La muerte del Río Ebro





El Ebro se está muriendo y la sociedad española no es consciente del difícil futuro que nos espera. El agua es vida, pero el Ebro cada día lleva menos agua. Veamos datos.

En el año 2015, el agua que aportó al Mediterráneo fue de 8.700 Hm3, que son menos de la mitad que la aportaba al Mediterráneo en la década de 1990-2000. Entre 1900 y 1920 la media del agua que el Ebro aportaba al mar era de 20.000 Hm3.

Debemos saber que a finales de agosto y septiembre, Ochogavia (valle de Salazar) en plenos Pirineos navarros era abastecida de agua por camiones. Bastantes afluentes del Ebro están en situación catastrófica. Los ríos Cinca y Ésera están en emergencia, mientras que el Segre, Noguera Pallaresa, Iregua, Jalón, Jiloca, Huerva, Martín y Guadalope están en alerta hídrica.

El caudal que estos afluentes aportaron al Ebro en el año 2015 fue: Cinca 1.721 Hm3, Segre 1.521, Arga 1.318, Ega 458, Gállego 361, Jalón 86,4 y el río Aragón 818.

¿Cuáles son las causas de este descenso hídrico tan pronunciado del río Ebro?

La principal fuente de consumo de agua en la cuenca del río Ebro es la agricultura y fundamental la de regadío. En la cuenca del Ebro se está llevando de una forma irresponsable la expansión del regadío, de forma que se ha pasado de 700.000 ha a finales del siglo XX a las 900.000 Ha en la actualidad. Además hay planes para llegar a 1.100.000 ha si seguimos los planes de expansión del regadío en Navarra y Aragón.

Actualmente hay en España unos 3.600.000 Ha de regadío y si se siguiera las recomendaciones de los técnicos hídricos se deberían bajar a los 3.000.000 de Ha, en vez de llegar a los 4.000.000 millones. El objetivo recomendado es bajar las Ha en regadío y proceder a una mejora de calidad de estos regadíos con la implantación de técnicas modernas, en vez de seguir regando a manta, con lo cual el despilfarro es total.

El consumo de agua que generan las 900.000 Ha de regadío del valle del Ebro es de 7.681 Hm3. Dándose casos tan espectaculares e irracionales como el cultivo de arroz en los desiertos de las Bárdenas (Navarra) y los Monegros (Aragón), con más de 1.100 Ha en cada uno de estos desiertos. Al mismo tiempo que en los Monegros se está también produciendo maíz transgéncio para ser vendido de forma mayoritaria a los Estados Unidos.

A lo largo del valle del Ebro se encuentran situadas ocho centrales de ciclo combinado y dos centrales nucleares que cuando están en funcionamiento consumen el 8% del caudal del río.

Otros factores que favorecen este descenso hídrico serían la disminución de las escorrentías en las cabeceras de los afluentes del Ebro como consecuencia del aumento de la superficie forestal. Otros factores serían la falta de nieve y de lluvia cada año más palpable en todo el Pirineo y esto es debido al cambio climático, siendo esto consecuencia de la acción del hombre.

El valle del Ebro está sufriendo el cambio climático, vemos no sólo la disminución de nieve y lluvia, sino que se está produciendo unos cambios profundos en el régimen de la pluviosidad, pues se dan lluvias en determinados momentos de forma muy intensa produciendo graves daños y que hace que estas lluvias torrenciales impide la mayoría de las veces retener esa agua para que fuera aprovechada posteriormente.

Debemos saber que el río Ebro sufre ya ocho trasvases que le detraen anualmente 138 Hm3. Todo esto sin tener en cuenta los proyectados trasvases a Barcelona y región levantina, proyectados por el PSOE (José Borrell) de 1.850 Hm3 o el del PP (Jaume Matas) de 1.050 Hm3 y que por fortuna no se han hecho, pero que están ahí amenazantes.

Una de las primeras consecuencias de esta falta de agua en el río Ebro será la desaparición del delta del Ebro, zona natural de producción del arroz, que estamos dejando morir, además de ser un gran humedal y un espacio natural único y referente.

Dos son los motivos que harán desaparecer el delta, por un lado, el crecimiento del nivel del mar Mediterráneo, y por el otro, la cada vez menor aportación de agua y limos del Ebro, que provoca que el mar entre en el cauce del río, como ya sucede actualmente en sus últimos 35 km. Al mismo tiempo, veremos cómo se produce una menor pesca marítima en todo el litoral español, al carecer de los nutrientes que aporta el río, así como un deterioro de nuestras playas.

Como vemos, el cambio climático ya está aquí con una menor cantidad de lluvia, siendo esta de forma más irregular y muchas veces de manera torrencial. Al mismo tiempo, podemos comprobar el aumento de las temperaturas que ya estamos sufriendo y que está en el origen de un aumento de la desertización de todo el territorio español, en consecuencia también del Valle del Ebro que además por sus características será una de las zonas que más sufrirán este proceso.

El río Ebro es el padre y la madre que nos ha dado vida y alimento durante miles de años y que lo estamos matando. Las previsiones científicas prevén una disminución de su caudal actual de otro 50% a finales del siglo XXI, lo que va a provocar que el valle del Ebro tenga graves déficits hídricos, que conllevaran a una modificación muy sustancial de las formas de vida en el valle.

¡Vaya legado que estamos dejando para nuestros hijos y nietos!

Todo ello es fruto de la mano del hombre, que no ha entendido que la tierra y el agua son medios donde debemos vivir. En consecuencia, deberíamos hacer un uso más racional y ecológico de ellos, nada de esto estamos haciendo.

Los modelos neoliberales económicos y medio ambientales que dirigen el mundo nos llevan al desastre. Su único interés es ganar más y más dinero, sin entender que el planeta Tierra y el agua son bienes finitos y escasos y el cuidado ecológico es imprescindible para la supervivencia del hombre.

Nos encontraremos con hombres con mucho papel dinero pero sin tierra y agua para vivir.

¡Viva el dinero estúpido!

Mientras no acabemos con el neoliberalismo, el futuro de la Tierra y del valle del Ebro será cada día peor y si no lo hacemos rápidamente acabará matándonos. Eso sí con mucho dinero unos pocos, pero todos muertos. 

Edmundo Fayanas/Nueva Tribuna