Anguita, mon amour






Se nos ha ido Julio Anguita a los 78 años de edad. El 'Califa rojo' aparcó hace cuatro décadas su carrera de maestro para zambullirse en la vida política que regeneró España tras 38 años de sórdida dictadura fascista. 

Anguita arrasó con el PCE en una ciudad que modernizó, Córdoba; enseñó a la izquierda a cooperar con el exitoso proyecto Convocatoria por Andalucía; y, una vez instalado en Madrid para tomar las riendas de IU, no se calló.

La coalición mejoró resultados en las tres ocasiones en las que fue candidato, llevando a IU de 7 a 21 diputados. Julio, eternamente linchado por el Grupo PRISA, defendió con dignidad a las clases humildes, no se vendió y fue ejemplo vivo de lo que es estar en política para servir, y no para servirse.

Anguita, político honrado en un país de políticos golfos, hizo en Madrid cuatro cosas buenas: decirle al PSOE que eran una basura que robaba (Filesa), mataba (los GAL), y gobernaba para los capitalistas (reconversión industrial, OTAN y privatizaciones de empresas públicas rentables); poner a caldo a la corrupta monarquía borbónica que sufrimos desde hace 320 años; decirle a Aznar que era un pirata que legislaba para los chorizos empresariales que le apoyaban; y, lo más importante, exhibir su orgullo de ser comunista, faltaría más, aunque la caída del 'bloque del Este' facilitase la demagogia antimarxista.

En una entrevista concedida el mes pasado por Anguita a Cuarto Poder hizo un recordatorio: "La alternativa republicana no es una alternativa de sacar la bandera, es una alternativa de elaborar un programa de España moderna, con otros parámetros distintos. El republicano no es el que es solo antimonárquico, es el que desarrolle un proyecto político y social avanzado. Para mí, la monarquía es algo totalmente prescindible. Creo que los que nos llamamos republicanos deberíamos estar ya preparando la tercera república". A trabajar...