Viaje al corazón de Villa Javier: ayuda para ayudar






Pedro Pérez Bozal

En Villa Javier, como en el resto de instituciones, empresas o familias, ha saltado por los aires la hoja de ruta económica que diseñó para 2020. Y la dinámica de cara al futuro podría ser catastrófica, ya que es evidente que se acerca una notable riada económica de magnitud desconocida.

Cuatro años con Villa Javier

Este proyecto tudelano nació en 2016, año en el que la crisis de 2008 todavía coleaba. Cierto es que en los últimos tiempos la economía comenzaba a subir, la ciudadanía poco a poco recuperaba su empleo y la renta garantizada de Navarra cubría algunos agujeros.

Pero la crisis sanitaria se ha llevado por delante la vida que conocimos hace unas semanas, y en Villa Javier ya lo están notando en carne propia. En su comedor se sirven estos días alrededor de sesenta menús, lo que supone un crecimiento cercano al 30% en tan solo unos días.

Seis apuntes económicos

Villa Javier lanzó hace unos días un SOS tras explicar que le han surgido cuatro gastos extra: sirve más menús que antes, tiene que pagar por productos de usar y tirar como tápers, está obligado a garantizar EPIs a los voluntarios que regalan su tiempo en ayudar a los demás, y, aquí viene el gasto más importante, tienen que pagar por comida de un catering (hasta ahora se servían de los menús que les hacían los estudiantes de la Escuela-Taller en la cocina de Jesuitas, lo que suponía un ahorro cercano a los 25.000 euros anuales).

A estos cuatro gastos extra hay se combinaban con el desplome de dos ingresos. el que lograban de los Servicios Sociales de Base, que les derivaban a personas en riesgo de los que ingresaban los costes alimentarios; y la falta de eventos, pinchopotes o conciertos, que suponen alrededor del 20% de los ingresos de Villa Javier. No hay que ser economista para saber que este cóctel era muy peligroso. Y para frenar esta dinámica negativa Villa Javier lanzó la pasada semana un SOS.

Villa Javier desde dentro

En e-Ribera.com nos hemos puesto en contacto con David Crespo, coordinador de Villa Javier, que nos ha explicado cómo se estructura este proyecto: "Tenemos un comedor social, que quizás sea lo más conocido. Este primer proyecto está pensando para las personas en riesgo de exclusión social que no tengan menores a su cargo".

Villa Javier alivia a personas en circunstancias de vulnerabilidad de cualquier ámbito: económico, psíquico o administrativo. Pero también es consciente de que los menores a cargo de estas personas no tienen que comer fuera de su ámbito familiar, y es por ello que se creó El Capacico.



"Los chiquillos, explica Crespo, están mejor en su entorno familiar. Con sus padres y abuelos. Para ayudar a estas familias nosotros lanzamos El Capacico, que es una especie de autoservicio en el que les damos una serie de puntos que van en relación al número de personas del núcleo, su situación, si perciben ayudas, etc".

El coordinador de Villa Javier explica que El Capacico, que tiene capacidad para alrededor de sesenta personas, tiene una demanda más estable: "Aquí no varían tanto las personas. Pero somos conscientes de que vienen tiempos peores porque muchos están en ERTE o viven de los ahorros que tenían... pero eso se acabará. En el Banco de Alimentos ya lo están notando...".

Explicando lo inexplicable 

El Ayuntamiento de Tudela parece no haberse enterado de la situación de Villa Javier y desde sus aledaños se asegura que Villa Javier recibe 40.000 euros para esta situación. Esta cantidad, en realidad, fue una subvención que ganaron a través de EDER.

De estos 40.000 euros, explica Crespo, el 65% vienen de Fondos europeos y el 35% de Fondos de desarrollo rural del Gobierno de Navarra. El Ayuntamiento de Tudela no ha puesto ni un céntimo de una cantidad que además no puede utilizarse para pagar menús.

Porque es dinero público, en este caso de procedencia alejada de Tudela, y debe ser destinado a un proyecto llamado El Obrador (que es la última joya de Villa Javier junto a El Semillero, dedicado a la formación).

El Obrador generará empleabilidad (mediante la inserción socio-laboral de mujeres en situaciones de vulnerabilidad), aprovechará los recursos alimentarios que se reciben a través de donación, y los cocinará para que Villa Javier sea 'el primer cliente' de este autocatering.

El proyecto de la Fundación Tudela Comparte también venderá platos cocinados a personas particulares o a empresas, y lanzará una marca de conservas gourmet con alcachofas, pimientos o espárragos de la Mejana gracias a unos huertos en desuso que están siendo recuperados de forma sostenible por El Obrador.

Independientes

Nos cuenta David Crespo que Villa Javier busca no ser tan dependiente de las subvenciones. Y a esta meta se acercarían a través del ahorro del 'autocatering' y mediante estas dos nuevas vías de ingreso (platos cocinados y conservas).

Uno de los lemas de Villa Javier es "somos lo que hacemos" y para seguir haciendo, y mucho, han pedido ayuda porque se estaban acercando a un precipicio porque las cuentas mensuales les marcaban 6.000 euros en rojo cada treinta días. Cierto es que que su SOS ha recibido la atención merecida y se han superado los 45.000 euros en donativos en apenas una semana.



"Nuestro llamamiento a la sociedad civil ha tenido una respuesta inmediata y contundente, por parte tanto de empresas, entidades y particulares, que nos han hecho sentir su apoyo, su confianza y su empuje, para que sigamos adelante con nuestra labor en favor de las personas y familias más vulnerables de nuestro entorno", explica Villa Javier.

Cierto es que Crespo y compañía saben que no pueden lanzar las campanas al vuelo y no deben bajar la guardia. Porque se avecinan días grises y el apoyo de la ciudadanía, que puede hacerse socia, ofrecerse como voluntaria o realizar un donativo, es indispensable.