Regional express: Navarra en tren








Por Daniel Burgui en Noticias de Navarra:

Hoy a las siete y un minuto de la mañana ha llegado a la estación de Cortes el Regional Express 18071 procedente de Zaragoza. Este pequeño convoy de tres vagones ha cruzado el puente sobre río Huecha y ha irrumpido en territorio navarro por el sureste, desde Gallur. Es el primer servicio de ferrocarril regional de la jornada, que comienza, como todos los lunes, puntual su recorrido por Navarra. Un trayecto que apenas ha variado desde que se inauguró la estación de Cortes de Navarra, en septiembre de 1861, para unirse con Pamplona. A falta de trenes de cercanías, tranvías u otro tipo de transporte rodado por raíles, y al margen de toda polémica sobre el Tren de Alta Velocidad (TAV) o de Altas Prestaciones (TAP), a día de hoy, este es en verdad el único servicio de ferrocarril que vertebra la Comunidad Foral y que mueve anualmente a más 590.000 pasajeros dentro de nuestras mugas. Esta es la única forma de moverse por dentro de Navarra en tren. Esta es la crónica de ese viaje diario, a no tan alta velocidad: a 140 kilómetros por hora e hilvanando con 12 paradas de sureste a noroeste todo nuestro territorio.

Desde Tudela

Estudiantes y funcionarios

Siete días atrás, el lunes 18 de septiembre, a esa misma hora, a las siete de la mañana, diluviaba en Tudela. Olga González, de 17 años, y Miguel Garcés, de 18, se resguardaban del chaparrón matutino en el andén de la estación, esperando a subirse al tren procedente de Cortes y Ribaforada para ir hasta el instituto en Tafalla. Miguel estudia un grado de soldadura y calderería y Olga cursa estudios de peluquería. Para ellos, estos traqueteos diarios tan solo acaban de comenzar, este curso es la primera vez que toman este servicio de Renfe; Lourdes Cacho, de 45 años, en cambio es ya una veterana de estos trayectos; es profesora en el mismo instituto al que se dirigen estos jóvenes en Tafalla y viaja desde hace cinco años a diario desde Tudela en tren. Lourdes no tiene ni coche ni carnet de conducir y esta es su forma habitual de ir al trabajo. Y sobre todo, una forma económica de moverse, el billete sin descuentos para el trayecto de 46 minutos apenas cuesta cinco euros y veinte céntimos.

A las 7.15 horas, finalmente, aparece el tren en la estación. Tres vagones de acero inoxidable fabricados en el año 1985 por Caf, Westinghouse y General Electric, remodelados a principios de los años 90. Alguno de ellos, mal que le pese a Renfe, que se esmera en mantenerlos, trae además como decoración un graffitti rosado en uno de sus laterales. Una firma vandálica de arte que le da un toque metropolitano y urbano a este tren que en realidad en estos primeros kilómetros hace un recorrido por las principales ciudades rurales de la Ribera navarra, parando en Castejón, Villafranca, Marcilla y Olite. Algunos tan solo usan el tren para subirse en una parada y apearse en la siguiente. El revisor no tiene tiempo para charlar ni entretenerse, se esfuerza en cobrar a sus pasajeros.

Casi la totalidad de las treinta personas que se distribuyen a su libre albedrío (ni las plazas ni los asientos están asignados) por los vagones, van dormidos o cabeceando. Irene, de 42 años, que aguanta despierta desde que se subió al tren a las seis y cuarto de la mañana en Zaragoza, confirma una sospecha sobre los pasajeros: “A estas horas este es un tren de estudiantes, médicos, profesores y otros funcionarios”, dice como pasajera cotidiana de este itinerario desde hace diez años.

El juez tudelano Alberto Jaime, de 43 años, repasa la prensa, los dossiers de varios casos que tiene pendientes y aprovecha para trabajar durante la hora que se dilata su viaje todas las mañanas hasta los juzgados de Pamplona, donde tiene su plaza como funcionario de la magistratura. “Hasta ahora siempre ha ido muy bien el servicio, a veces hay algún retraso leve, o hace mucho calor o mucho frío, porque los trenes son antiguos; pero en general te adaptas: para mi es una opción de comodidad”, explica.

Desde Tudela a Vitoria viaja de forma extraordinaria en un transportín para perros Beltza, que tiene 10 años y está enferma. Es la mascota de Luis ‘Koldo’ Fernández Irala, peluquero y chef tudelano de 55 años. Koldo viaja con ella para una cirugía veterinaria que le harán a su perrita en la capital alavesa. “No conduzco ni tengo coche, en Tudela vivo muy cerca del trabajo y mi pareja sí que tiene coche, moto y hasta un velero pequeñito. Pero siempre que he necesitado viajar por Navarra me muevo en bus o tren”, explica.

