La ley mordaza de Bardenas





Vía: Bardenas Libres

La Junta de Bardenas ha elaborado un borrador que restringe, aún más, el uso del terreno comunal de las Bardenas a sus vecinas y vecinos. La Junta de Bardenas ha hecho pública su propuesta de ordenanza, a través de la cual se pretende regular los usos que no son tradicionales, “con el objeto de frenar las afecciones que de los mismos se derivan sobre el medio natural y los usos tradicionales dando a conocer Bardenas de una forma respetuosa con el medio ambiente”. Así de entrada, nosotras también somos partidarias de proteger la riqueza natural de Bardenas del impacto medioambiental que suponen las diferentes prácticas que aquí se realizan.

Sin embargo, desde Bardenas Libres desconfiamos de la Junta de Bardenas, no nos creemos que su principal interés sea la defensa de la riqueza natural de Bardenas, sino más bien la riqueza económica que este entre tradicional amasa, dinero generado en su mayor parte por el canon económico que recibe del Ministerio de Defensa por arrendar los terrenos que ocupa el polígono de tiro, ascendiendo esta cantidad a 14 millones de euros al año que se reparten entre los 22 congozantes, recibiendo 400.000 €/año cada uno, por permitir que el ejército español y otros ejércitos integrantes de la OTAN bombardeen tres veces al año con fuego real estas tierras, y sobre vuelen casi todos los días del año con su maquinaria de guerra los pueblos de la Ribera navarra y Cinco Villas.

La Junta de Bardenas deja fuera de la ordenanza los terrenos del polígono de tiro, algo que no es de extrañar. Venimos señalando que su interés real no es precisamente el valor medioambiental de este paraje único, y tenemos razones para pensarlo, ya que simplemente aplicando esta normativa habría motivos suficientes para desmantelar el polígono militar, tal y como recoge la misma en diferentes artículos, incluido el artículo 19 que “prohíbe la utilización de vehículos con escape libre, megáfonos y bocinas, instrumentos musicales, aparatos de radio similares con volumen que pueda alterar la calma y la tranquilidad del Parque Natural”.

Es curioso que la normativa referente a ruidos no haga alusión a los decibelios, y sólo haga referencia a los objetos que lo producen, dejando fuera eso sí, los ruidos generados por las aeronaves militares que además de rebasar habitualmente la barrera del sonido, sobrevuelan más allá del terreno que ocupa esta instalación militar. Los bombardeos, los vuelos continuados de los Airbus 400 que consumen alrededor de diez toneladas de queroseno por hora de vuelo y emiten gases nocivos como los óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas en suspensión, benceno o contaminación por carbón negro, los F18 atravesando los bandos de grullas con sus extravagantes y peligrosos vuelos, las continuas maniobras…todo esto queda fuera de cualquier normativa o crítica medioambiental, más bien todo lo contrario.

La Junta se esfuerza, tal y como expone en este borrador en dar a “conocer Bardenas de una forma respetuosa con el medio ambiente” , pero sólo en dar a conocer, y así en marzo de este año, la Comunidad de Bardenas financiaba y organizaba unas jornadas técnico divulgativas sobre la Reserva Natural de la Biosfera, realizadas en las instalaciones del cuartel militar, para hacer públicas las conclusiones de un estudio en el que se trataba de conocer el papel que tienen la propiedad militar en la conservación de la naturaleza, y en el que, oh sorpresa!, se concluía que gracias a la presencia del polígono militar, dentro del propio polígono de tiro existía una mejor conservación de la flora y fauna.

Lo curioso de todo eso, es que estas jornadas también estaban organizadas por la UNESCO, el mismo organismo que declaró a las Bardenas como Reserva Natural de la Biosfera, y que también participa del lavado de cara de la actividad militar que aquí se practica. Y es que nosotras tampoco nos creemos que la UNESCO desconozca las consecuencias humanitarias y medioambientales de la actividad de los ejércitos, que también se entrenan en Bardenas. Cartel de las Jornadas celebradas en Marzo de 2019 La actividad militar, es el primer contaminante mundial, el primer causante del desastre ecológico, es donde se sustenta el uso de la guerra para imponer el escenario de dominación-depredación que padecemos, y pese a los numerosos estudios que se han publicado relacionados con la seguridad ecológica de los ejércitos, y las evidentes desastrosas consecuencias humanitarias, la actividad militar no aparece en los tratados sobre el clima, un tema que ni se ha mencionado en la pasada Cumbre del Clima celebrada en Madrid.

Esta normativa pretender vender el falso argumento ecologista de la afección medioambiental, pretendiendo hacer creer que las visitas de vecinas y vecinos afectan más al medioambiental que el propio polígono de las Bardenas, y eso es insostenible. Si la Comunidad de Bardenas estuviera presentando una ordenanza que partiera de la honestidad, celebraríamos el paso proteccionista de defender la Bardena de cualquier agresión, pero no es así, es evidente una vez más que no les importan las verdaderas afecciones sobre este territorio, y aun les importa menos el desastre humanitario que han provocado las guerras que se han ensayado y se ensayan aquí.

Cada vez tenemos más razones para seguir señalando a los congozantes de Bardenas como mercaderes del ecologismo, que cobran sin sonrojarse del negocio de la guerra, para mostrarse respetuosos con el medioambiente. Y sospechamos que esta normativa acabará convirtiéndose en la Ley Mordaza de Bardenas, para asegurar los negocios sucios de la industria del armamento, y la de aquellos congozantes que decida la comisión permanente, mientras limita la libertad de tránsito de vecinas y vecinos, y castiga las protestas contra la presencia militar en Bardenas. Vuestro ecologismo además de ser falso, ¡está manchado de sangre!

¡Bardenas para el Pueblo!