Alberto Núñez-Feijóo ha cosechado su cuarta mayoría absoluta, hito con el que iguala a su 'padre político' Manuel Fraga. El presidente de la Xunta ha demostrado que logra ensanchar el espacio del PP en Galicia a base de aparente moderación gracias a cazar votos en los caladeros del centro-izquierda y del nacionalismo moderado o galleguismo.
Es por ello que el barón del noroeste español escondió las siglas el Partido Popular, se distanció de Casado y se negó a pactar con Ciudadanos, trío de movimientos que se han demostrado como acertados a nivel electoral.
Debacle progresista con subida del BNG
La izquierda gallega, eternamente rota, pierde de nuevo y cada noche electoral termina igual: con el PP en mayoría y con los partidos progresistas jugándose la plata. Y esa amarga medalla va en este caso para el Bloque Nacionalista Galego, que se recupera tras ocho años de largo camino por el desierto provocado por la marcha de Beirás y el nacimiento de Podemos.
Los nacionalistas, con creciente moderación, se disparan de la mano de Ana Pontón. Mal resultado para el sanchista Gonzalo Caballero, que mantiene los grises resultados socialistas de 2016. Y debacle monumental de la marca de Podemos, Galicia en Común, que se queda fuera del Parlamento a pesar de haber sido segunda fuerza hace cuatro años bajo el paraguas llamado En Marea.
Vox y Ciudadanos, tal y como se esperaba, se quedan fuera del Parlamento gallego porque el centro-derecha ha concentrado el voto en torno a la figura de Feijóo.