“Hay mucho viajero fijo, nos conocemos casi todos de vista, pero también hay mucha gente mayor, gente que no conduce o que no tiene otra posibilidad de moverse, que tiene que ir a Pamplona, Zaragoza o Vitoria a hacer papeles, gestiones o visitar al médico y este tren les hace una gran función. Nadie se opone a otros trenes más rápidos u otros servicios, pero la gente de los pueblos también paga sus impuestos igual que en las ciudades y tiene derecho a poder acceder de forma sencilla a estos servicios. Y si entiendes este tren como un bien público es así”, apunta Irene que es profesora de matemáticas en un instituto público de Pamplona.

De hecho, según confirma Álvaro Echániz, jefe de la delegación de comunicación de Renfe para Navarra, estos trayectos de Regional Express son declarados por la compañía de ferrocarriles como OSP: Obligación de Servicio Público y están financiados en gran parte por el Estado.

Pamplona-Iruñea

Arriba, abajo y con bicicletas

A las 8:00 de la mañana ya clarea en Tafalla y se produce el primer gran intercambio y renovación de pasajeros -se apean un gran número y se incorporan otros tantos- antes de llegar al meollo del viaje: La capital navarra, Pamplona-Iruñea, que es sin duda el nexo central de este trayecto. Aquí además se suman al elenco de viajeros habituales un manojo de peregrinos y turistas. Algunos, obligados a trasladarse en este servicio regional de tren como Patrick Simoens, que está de vacaciones pedaleando desde su casa en Bélgica, atravesando Francia y la Península Ibérica en bici. Simoens cruzó los Pirineos, por Saint Jean de Pied de Port-Donibane Garazi el día anterior, pero no va hacia Santiago de Compostela, sino que su idea es llegar esa misma noche o al día siguiente hasta Sevilla, pasando por Valladolid. Saca de sus alforjas un mapa que ha impreso con su periplo ibérico y las líneas de trenes regionales que deberá tomar, a menudo con disparatados y extraños enlaces como este, sin mucho sentido geográfico. Lo que le pasa a Simoens es que tan solo en este tipo de ferrocarriles está autorizado el transporte con bicicletas. Cuenta Patrick que ha tenido que comprar un billete simbólico para su bici, por el que no ha pagado nada, pero sí que ha tenido que reservar la plaza. Junto a su vehículo han quedado apoyadas otras bicicletas de estudiantes pamploneses que marchan hacia Vitoria-Gasteiz.



Hacia Alsasua

Esperando en Izurdiaga

A partir de Pamplona, camino de la Sakana, el tren encara su trayecto persiguiendo el curso del río Arakil y mientras desfilan por la ventanilla las sierras de Andía y el perfil del monte San Donato-Beriáin se aparece y desaparece; en los vagones también cambia el paisaje de idioma y sonoridad: irrumpen cuchicheos y animadas conversaciones en euskera. Hasta ahora el castellano había sido la lengua predominante en estos vagones.

Amaia Zubieta, de 63 años, es una de esas pasajeras que está parloteando en euskera con sus compañeros de viaje. Con el ordenador portátil apoyado sobre su regazo, remira apuntes y debate con sus colegas para aprovechar el trayecto y preparar una reunión que tienen esa mañana. Le acompañan en un combo de asientos para cuatro pasajeros Raúl López, de 52 años, Alaitz Ilundáin, de 37, y Andoni Markés, de 36. Los cuatro son profesores de educación de Infantil y Secundaria en Pamplona y delegados del sindicato de trabajadoras y trabajadores de la enseñanza STEILAS. Los cuatro viajan un par de veces a la semana hasta Vitoria-Gasteiz para reunirse con otros miembros del sindicato de Gipuzkoa, Álava o Bizkaia.

“El tren nos permite tener una movilidad más sostenible, nos evitamos el riesgo de accidentes de tráfico y de viajar por carretera varios días por semana, sin duda es mucho más barato. Tan solo tenemos que ajustar los horarios y optimizar los tiempos, y de hecho... así las reuniones no se nos eternizan porque tenemos que volver a tiempo para coger el tren de regreso”, explica con humor Amaia, que es la más versada en estos trayectos: hace ya más de ocho años que viaja en este Regional Express.

“Al regresar, volvemos de Vitoria a Iruña en el tren Alvia, pero no porque sea más rápido sino porque el horario es más conveniente. El tren es más moderno, sí, pero no es mucho más rápido: tan solo le ganamos 15 minutos y en realidad se pierde mucho, porque se genera ese efecto túnel de la alta velocidad: desaparecen muchas estaciones pequeñas y tan solo se conectan las grandes ciudades”, añade. “La única queja que tenemos son estas paradas inesperadas”, asegura Andoni, señalando la ventanilla y el cartelito que nos indica que estamos en un cruce de vía a la altura de la localidad de Izurdiaga.

