La falta de peso de PP y Ciudadanos en Navarra facilita que la coalición Na+ ni siquiera se inmute por la cruenta guerra estatal entre los socios de UPN. Los regionalistas no pierden el sueño con los 'populares', con Ana Beltrán liderando el partido desde Madrid, ni con los naranjas, con Carlos Pérez-Nievas pidiéndole a Ruth Goñi desde el Diario de Noticias que devuelva el acta de senadora.
Es evidente que Cs y PP no tienen ni capacidad ni ganas para salirse de Navarra Suma, proyecto que les asegura unos sillones en la Comunidad Foral y que apenas acarrea quebraderos de cabeza a Pablo Casado e Inés Arrimadas.
Gobernar en 2023
Carlos Pérez-Nievas asegura que la prioridad de Navarra Suma es gobernar en la Comunidad Foral en 2023. El parlamentario tudelano, del CDN a Cs y de Cs a parecer un miembro más de UPN, verbaliza la necesidad de Javier Esparza para tocar moqueta tras dos legislaturas en la oposición.
Es evidente que Esparza se jugará en dos años su última carta política. Y, una vez enterrado el 'trío de Colón', quizás lo haga buscando el centro. Y es que el presidente de UPN está siendo capaz de denunciar que el PSN-PSOE rinde "pleitesía a Madrid", votar a favor de que Navarra no asuma los intereses de deuda del Estado español, pedir a Madrid la transferencia sobre los planes de pensiones tras reinvindicar la "autonomía fiscal" de Navarra o dapelar a la "foralidad" en el último Consejo Político de su partido. ¡Parece el UPN de 1986!
También es cierto que este centrismo y descentralismo se evapora cuando UPN lleva al Constitucional la 'ley de eutanasia', censura en Pamplona a Pirritx eta Porrotx a pesar de que el Tribunal Administrativo de Navarra declaró nula la suspensión y apela a la emotividad sobre la carta de capitalidad de Tudela para compensar la inconsistencia de los argumentos de este herramienta que saldrá adelante porque Pamplona abrió el mal camino y las fuertes siglas del PSN-PSOE lo admiten todo.
La foralidad y el espacio del centro-derecha
La desaparición del CDN achicó el espacio del centro-derecha, la creación de Nafarroa Bai ensanchó la del progresismo y Navarra Suma, consciente de que la Comunidad Foral es la autonomía que menos vota al centro-derecha, ni siquiera llega al 40%, quiere probar a recuperar el discurso foral a pesar de tener a Ciudadanos como compañero de viaje.
Javier Esparza se la quiere jugar con la versión light de la teoría de los quesitos. Es decir, que el escenario político de Navarra en 2023 sea el actual de Pamplona: EH Bildu por encima del PSN-PSOE, que solo teje acuerdos progresistas cuando ostenta el poder.
Es cierto que hasta 2023 Esparza tiene otros asuntos que le inquietan: el posible crecimiento de Vox (que ya alcanzaría en Navarra el 3% de voto, según una reciente encuesta) y, sobre todo, los movimientos de Sergio Sayas, que no da su brazo a torcer después de perder las primarias sin que más del 40% de apoyos que obtuvo tenga reflejo en los puestos de dirección de UPN.
UPN sigue sin cambiar su estrategia
Navarra Suma busca el centro y quizás el viaje se acortaría si Javier Esparza dejase de mentar a ETA para referirse de forma habitual a la presidenta María Chivite. El líder regionalista intenta demonizar de forma recurrente el pacto legítimo entre PSN-PSOE y Euskal Herria Bildu.
Otro asunto que podría proporcionarle votantes de centro a UPN sería un volantazo en su papel enel Congreso. Porque mientras Teruel Existe, el Partido Regionalista de Cantabria o Coalición Canaria opositan en la 'escuela PNV', inversiones y transferencias a cambio de apoyos puntuales, Navarra Suma vive instalado en la plaza de Colón.
Es cierto que los perfiles broncos de los dos diputados de Na+, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, dificultan que UPN deje de cantar el "¡A por ellos!" junto a Vox y anteponga los intereses para Navarra respecto a las aversiones ideológicas de sus representantes hacia los socios estatales del PSOE.