Miguel Aguirre Yanguas está a punto de cumplir su primer año como alcalde de Fitero y es hora de analizar su gestión. Cabe recordar que el edil de la villa termal logró una mayoría absolutísima en las municipales de 2019 al liderar una plancha que logró siete de los once concejales en juego.
El PSN retornó al consistorio con cuatro concejales, AFI protagonizó un descalabro sin paliativos al perder toda su representación y la participación alcanzó en Fitero un brutal 84% (cifra que superaba en doce puntos a la media navarra).
Antes de subrayar los errores de Miguel Aguirre, hay que reconocerle varios méritos en la gestión realizada durante la crisis sanitaria. El alcalde fiterano ha apostado por una comunicación amable e instructiva, ha arrimado el hombro para que Baños de Fitero se convirtiera en un recurso de apoyo del Gobierno de Navarra y no ha caído en ningún momento en la tentación de utilizar la pandemia de forma partidista.
Pero estos logros contrastan con su incomprensible decisión de no contar con el PSN para que participase en la mesa de emergencia local que se formó ante la crisis, desoyendo la disposición que le ha mostrado en varias ocasiones el portavoz socialista Javier Fernández. Repasamos, ahora sí, los siete principales errores del alcalde de Fitero.
1- Superficialidad
La superficialidad es un clásico en las críticas que recibe Miguel Aguirre. Y es que el interés del edil por exhibirse en las redes sociales no casa con el interés de Fitero, villa que cuenta con distintas áreas con graves problemas.
El menguante censo lastra a Fitero, que sufre unas cifras preocupantes en actividad industrial, pirámide poblacional, renta per cápita o tasa de paro. La derecha fiterana, que podría aducir que algunas cifras están relacionadas con la dinámica global que condena al mundo rural, no puede omitir que ha logrado unos muy discretos resultados tras décadas de gestión. Y del guiso que tenemos no le pueden echar la culpa ni a Hugo Chávez ni a Pablo Iglesias, que no han gestionado ni un solo céntimo de Fitero.
Es por ello que es hora de aparcar el populismo, los tics superficiales y de reparar en que durante la pasada legislatura se eliminó la deuda municipal al completo, se instalaron luces LED para rebajar facturas y apostar por el Medio Ambiente, se profesionalizó la gestión de la Residencia, se eliminaron decenas de partidas relacionadas con gastos superfluos, se creó un plan de ayudas al empleo y la inversión, se logró que se diese luz verde a la reforma del centro médico y a la del puente sobre el Alhama, se construyó una nueva depuradora, se declaró al entorno del Monasterio como zona de rehabilitación permanente y hasta se tuvo la suerte de inaugurar las obras del claustro sin doblar la rodilla ante la parroquia.
A este ramillete de logros pudo contribuir la atmósfera política creada por la oposición, que fiscalizó al equipo de Gobierno en los plenos, la prensa y el juzgado. Y la política municipal, lastrada por tics inmovilistas, se desperezó... por poco tiempo.
Sea como fuere, Miguel Aguirre ha dejado claro en su primer presupuesto que parece no tener demasiado apetito por acometer proyectos relacionados con las medidas estructurales que necesita Fitero en materia de industria o vivienda.
Y ha evidenciado que no tiene interés por diversificar una apuesta económica que parece que únicamente pasa por el turismo, que no va a cubrir el hueco que dejó el textil por mucho que saquen pecho con los sucesivos récords relacionados con la cantidad de forasteros que pasan por Fitero.
2- Falta de transparencia
Sergio Sayas acertó hace unos días al pedir amparo a la Mesa del Congreso tras denunciar que el Gobierno central ignoraba sus peticiones de información. Miguel Aguirre, que ha apostado por Sayas en las primarias de UPN, debiera tomar nota del buñuelero.
