Mapa ribero de la depresión de UPN tras la pérdida de poder







Las elecciones autonómicas y municipales del pasado año pusieron el punto final al cuarto de siglo de hegemonía de UPN en Navarra. El partido erróneamente autodenominado como navarrista alargó la agonía de una población navarra, atónita al comprobar cómo a esta formación se extirpaba en marcha los escúpulos con tal de mantener el poder. Daba igual deglutir al CDN o compincharse con Ferraz, que dirigía los hilos del títere Jiménez, ese que ejerció de enterrador de unos socialistas lastrados por la concatenación de débiles liderazgos.

Pero ni los trapicheos en las sombras, ni los puñales amurrallados a Cervera o los interesados divorcios efímeros con el PP bastaron para que UPN fuera desalojado del poder, tal y como habían exigido unos ciudadanos navarros que votaron en tres elecciones forales mayorías progresistas en Navarra, conservadoras de facto hasta 2015 por la doble "traición socialista". A UPN se le había agotado el discurso de la buena gestión, tras la defunción de una CAN cuyas dietas les salpicaron en sus impolutos trajes, y la poca efectividad de su discurso vascofóbico, ya que ETA dejó las armas pese al constante recuerdo de UPN, que lleva pidiendo cuarenta años pasar página sobre el tema de la Guerra Civil mientras intenta estirar el recuerdo de las acciones armadas de la citada banda terrorista.

UPN en la lona

El shock electoral de UPN el año pasado implicaba una tragedia: había muchas cabezas para tan pocas boinas. Por lo cual su red clientelar, que tantos éxitos le había dado, agonizaba. Los regionalistas, asustados por una guerra interna entre los partidarios de Sanz y de Barcina, visible en el pulso de 2013 en el que la segunda salvó su liderazgo ante Catalán por 76 votos, habían decidido aparcar el fuego amigo antes de mayo de 2015 para apoyar el débil liderazgo de un Esparza lastrado por su evidente falta de carisma. No es el líder idóneo para los tiempos que corrían, pero no había otro a mano porque Iñigo Allí prefiería dedicarse a sus negocios madrileños.

Habemus paz...por ahora, ya que las cicatrices del adiós de Alli han tardado dos décadas en cerrarse. Pero hubo una paz tutelada por un Diario de Navarra, cuya propaganda del miedo creían que guardaba la viña. Pero Navarra, pese al PSN, votó cambio y UPN fue desalojado del poder. Este hecho implicaba que sus medios de incomunicación afines, Diario de Navarra o Navarra TV, perdían sus privilegios, y su órgano creciente, Navarra.com, ve peligrar su plan de negocio.

El tsunami municipal

El 24 de mayo UPN mantuvo a duras penas tan solo una de las veinte ciudades más pobladas de Navarra, Cintruénigo. Por el desagüe se escapaban el poder en Pamplona, Tudela, Barañáin, Egüés, Zizur, Estella y Tafalla, Corella, Noáin o Peralta. Pero como decimos salvaron Cintruénigo, donde UPN está liderado por Raquel Garbayo, cuyo nombre está llamado a sonar con fuerza en la sede de la Plaza Príncipe de Viana de cara al futuro (fue elegida por los regionalistas a presidir la FNMC, ha sido reelegida como tercera a las listas del Congreso y es miembro del Comité Ejecutivo de la formación).

En la localidad cirbonera Garbayo volvió a hacer malabares para evitar un Gobierno progresista, pero en este primer año de su segunda legislatura no ha podido evitar algunas polémicas que le han afeado su hasta ahora cacareada buena imagen: los elevados precios del gimnasio municipal, una huelga de bares por las inasumibles tasas que pagan por las terrazas y un problema con el agua potable que sirve la eternamente controvertida Mancomunidad de Cintruénigo, Cascante y Fitero, ahora depurada en parte por la irrupción de agrupaciones progresistas cirboneras, cascantinas y fiteranas.

Un miembro de la Agrupación Popular Cirbonera, nos da su visión sobre la situación de UPN en esta localidad: "Es la misma situación en la que ya se encontraban a nivel local la legislatura pasada. En ese sentido el cambio municipal no se ha producido porque ya cambió con anterioridad. Cierto es que los que tienen la alcaldía son ellos pero el resto tenemos poder suficiente como para guiar las actuaciones más relevantes del Ayuntamiento, sin olvidarnos que hay representantes de cuatro fuerzas políticas en él y no todos tenemos la misma ideología política".

