¿Con qué PSOE nos quedamos? ¿Con el del GAL, las cuentas en Suiza y el 'agostazo' o con el que defendió la democracia en 1936 y modernizó España a partir de 1982? ¿Con las sombras de Pérez Sola en Tudela y Sanz Carramiñana en Castejón o con el de Santos Cerdán, que ha contribuido a que España gire a la izquierda y UPN se mantenga en la oposición?
¿Con los socialistas que apuestan por el ecologismo o con los que callan con Bardenas? ¿Con los que sacan la tricolor el 14 de abril o con los que convierten al partido en puntal imprescindible de la monarquía española? ¿Con el partido que dice en Madrid que no hay que demonizar a EH Bildu o con el que le teje cordones sanitarios en Pamplona?
¿Con el de Jorge Aguirre, que ataca a la Mancomunidad de la Ribera por la resolución del concurso de limpieza viaria, o con el de Andrés Agorreta y Gustavo Rodríguez, que apoyan a Fernando Ferrer y dicen que 'verdes las han segao'?
¿Con el PSOE que dice que hay que cumplir la ley o con el partido que mantiene al frente de Administación Local a Jesús María Rodríguez? (que fue imputado). ¿Con el PSN que defendía la carta de capitalidad para Tudela y la construcción de un tercer centro de salud o con el que se olvida cuando el partido lidera el Gobierno en Navarra?
¿Con el que se opone a los planes de Alejandro Toquero en Eder o con el que pacta con Alejandro Toquero en Eder? ¿Con un partido en favor de la regeración o el que tiene a Javier Remírez y Carlos Gimeno enchufando a familiares?
¿Con el que realiza guiños al nacionalismo periférico de baja intensidad en la corriente del Mediterráneo o con el que reivindica un nacionalismo español castizo en Castilla-La Mancha y Andalucía? ¿Con el PSOE que es taurino en Extremadura o antitaurino en Baleares?
España y Navarra
El PSOE es de facto un partido de centro con raíces y bases en la izquierda. Es el partido que más se parece a España. Y es una formación especialista en postergar debates calientes para que el pragmatismo lo inunde todo.
Esquivando polémicas bajo la asesoría de Félix Taberna está María Chivite, quién iba a decir que se iba a convertir en la presidenta de Navarra. La cirbonera se rodea de 'poli bueno/poli malo', Javier Remírez y Ramón Alzórriz; mantiene a Carlos Gimeno en Educación a pesar de que comparte Gobierno con Geroa Bai; y lidera un proyecto de ideología volátil que no se parece demasiado a la izquierda navarra porque 'es aburrido' y poco dado a la conspiración.
Cuatro líneas de actuación para 2023
No resulta fácil apreciar las líneas estratégicas del PSN-PSOE. Pero hay cuatro asuntos en los que los socialistas navarros ya se han posicionado de forma indisimulada:
-Navarra TV: El rescate encubierto de este proyecto a cuenta de un 'convenio de paja' por 1,3 millones de euros de ayuda nominal facilitará que María Chivite tenga una cobertura televisiva VIP. ¿Alternativas al rescate? Crear un canal público es carísimo, pero quizás es mejor que parchear. La mejor solución, aunque el PSN no se atreva, es llegar a un acuerdo de producción con ETB para que realicen desconexiones regionales con informativos, programas y retransmisiones.
-Pactismo: En tiempos de bronca política el PSN-PSOE quiere tender puentes con otras formaciones políticas a pesar de que Navarra Suma diga que están entregados a EH Bildu. Los socialistas han facilitado la aprobación de presupuestos municipales en multitud de localiades navarras con la excusa de la crisis sanitaria.
-La Ribera: La comarca es importante a nivel electoral para el PSN-PSOE. Y este hecho se evidencia en el interés del Gobierno foral de reivindicar sus inversiones para derribar el argumentario de UPN, que asegura que en Pamplona marginan a la zona. Cierto es que en esa reivindicación se han incurrido en incorrecciones como la noticia que decía que "Tudela y la Ribera recibirán cerca de 110 millones de euros para mejorar los servicios sanitarios y educativos".
-El plan de 2019: No meterse en muchos líos y fiar el destino de Chivite a que la ola electoral socialista la propulse, tal y como ocurrió hace dos años. No hay más.