque un gobierno necesita 'certeza' en sus cuentas, plazos y pagos, y el sistema traslada la incertidumbre a quien paga: Navarra. Es irresponsable porque disfraza una deuda real en ingeniería contable. 

Y es irresponsable porque hay alternativas mejores; en este caso, con los 50 millones que paga Navarra anualmente por la A12, y con su calidad crediticia, Navarra podría haber negociado deuda, haberse amortizado en 14 años y no en 30, y ahorrar en intereses más de 600 millones. Con estos datos la derecha aún saca pecho con el racarraca castizo de "Ahí están las obras, atrévanse a renunciar a ellas" ¿Esto significa el "siempre p'alante? 

El Peaje en Sombra es un sistema irresponsable, caro, incierto e insostenible que acaba convirtiendo una solución financiera en el problema. Es la tarjeta revolving de los malos gestores, y creemos que debemos desterrarla como modelo de financiación pública de Navarra. 

Geroa Bai presentó en el Parlamento una moción en este sentido, y el PSN se descolgó de toda la izquierda regalándole una foto a la derecha para validación de su modelo; ¿Por qué lo hizo el PSN? No lo tenemos claro. Geroa Bai va a seguir acompañando al Consejero en la proyección de infraestructuras para Navarra, pero nos va a obligar a confirmar en cada caso su compromiso de financiación al margen del Peaje en Sombra. 

He sido alcalde 10 años y Presidente de la FNMC, 4. Me tocó la época dura, la de grifo cerrado del gobierno Barcina, y la de un nuevo Plan de Inversiones Locales del gobierno Barkos. La época de la regla de gasto, en la que municipios y concejos hemos tenido que descubrir la Sostenibilidad Presupuestaria para salir adelante, hemos saneado las cuentas para terminar socorriendo a gobiernos que no habían contemplado los Peajes en Sombra como deuda computable. 

Desde que inicié mi vida institucional siempre he mantenido que "estamos de paso, venimos a aportar, y a mejorar las cosas para quienes vengan después". El Peaje en Sombra representa todo lo contrario.