Los fondos europeos. Nuevos nombres para la misma política económica





Por Jose R. Loayssa Lara (Nafarroa Orain Bai); Laura Pérez Ruano (Antikapitalistak, Nafarroa Orain Bai), Javier Onieva Larrea (Nafarroa Orain Bai) y Jon I. Apalategi Lasa (Antikapitalistak): 

La llegada de los fondos europeos de reconstrucción post pandémica es un asunto que ocupa un lugar central en el debate político. Partiendo de la grave situación de endeudamiento público en la que estábamos, vemos con preocupación, un incremento exponencial de la misma en el actual contexto de crisis COVID-19. 

Para hacer frente a esta situación, se nos intenta convencer de que Bruselas nos va a donar enormes sumas de dinero para salir de la crisis del Covid-19, proclamando que será además “avanzando en un modelo de crecimiento sostenible, digital y resiliente”. 

Esta es al menos la historia que nos cuentan desde el Consejo de Europa, la del Tratado de Maastrich y que escuchamos repetidos una y otra vez de boca de los gobiernos, español y navarro, meros propagandistas de la campaña y que intenta enormes expectativas en la sociedad. Sólo algunas voces, nos advierten de que tales fondos del Plan Next Generation EU (NGEU) se financiarán mediante emisión de deuda y condicionados al cumplimiento de las exigencias de la Comisión Europea. 

En el caso español, exigen políticas de control del gasto público (eufemismo de recortes), pensiones y reformas del mercado laboral. Es decir, lo mismo que ocurrió en la crisis anterior. Todos los partidos navarros con representación en el parlamento español, han validado el Real Decreto Ley 36/2020, que posibilita este endeudamiento, copiado prácticamente de la propuesta de la CE.O.E. Excepto Navarra Suma, tras confirmar que saldría adelante sin necesitar su apoyo. 

El Gobierno de Navarra, plantea endeudarse con una deuda de 1.534,3 millones de euros, con 49 proyectos, a lo largo de seis años. Los mismos se orientan a las siguientes líneas estratégicas: ayudas para el sector automovilístico (en crisis estructural), segunda fase del Canal de Navarra, Tren de Alta Velocidad, reformas viales en carreteras y ferrocarriles (grandes líneas de transporte internacional), Digitalización (para mayor expansión de plataformas digitales) y un nueva Entidad de Capital riesgo. 

Es decir inversiones todas ellas que consolidan el modelo económico previo, ya agotado, causante de una enorme deuda pública, ecológica y socialmente injusto. Un fraude a los objetivos sociales que se dice perseguir. Unas inversiones que sólo van a tener como resultado, aumentar los beneficios de las grandes entidades financieras y empresas transnacionales. 

En el resto de inversiones, se entremezclan proyectos básicos, orientados al ámbito de la salud, la educación y las políticas sociales, con otras del tipo: Reactivar Navarra, planes de Estrategia de Transición ecológica/ Navarra Green, de NAVanza que son proyectos orientados a intereses del sector privados en el ámbito público. Ante este panorama, es decepcionante ver la aceptación y la falta de crítica por parte de partidos políticos, que se proclaman progresistas y de izquierdas. 

Atrás quedan las reivindicaciones de una auditoría ciudadana de la deuda pública, una banca pública (absorbiendo Sodena), una verdadera reforma fiscal (igualando la presión fiscal al nivel europeo), combatir el fraude fiscal y los paraísos fiscales, implantar la Tasa Tobin y una Tasa “Covid”. 

Con todo ello tendríamos suficientes recursos públicos sin necesidad de este endeudamiento continuado. Podríamos desarrollar un programa de fortalecimiento del sector público productivo (en colaboración con fórmulas de economía cooperativa y social) y una transformación socioeconómica, ecológica, feminista y de cuidados del sistema de vida actual. 

Pero para ello, es preciso agrupar al espacio anticapitalista y soberanista navarro, configurando un contrapoder en la calle y en las urnas a las actuales políticas económicas. Una CUP a la Navarra que no se conforme con ser una fuerza subalterna, dócil y servil al poder, sino que represente una alternativa real para la consecución de esos objetivos programáticos.