Baños de Fitero, el COVID-19 y la Legión Cóndor





La Unidad Militar de Emergencia ha realizado labores de desinfección en el Balneario de Fitero para que el mayor complejo hotelero de Navarra acoja a partir de la próxima semana a enfermos del COVID-19 en 48 habitaciones individuales.

No es la primera vez que el balneario termal fiterano es testigo mudo de la historia. Serafín Olcoz relata en el libro 'Los baños romanos de Fitero' algunos pasajes interesantes que merece la pena rescatar.

Olcoz recuerda en la citada obra las investigaciones que contribuyeron a dar solución al mal de la viruela de Francisco Blasco, médico de Baños de Fitero, o el paso por sus instalaciones de algunos de los 'cien mil hijos de San Luis'.

Manuel García Sesma analizó en 'Investigaciones históricas sobre Fitero I' el paso por Baños de Fitero de la Legión Cóndor (fuerza de intervención nazi principalmente área que envió Adolf Hitler en apoyo a las tropas golpistas de Francisco Franco).

Explica García Sesma que "durante la Guerra Civil de 1936-1939, el Estado Mayor de la Legión Cóndor –tropas regulares alemanas, enviadas por Hitler a España, para luchar contra la República- se instaló en el Balneario Nuevo, a principios de 1937, ocupándolo, por de pronto, en el invierno y la primavera del mismo año. Lo evacuó, al comenzar la temporada oficial, trasladándose a Alfaro, donde se instaló en el Palacio Heredia, volviendo al Balneario hacia mediados de octubre, donde permaneció hasta la primavera de 1938".

"Componían dicho Estado Mayor alrededor de un centenar de jefes, oficiales, subalternos y simples soldados, y fueron atendidos, en sus dos estancias, por dos poceros y media docena de camareras de la temporada, con la encargada Flora Fraile, de Grávalos. Al decir de uno de los poceros, los alemanes se portaron con la servidumbre correctamente. Pagaban los baños que tomaban y les daban buenas propinas. En la Nochebuena de 1937, les ofrecieron incluso un buen banquete, servido por los soldados; y en la Nochevieja, les hicieron sendos regalos", añade.

Eduardo Aznar en la revista Fitero 2018 explica que "de paso otro grupo de la división se instaló también en el hoy cerrado convento de las monjas clarisas, que por entonces no era tal, sino una mansión vacía que había pertenecido al industrial local Gervasio Alfaro".