El caso Manu Ayerdi; por Jon I. Apalategi Lasa y Carlos Arellano Goi






Manu Ayerdi (PNV–Geroa Bai), consejero del Gobierno de María Chivite, del PSN. ha tenido que presentar su dimisión por la investigación abierta contra él por el Tribunal Supremo por sospecha de delitos de prevaricación y malversación de fondos públicos en relación con las subvenciones por valor de 2,6 millones de euros que concedió a la empresa Davalor Salud, que se encontraba en situación de insolvencia. No ha sido cesado, tampoco lo fue con Uxue Barkos.


Empezó el tema el año 2015, a un mes de acceder a los cargos de vicepresidente primero, consejero de Desarrollo Económico y Presidente del Consejo de Administración de la Sociedad de Desarrollo de Navarra S.L. (SODENA) del Gobierno de Navarra que conformó en exclusiva Uxue Barkos, al ganar por un mínimo el bloque de cambio político y social. Todo un reto de renovación, transparencia y reorientación de las políticas públicas.

En junio del 2015, el administrador de Davalor, Marcos Muñoz, valenciano, autor del libro “Ingeniería a lo bestia” tras aterrizar de los EE.UU. contacta con el Consejero Ayerdi y SODENA para solicitar un aval de 4.000.000 euros para su empresa Davalor (Tajonar 2011). Los servicios técnicos de la entidad pública, emitieron un informe en el que se ponía de manifiesto la crítica situación financiera de la entidad así como sus irrealistas previsiones, rechazando el apoyo financiero.


De forma sorpresiva, en septiembre, el Ejecutivo foral aprobó en una sesión de Gobierno, "mediante un procedimiento extraordinario a propuesta del señor Ayerdi y por “interés foral” conceder el primer préstamo de 1 millón de euros a Davalor. Las explicaciones del Sr. Ayerdi, sorprendían a propios y extraños, llegando a hablar de “corazonada”. Nada que ver con su papel de control en la Comisión investigadora del fraude en la CAN. Uxue Barkos le daba plena confianza. Siempre se nos dice que en esta sociedad, son los empresarios los que entienden de economía.

Viaja a continuación a Terrasa y promociona el proyecto del centro de investigación y de Óptica de Davalor. Entusiasmado y a pesar de conocer la crítica situación económica de la empresa, que oculta sus cuentas anuales, sin registrarlas y que tiene deudas con la Hacienda Tributaria de Navarra y con la Seguridad Social, no sólo hizo dejación de la exigencia de pagos, sino que aprobó conceder a Davalor cinco nuevos préstamos por importe total de 2.600.000 euros.


Tuvo que ser una comisión de investigación en el Parlamento foral en 2018, a petición del PP, UPN y PSN. donde se abordaran estas irregularidades. Barkos logró imponer que la misma se extendiera sobre otras irregularidades de SODENA para diluir responsabilidades.  Evidentemente los partidos que apoyaban el bloque del “cambio” no actuaron, con la contundencia y responsabilidad que requería la situación. 

No puede ser excusa ante este tipo de situaciones lo de que “los denunciantes robaron más”, que no dudamos que así fue, lo que provocó que la sociedad navarra diera una oportunidad al cambio político y ante lo que hay que dar ejemplo para no defraudar esa confianza de la ciudadanía.

El parlamentario de Orain Bai, Carlos Couso fué el más claro, justificando el rechazo a las conclusiones en su conjunto “porque no son las que cabía esperar de una comisión de investigación” alertando de que “el problema de Sodena es mucho más que investigar proyectos concretos” y apostando por cambiar la configuración actual de la sociedad pública”.

El Consejero de Desarrollo Económico y Empresarial señaló en esa comparecencia que obedeció a una "corazonada", en nuestra opinión muy poco serio y lleno de irresponsabilidad y siguió amparándose en un informe de 9 de septiembre de 2015, emitido por cargos del departamento, ascendidas después en Sodena.

El Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Pamplona declaró en concurso a Davalor Salud SL. y como "culpable" a Juan José Marcos Múñoz. Inhabilita a Marcos para administrar bienes durante 5 años, le priva de cualquier derecho como acreedor concursal y le condena al pago del déficit concursal de 3,4 millones de euros. 

El caso es que Manu Ayerdi ha dimitido, pero 5 años después. Tras la querella presentada el 2 de junio por Unión del Pueblo Navarro (UPN) en relación a la Ley Foral aprobado en 2018 por el Gobierno de Uxue Barkos, señalando la incompatibilidad del puesto de consejero

foral con una situación procesal de investigación por un posible delito de corrupción, ley que ahora tratan de cambiar.

Es evidente que existen responsabilidades políticas en dichas actuaciones, en la gestión de los recursos públicos y ahí hay que ser muy estrictos. No sirve escudarse en una confabulación política, ni en el victimismo. Manu Ayerdi no es víctima política, dimite obligado por ley. Pero no cesado por María Chivite, como tampoco lo fue por Uxue Barcos, entonces presidenta del gobierno del cambio.

Por último, y como reflexión, cabe preguntarse si no es necesaria una profunda renovación de la izquierda navarra. Una izquierda que actúe como tal y que devuelva la ilusión que suscitó aquel cambio en forma de cuatripartito, que active a la clase trabajadora y que profundice en un cambio verdadero y con valentía de las estructuras de Administración navarra, que plantee una recuperación de la soberanía de nuestra comunidad, que cambie de rumbo las políticas económicas ante los desafíos que tenemos por delante: económico, energético, climático y social. Un cambio en definitiva que vuelva a acercar a las instituciones y, por qué no decirlo, a las propias formaciones de izquierdas al pueblo.

Necesitamos, todos y todas, una izquierda que vuelva a ilusionar.