Es evidente que desde la pérdida de poder de UPN éstos se han centrado en trasladar al consistorio mociones teledirigidas desde Pamplona, que junto al patrocinio de sus medios de comunicación afines son las dos principales armas tras el desalojo del poder: "Lo que sí se ha notado ha sido a la hora de presentar mociones, y mucho, ya que hasta ahora como ellos gobernaban a nivel foral eran escasas sino nulas sus reclamaciones en este aspecto. Desde que llegó el momento del gobierno del cambio todo les comienza a parecer que está mal y es cuando las presentan. Lo que parecen obviar es que las mociones presentadas son mayoritariamente a proyectos y actos que se hicieron cuando ellos mandaban y por las que a día de hoy seguimos sufriendo".

El feudo eterno 

Uno de los síntomas del hundimiento electoral de los regionalistas se vio en uno de sus feudos eternos, Fitero, donde UPN cosechó los peores resultados de su historia. La tarjeta amarilla vecinal a las formas medievales con las que se inauguró el ya famoso Cuartel de la Guardia Civil y el agotamiento de un modelo inmovilista que ha convertido a la villa termal en una localidad cuyo futuro es tenebroso demográfica y laboramente hablando, estuvieron a punto de costarle un disgusto a UPN, corneado por AFI, agrupación a la que le faltaron poco más de cien votos para protagonizar una remontada histórica.

En la Agrupación Fiterana Independiente también se sorprenden con las mociones enviadas desde Pamplona a la localidad (algunas como una sobre la segunda fase del Canal de Navarra, cuya agua ni siquiera llega a la villa). Pero también ahondan en el mimo con dinero público a los medios de comunicación afines: "Mientras nos dicen que no hay dinero para partidas primordiales se gastaron el pasado año alrededor de 4.000 euros en publicidad institucional, la mayoría en propaganda en medios afines como Diario de Navarra o en el semanario ultramontano La Ribera, de Matías Escribano. Y eso es horrible teniendo en cuenta las crecientes carencias del pueblo. La rutina que imponen algunos consumirá Fitero".

Dimisiones y falta de memoria 

En Tudela se ha vivido una de las mayores crisis públicas de UPN en Tudela. Y es que el adiós de Luis Casado se cerró en falso, accediendo a la alcaldía un tripartito liderado por Eneko Larrate. La pérdida de la capital ribera está siendo un intenso dolor de cabeza para la formación regionalista, que vio atónita como la nueva líder del partido en Tudela, Mariví Castillo, anunciaba horas después de la debacle que no tomaría siquiera posesión del acta electoral. Tenía razones electorales para ello: UPN había perdido en cuatro años más de mil votos, casi siete puntos y dos concejales.

Pero la crisis en UPN se agravó cuando otro concejal de al formación, Jesús Álava, que encaraba su tercera legislatura, dijo adiós también por sorpresa apenas seis meses después. Aun así el partido de Esparza ha intentado hacer de la debilidad virtud, intentando conseguir que los tudelanos olviden su eterno inmovilismo para hacer mella en el equipo de Gobierno: "Las pocas decisiones del ayuntamiento han sido para crear controversia", afirma la nueva dirección de UPN en Tudela, que llega a denunciar sin sonrojarse "las deficiencias del hospital". Ahí es nada...

El regalo envenenado 

UPN en Corella perdió el pasado año 460 votos, dos concejales y más de diez puntos respecto a hace cuatro años, cuando José Javier Navarro logró mayoría absoluta. Pero se fue Navarro y se quedó su envenenada herencia, lastre de 710.000 euros para el nuevo equipo de Gorka García Izal. En Castejón las guerras internas de los socialistas provocaron que UPN soñase con un triunfo histórico que no llegó gracias a los grandes resultados de Izquierda Unida, que superó al hasta ahora partido hegemónico de la izquierda en la villa ferroviaria en siete puntos y medio.

Pero a UPN en Castejón le salió nada más arrancar la legislatura la vena folclórica, todo con tal de intentar desestabilizar al nuevo equipo de Gobierno que lidera David Álvarez, que por lo pronto ha rebajado la deuda municipal y ha conseguido luz verde a la construcción de un nuevo instituto de secundaria: "Además de ignorar a los concejales de UPN se han dedicado a quitar el cuadro del Rey que se encuentra en el Salón de Plenos, sacar una bandera republicana exhibiéndola en la mesa del Pleno, provocando gritos a favor de la República", señalaron compungidos los miembros de UPN.

En Cortes el ex alcalde de UPN Ismael Miñés ha acusado con demandar al socialista Javier Blasco porque habló que durante su legislatura se utilizaba "dinero no controlado", afirmación en la que se acaba de reafirmar. No somos nada.

Redacción e-Ribera