Y es que el alcalde de Fitero no ha movido ni un dedo para que los plenos municipales se graben y emitan, tal y como exige la oposición desde hace cinco años. Ni ha dado un paso adelante en relación a la documentación que sirve al PSN a pesar de que AFI en la pasada legislatura tuvo que acudir a los tribunales ante la negativa de UPN de mostrar algunas facturas.
También ha dejado claro que su hiperactividad digital no facilita la transparencia cuando se crean climas políticos adversos a sus intereses. No hay más que recordar su sonoro silencio en público sobre 'el lío de El Olmillo'. Ese día no quiso subir fotos de reuniones. O no hay más que comprobar las dificultades que muestra para reunirse con el jefe de la oposición, con el que solo ha tenido dos reuniones 'cara a cara' en un año.
3- Sesgo informativo
Fitero Actual podría cambiar su nombre a Fitero Medieval. Y es que no es de recibo que en pleno siglo XXI un Ayuntamiento omita en sus canales informativos la labor y propuestas que hace la oposición, ayer AFI y hoy el PSN.
Navarra Suma debe democratizar el área mediática municipal y las redes sociales municipales, gestionadas con recursos públicos, no pueden administrarse para uso propagandístico ni para disfrute del equipo en el poder.
A este anacronismo digital se le suman algunos movimientos arbitrarios en la pasada legislatura que conllevaron la creación en la revista Fitero de un decálogo censor (que surgió porque había un colaborador cuyas opiniones rompían con el discurso único).
O por no hablar de la esperpéntica anulación temporal de la venta de libros en la Oficina de Turismo, medida que se tomó porque ese día se había lanzado un libro que no era del agrado de la derecha fiterana. Este incidente explica muchas cosas...
4- Descortesía hacia la oposición
El PSN ha denunciado que de algunos temas municipales se entera cuando Miguel Aguirre sube el asunto en cuestión a sus redes. Esta falta de cortesía podría ser parte de una estrategia de NA+ de rebajar el peso de la oposición dentro de la vida municipal.
Es evidente que el interés del alcalde fiterano por acumular reuniones con vecinos, técnicos, proveedores y miembros de asociaciones es muy saludable. Pero cometería un error si cree que algunos temas de interés los puede contraponer asuntos solo con ciudadanos no electos. Les guste o no, el centro-izquierda fiterano, que suele superar el 40% del voto, tiene unos representantes que no pueden ser ignorados.
Es evidente que la errática decisión del UPN de eliminar ocho plenos regulares al año lastra la vida política local. Y el hecho de contar con plenos trimestrales provoca que muchos temas a tratar se queden fuera de la agenda política porque el exceso de documentación es difícilmente canalizable en una sola sesión plenaria.
Tampoco es de recibo el puenteo que sufre el PSN, que cabe recordar que votó a favor de una moción en favor de la carretera del polígono presentada por Navarra Suma para instar a que el Gobierno de Navarra actúe en esta vía de comunicación cuanto antes.
AFI también apoyó en la legislatura pasada ante una propuesta de UPN al Gobierno de Navarra. Y hay que señalar que el PSN a nivel autonómico apoyaba en 2019 la obra y en 2020 ni siquiera se presta a visitar la desastrosa vía junto a la comisión de Cohesión Territorial del Parlamento foral.
También hay que reparar sobre el llamativo el interés de Navarra Suma de quejarse ahora en público por una carretera sobre la que guardaban silencio mediático cuando 'los suyos' controlaban el Ejecutivo foral.
5- Abstención ante la intolerancia
Fitero ha colocado durante esta legislatura unos carteles que condenan las agresiones sexistas. Navarra Suma en la villa termal apostó por sumarse a una iniciativa inicialmente impulsada por consistorios gobernados por fuerzas progresistas.
Pero este hecho no sintoniza con la negativa de Miguel Aguirre de apoyar una moción del PSN en el que se condenaba un aberración como 'el pin parental'. El alcalde justificó la abstención de la coalición que lidera.
