Eneko Larrarte denuncia la oposición destructiva de UPN en Tudela








Por Fermín Pérez-Nievas y Nieves Arigita en Diario de Noticias:

Comenzaron la legislatura condicionados por “la herencia recibida”. ¿Qué área del Ayuntamiento se ha visto más afectada por las apreturas del presupuesto?

-La de Servicios Contratados, sin ninguna duda, porque veníamos de un periodo en el que nos encontramos con un área que tiene una parte muy importante del presupuesto, que llevaba cuatro años sin tener ningún responsable, un área en la que había habido reducciones sustanciales en 2011 y en 2015, con más de 20 pliegos caducados. Y eso nos ha lastrado muchísimo.

¿Cuál es el estado actual de ese problema concreto?

-Encauzar este tema nos está costando más de lo que nos hubiese gustado. Hasta hace cosa de ocho meses no hubo un técnico porque los procesos en la Administración para estas contrataciones son muy costosos. Añade que cuesta cogerle el pulso al tema porque es bastante engorroso hacer nuevos pliegos, revisar los anteriores, intentar meter nuevas cláusulas sociales, garantizar los planteamientos que hagamos no vayan en contra de los derechos de los trabajadores... Hacer todo eso bien cuesta mucho más tiempo que un cortapega del pliego anterior. Cuesta también su tiempo, por ejemplo, equilibrar las horas en limpieza de edificios ya que pensamos que hay edificios como éste (por la casa consistorial) en el que se invierten muchas más horas que en otros como Ribotas a los que se dedican menos horas de las que se deberían. Es verdad que cuando nosotros aterrizamos aquí, ingenuamente pensábamos que iba a costar menos tiempo mirar todo esto y arreglarlo.

¿Cuando habla de “herencia recibida”, se refiere únicamente a aspectos económicos?

-Siendo sincero, el problema que nos hemos encontrado en este Ayuntamiento no es de quiebra ni de endeudamiento. Bajo nuestro prisma, lo que había era un problema de falta de liderazgo y de gestión. Y eso, al cabo de los años, genera unas dinámicas de trabajo y unas rutinas muy difíciles de cambiar, que tienen reflejo en la ciudad. No son verdad las acusaciones de que el anterior equipo de gobierno dejara al Ayuntamiento arruinado, entre otras cosas porque las leyes de estabilidad presupuestaria, en la última legislatura, no les permitían despilfarrar como se despilfarró en años anteriores. El mayor problema heredado es de falta de gestión, léase servicios contratados, temas de personal o de gestión interna del Ayuntamiento. También de falta de liderazgo respecto a la relación con la comarca: hubo dejación de funciones con herramientas tan importantes como el Consorcio EDER, donde el alcalde de Tudela siempre ha sido el presidente, aunque hasta hace un año había mucha gente que no sabía lo que era EDER. Un ejemplo del valor que creo que le daba el anterior equipo de gobierno al Consorcio EDER es que el presidente del mismo, que era Luis Casado, no acudía nunca a las comisiones ejecutivas porque no creía que era necesario. El delegado del Ayuntamiento de Tudela era el concejal de Festejos. En esta legislatura, el alcalde no ha faltado a ninguna comisión ejecutiva, que son mensuales, porque nos parece fundamental implantar un liderazgo compartido con la comarca y nos parece la herramienta más potente para eso. Y quien va en representación del Ayuntamiento de Tudela es la concejala de Industria, Empleo, Comercio y Turismo, no el concejal de Festejos.

Ya que alude al liderazgo. ¿Qué queda del llamado efecto Eneko generado tras las elecciones? ¿Se ha afianzado, mantenido o diluido?

-Tengo una sensación un tanto ambivalente, es decir, la maquinaria gris de la Administración evidentemente no tiene nada que ver con salir en una foto con el gigante y la ilusión. Creo que nosotros generamos unas expectativas muy altas y eso, a veces, corre el riesgo de generar ciertas frustraciones. Me parece que tenemos que hacer una labor pedagógica de explicar a la gente lo que cuestan las cosas, asumir los errores y explicarlos. No espero el liderazgo de Eneko sino el liderazgo compartido con agrupaciones de izquierdas y con otros municipios de la Ribera. El liderazgo personalista no es el modelo que más me gusta.

¿Cuál ha sido el grado de cumplimiento de su programa electoral? ¿Puede cuantificarlo?

-Hice un repaso hace un tiempo, lo tengo que volver a hacer para la valoración que Izquierda-Ezkerra ofrecerá abierta a la gente el 15 de junio. Tengo que cogerme el programa para ir marcando en rojos y en verdes, como hice hace unos meses. Entonces me di cuenta de que habíamos hecho bastantes más cosas de las que pensábamos. Al principio teníamos cierta frustración porque no avanzábamos. Lo que pasa es que el porcentaje de cumplimiento de un programa es un poco ficticio porque hay cosas que tienen mucho más valor que otras. Por ejemplo, para nosotros, el tema de la memoria histórica es fundamental ya que confiamos en que si hay otro tipo de ayuntamiento se cumpla la ley. En la anterior legislatura, Luis Casado fue valiente en una cosa en concreto, pero se dejó otra que era el cambio de 49 calles del barrio de Lourdes. Eso es solo un hecho o acción, pero a nosotros a nivel ético, de cumplimiento legislativo y de principios básicos (compartidos a muerte en este caso con Tudela Puede y PSN), tiene mucho valor.