Son las 8:58 horas y el convoy del tren regional debe esperar aquí, escorado a un lado, a que otro ferrocarril de mayor volumen o envergadura -que posiblemente ya va con retraso- le rebase. No pueden cruzarse al mismo tiempo.

Pero este no es un problema exclusivo de este servicio regional, sino que afecta a casi toda la red ferroviaria navarra: la ausencia de una doble vía durante los 139,20 kilómetros de raíles en todo el trayecto que va desde Castejón de Ebro hasta Alsasua. Esto provoca demoras, fallos de puntualidad y dilaciones inesperadas. Esta es una de las pequeñas quejas más repetidas entre los pasajeros de este servicio. Y esta es una de las habituales demandas de mejora que diferentes colectivos, usuarios y viajeros hacen a las instituciones públicas. Aunque casi todos lo asumen con naturalidad. “A veces son dos o tres minutos de espera, otras veces son hasta 15 minutos, porque el tren no puede parar en cualquier sitio, todo depende de si los cruces van bien sincronizados”, explica Andoni.




La falta de una doble vía durante los 139 km de Castejón a Alsasua obliga al regional a esperar en cruces a que le rebasen otros trenes



Esta vez han tenido suerte, en apenas unos segundos un tren de alta velocidad pasa como una bala en paralelo al Regional Express, que lo deja bailando, en un vaivén, con el rebufo de su marcha. El convoy continúa hacia Uharte-Arakil y Etxarri-Aranatz. Cerca de los míticos peñascos de las dos hermanas de Irurtzun, la ventanilla del tren alterna nieblas, brumas y lugares donde luce el sol.

El apeadero de Alsasua-Pueblo no hace justicia a la larga tradición ferroviaria de esta localidad, que tiene otra estación unos kilómetros más adelante, donde paran los servicios de largo recorrido Madrid-Hendaia. En esta minúscula caseta de hormigón con un tejadillo verde y una pintada en rojo reinvindicativa contra el tren, espera sentado al raso en las tres sillitas que tiene todas las mañanas Luis Figueredo, un vecino de Pamplona de 52 años y nacido en Bolivia, que está empleado el Alsasua como cuidador de personas mayores. Luis mata el tiempo aquí, toquiteando su teléfono móvil hasta que sean las 10 de la mañana, que es cuando comienza a trabajar. “No dispongo de automóvil y si no existiesen estos servicios, no podría trabajar aquí. Ahora en verano cambiaron los horarios del autobús, así que vengo en tren; aunque son vagones viejitos llega algo más temprano”, detalla.

El Regional Express abandona a las 9:20 horas Alsasua hacia la muga con Álava. Deja atrás los antiguos apeaderos de Olazti y Ziordia y recorre ya sus últimos metros de raíl por tierras navarras. Le sucederán a lo largo del día al menos otros dos servicios diarios en esta dirección y le tomarán el relevo un par de servicios de tren regional también en el sentido contrario, desde tierras alavesas. En apenas dos horas de traqueteo sobre las vías, ha desfilado el paisaje de media Navarra y de las lluvias de la mañana en Tudela hemos pasado al sol en la Sakana. En estos descochandos vagones ha viajado también hoy parte de la geografía social que a diario usa este medio de transporte para articular su rutina. Así se mueve hoy Navarra en tren.

VIAJEROS EN 2016

Estación Viajeros

PAMPLONA-IRUÑEA 201.111

TUDELA DE NAVARRA 189.116

CASTEJÓN DE EBRO 72.338

CORTES DE NAVARRA 33.656

RIBAFORADA 26.343

TAFALLA 16.762

ALTSASU 14.632

VILLAFRANCA 10.703

ALTSASU-PUEBLO 8.501

MARCILLA DE NAVARRA 8.194

OLITE-ERRIBERRI 4.557

UHARTE-ARAKIL 2.000

ETXARRI-ARANATZ 1.675

LODOSA 451

TOTAL 590.039

LOS SERVICIOS DIARIOS

Dirección Tudela-Alsasua A las 7:15h, 14:56h y a las 18:20h

Dirección Alsasua-Tudela A las 16h

Dirección Pamplona-Tudela

A las 7:43h, 15:08h, 16:38h y 20h

El precio de los billetes El billete completo desde Cortes de Navarra hasta Alsasua cuesta 13,60 euros. Para tramos más cortos oscila en torno a los 5 euros. La mayoría de los viajeros habituales usa bonos de 10 viajes.