La democracia inservible: golpe de Estado en Catalunya de la extrema derecha y el PSOE








Mariano Rajoy ha anunciado esta mañana que se pone en marcha el 155, artículo constitucional que supondrá el cese de Puigdemont y sus consejeros. El amigo de Bárcenas ha anunciado que en un plazo de seis meses se convocarán elecciones, cita a la que llegaremos con presos políticos, representantes del pueblo y activistas sociales encarcelados en "Españazuela" por pedir democracia. Y quizás también veremos la ilegalización de formaciones e ideas políticas, síntoma de que la democracia se ha convertido dentro de la UE en un elemento extinguido, tal y como vimos hace unos años en Grecia.

Recordemos que cuando al PP y a Ciudadanos pusieron sus focos en Atenas (después fue Caracas, de la que nada sabemos desde hace semanas), el pueblo griego votó en contra de los drásticos recortes de Alemania, por lo cual la UE le apretó aun más las clavijas para convertirlos en un país tercermundista bajo su tutela e intereses mercantiles.

Con Podemos y con el procés hemos visto una guerra sucia del Sistema, que se rebela a cualquier cambio. Porque el Sistema se rió del 15-M, miró con desdén a Podemos y cuando la formación de Iglesias creció, los morados fueron apuñalaros a base de falacias sin ninguna sentencia judicial en su contra.

Algo parecido ha ocurrido con Catalunya, involución con la que el Sistema pretende que la regeneración prometida tras el 15-M se limite a la dimisión de Juan Carlos I y a la caída de Podemos gracias a la prensa y a ese fraude con maquillaje moderno y corazón casposo llamado Albert Rivera. En Catalunya el PP toma el poder sin votos y con las botas y pone bajo su paraguas a los Mossos y TV3, ya que el partido conservador que robó y manipuló en TVE, Telemadrid y Canal Nou dice que las televisiones públicas deben ser plurales.

No causa extrañeza que lo haga un partido como el PP, con 800 cargos imputados por corrupción, fundado por 7 ministros de Franco, críticos con la Constitución en su día y reticentes a cualquier avance de corte social. Tampoco que lo apoye su marca blanca, Ciudadanos, nacido con un hipócrita discurso regeneracionista cuando su salto estatal buscaba que nada cambiase. El bochorno es que acepte este golpe de Estado, 23-F 2.0, el PSOE, cuyo líder ganó las primarias bajo la promesa de recuperar los principios clásicos de los socialistas.

Pero el miserable de Pedro Sánchez se ha sumado a este golpe traidor que evidencia que la dictadura por desgracia solo deja una salida al pueblo demócrata catalán: la autodeterminación. Los demócratas del Estado español deberán apoyar al independentismo pese a que existía una salida con diálogo e incluso con referéndum, mecanismos como vemos inservibles en el siglo XXI.