Lo hizo de esta forma: "Nos abstendremos porque consideramos que no se pueden permitir injerencias en el ámbito educativo. Nosotros apostamos por una educación integral, aconfesional, en igualdad, democrática y cívica. Y la moción que se nos trae no busca el consenso, puesto que los etiquetajes políticos que recorren el contenido de esta moción están presentados, y están perfectamente establecidos, para que esta moción no pueda ser apoyada, puesto que habla de ciertas intromisiones en la educación mientras obvia otras intromisiones tan peligrosas como el resto".
6- Teatro
Miguel Aguirre es un gran aficionado al teatro. El alcalde es guionista y director de las muy recomendables visitas teatralizadas al Claustro. Ahora bien, el teatro debe mantenerse a cierta distancia de la política.
Porque de lo contrario surgen escenas escasamente eficaces. Y para muestra un botón: Navarra Suma está utilizando el turno de ruegos y preguntas, principal mecanismo fiscalizador de la oposición, para que sus concejales hagan propuestas en público al alcalde, que simula que no sabe que le van a proponer.
Eso sí, al menos esta innovadora iniciativa nos regala propuestas singulares: "Rogamos al alcalde que, en próximas ocasiones, se cerciore de que los miembros del equipo de gobierno no quedemos desplazados en ciertas celebraciones populares, como ocurrió este año en la fiesta de la Virgen de la Barda. Como sabe varios miembros no pudimos ocupar el lugar que habitualmente ocupa la corporación dado que no había espacio suficiente, y junto a varios invitados, nos vimos obligados a situarnos en un lateral de la iglesia". Increíble pero cierto.
7- Continuismo
Julio Anguita repetía lo de "programa, programa y programa". Y la derecha en Fitero utiliza su programa electoral como una especie de brindis al sol en vez de utilizar la carta como un compromiso hacia una ciudadanía que le vota con tanta fidelidad.
UPN, como cualquier partido que acumule 42 años de poder, se ha convertido en una herramienta que consume sus energías en eternizarse en el poder. Más de cuatro décadas de poder, así lo han querido los fiteranos, conllevan la consolidación del "esto se ha hecho siempre" que tanto daño hace.
Navarra Suma apuesta en Fitero por prolongar la estrategia costumbrista de UPN, que creía que el elogiable voluntarismo de sus concejales en diversos actos era suficiente para revertir una situación local que solo se encauzará tras diseñar una estrategia que tendrá más que ver con reconocer errores y realizar propuestas que por repartir chistorra.
El presupuesto en Fitero en 2020, aprobado antes de la pandemia, refleja que Miguel Aguirre no tiene grandes objetivos ni en su primer año completo de gobierno y que su gran obra para este año exótico es la peatonalización del Paseo San Raimundo, buena idea que, al igual que otros 'proyectos eternos', lleva varios años arrastrándose y saltando de legislatura en legislatura.
Eso sí, hay que aplaudirle al nuevo concejal delegado de Hacienda e Industria que haya rebajado en tres mil euros los gastos de representación, en dos mil euros los gastos de desplazamiento de corporativos, en mil euros la edición de revista y programa, un 8% las fiestas patronales, en mil euros el rally y en casi un 38% en una feria taurina que finalmente no se celebrará por la crisis sanitaria. El ajuste de estas seis partidas, que fueron amplio objeto de debate en la legislatura pasada, evidencian el saludable interés de algunos miembros del equipo de NA+ por ajustar el cinturón en partidas no estructurales.
Aun así, la fotografía completa del presupuesto nos muestra un planteamiento escasamente ambicioso, hecho que provocó que el concejal socialista Ángel Alvero lo criticase por "continuista" y por servir como "un mero trámite de gestión de ingresos y gastos fijos, festejos populares y actos culturales o deportivos". "Fitero no tiene un presupuesto para ilusionar", añadió.
Y no lo tendrá mientras Navarra Suma no admita que Fitero tiene unos problemas que comenzarán a resolverse el día que Miguel Aguirre, o el alcalde que tome su testigo, comience a creerse que la situación local es reversible.