¿En el grado de cumplimiento de su programa, en qué ha afectado, para bien o para mal, el pacto con PSN y Tudela Puede?

-El pacto ha sido positivo en todos los términos. Yo creo que hicimos un ejercicio a la hora de buscar puntos de acuerdo. Es muy fácil decir: ‘vamos a hacer comarca, sentarnos con los demás...’. Eso implica siempre ceder porque si no cedes, al final te quedas solo, muy puro, pero solo. Para nosotros, el pacto fue una herramienta muy importante de la que luego hemos tenido que ir aprendiendo todos. Y yo soy ahí el que más responsabilidad tiene y, seguramente, el que más se ha equivocado. Pero todos hemos aprendido a gestionar ese pacto, a tener claro qué está dentro, qué está fuera, que a pesar de tener libertad en los temas que están fuera hay que intentar no agredir a los compañeros...

¿No ha sacrificado nada por ese pacto?

-Siempre se sacrifica algo. En todo pacto, uno cede.

¿Hablamos, entonces, de cesiones que no han influido en su programa?

-Nosotros no hemos sido contrarios a nuestros principios para llegar a un acuerdo en ese pacto. No hemos renunciado a los principios. Por supuesto que hemos renunciado a algunos proyectos, pero no a nuestros principios.

¿Cuál ha sido el momento más complicado de la legislatura hasta ahora?

-El momento que tuvimos de valoración de la situación a finales del año pasado, en navidades, entre los tres grupos. Fue el momento más delicado, obviamente. Pero yo creo que tuvimos la madurez suficiente como para medir y darnos cuenta de que lo que teníamos entre manos era una responsabilidad que no podíamos dejar que por personalismos, egos o malos entendidos se fuera al traste. Llevábamos 20 años sufriendo a la derecha y conseguir darle la vuelta a eso tiene mucho más valor que el tema personal de cualquiera de los que estábamos ahí.

De cara a lo que resta de legislatura, ¿tiene una agenda de temas pendientes que se tienen que llevar a cabo sí o sí? ¿Cuenta con una lista de prioridades para ejecutar?

-Si. La prioridad ahora es conseguir empezar a poner en marcha los proyectos para los que hemos conseguido financiación europea, empezar a traducir ese dinero en cosas que transforman la ciudad. En algún caso nos ha costado porque son dinámicas nuevas y en otros porque las propias entidades que nos han dado la financiación, al ser novedosa la convocatoria, van con retraso y nos ralentizan. La otra prioridad es la construcción de la comarca con esa estrategia comarcal que estamos desarrollando. Y luego, hay otra parte que es conseguir dar un paso cualitativo en lo que es la financiación pública del Gobierno de Navarra que recibe el Ayuntamiento de Tudela y la comarca. Estamos en una situación de debilidad respecto a lo que es la media de Navarra. Ahí hemos hecho un buen análisis y diagnóstico y vamos a ver si somos capaces de dar las soluciones. Es mentira lo que intenta vender la derecha de que hay un problema Norte-Sur, nacionalistas-no nacionalistas, euskera-no euskera. Lo que hay es un problema de desequilibrio territorial real por un peso excesivo de la Cuenca en cuanto a la asunción de recursos de todos. La izquierda, fundamentalmente, está para redistribuir los recursos y si nosotros, la Sakana o el Pirineo estamos peor que Pamplona, tenemos que redistribuir los recursos. Estamos ante un problema de centro-periferia que se da en muchos sitios y no podemos permitir que la brecha se haga más grande. Hay que reducirla con discriminación positiva, fundamentalmente para la Ribera, que es la que peores tasas tiene objetivamente.

¿Ha sacado algo positivo de la oposición en este tiempo?

-Sí. El Partido Popular en algunos temas que tienen que ver con Tudela ha brindado su apoyo, por ejemplo para mediar y hacer posible que una exposición llegue a Tudela. Eso lo digo públicamente y lo puedo agradecer. De UPN no me he encontrado nada, ninguna aportación positiva, más allá de las puntuales de Natalia Castro en materia de Bienestar Social, por su experiencia previa como edil. En UPN he echado en falta propuestas, creo que ha llevado a cabo una oposición muy destructiva. En el Partido Popular, con una línea ideológica de fondo en la que veo cosas gravísimas como no estar a favor del cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, he encontrado una mano tendida para cosas puntuales favorables a Tudela y nos hemos ido de la mano a Madrid a gestionar con el Ministerio alguna ayuda, contando con su mediación. Sobre el resto de la oposición, hay que nombrar al concejal no adscrito que por principios, debería irse a su casa; yo por lo menos, lo haría. Y luego está la CUP, que creo que nos ha prestado su apoyo en determinadas cuestiones y también ha intentado sacar tajada política cuando nos hemos equivocado, que es algo lícito, claro.

¿Puede definir este tramo de legislatura con tres o cuatro conceptos o palabras?

-Comarca, cambio, ilusión y trabajo.