La Orden del Volatín releva a UPN como oposición en Tudela








UPN en Tudela arrastra una severa crisis de la que no ha sido capaz de recuperarse. Tras dos décadas de poder bajo los mandatos de Campoy y Casado, los regionalistas se hundieron en las elecciones de 2015: cosecharon su mínimo histórico tras perder 1.100 votos y su líder, Mariví Castillo, ni siquiera tomó posesión del acta pese a que había diseñado una lista a su medida tras limpiar en los puestos de salida a los más cercanos a Luis Casado.

Y el bagaje de UPN no puede ser más desalentador: en tres años han sufrido la dimisión de cuatro concejales, han dispuesto de tres portavoces diferentes y 14 de las 19 primeras personas de su lista o bien han dimitido o bien han renunciado a ser concejales. A nivel interno las cosas no parecen ir mucho mejor: la presidenta del comité local que relevó a Castillo ha aguantado un año y medio y su nuevo sustituto apenas lleva tres años afiliado al partido.

La Orden del Volatín releva a UPN

A la Orden del Volatín no se la ve cómoda con el equipo de gobierno regenerador de Izquierda-Ezkerra y por eso protestan contra ellos y contra Gobierno de Navarra. Lo hacen con argumentos muy llamativos por una razón: sus quejas están motivadas por condiciones que se daban hace cuatro años, callando entonces y voceando ahora.

La asociación presidida por Rafael Remírez de Ganuza decidió este año descentralizar la Fiesta de la verdura a La Ribera, quizás para que otras alcaldías más simpáticas para ellos les hiciesen llevadero su trabajo. Desde entonces organizaron reuniones a espaldas de Tudela, hicieron el ridículo al galardonar con nulo impacto mediático a Íñigo Méndez de Vigo, portavoz de un Gobierno agotado por corrupción, y se han autoerigido en líderes de la oposición en Tudela para cubrir el hueco que ha dejado UPN ante su caos.

Dicen los estatutos de la Orden que nacieron para recuperar y mantener vigentes las tradiciones. Pero que UPN gobierne Tudela no es una tradición y Remíez de Ganuza lo debería saber. También debiera conocer datos de visitantes o el impacto económico a la hora de organizar ruedas de prensa para hacer un balance sin datos, situación insólita, con la intención de enfrentarse con la concejala Sofía Pardo, alérgica a las alcachofas murcianas y a la demagogia.