AMI pide que el Ayuntamiento de Corella elimine la subveción taurina






Nunca antes había estado la tauromaquia tan cuestionada por la sociedad, tampoco antes se había tenido que autojustificar tanto a sí misma como lo hace hoy día. La defensa de la práctica de la tauromaquia tiene dos elementos centrales, que consisten por un lado en denominarla “cultura” y por otro en su importancia como tradición.

Desde AMI-CDE no consideramos útil entrar en el debate si es cultura o no, porque es innegable que para un sector de la población parece serlo y eso es un hecho. ¿Si es una tradición? Evidentemente sí, es algo que constata la historia sobre todo en ciudades y regiones concretas donde tiene un gran arraigo popular.

Ahora bien, que una parte de la población (taurinos) defina la tortura animal como cultura o remarque su condición de tradición como justificación, me parece perfecto. Sin embargo el hecho de concebir la tauromaquia como cultura o tradición, no justifica en ningún momento que dichas prácticas sean costeadas por todos (taurinos, anti-taurinos e indiferentes), ya que como es lógico su gasto es en detrimento de otros eventos culturales posibles y que fácilmente sean compartidos y aceptados por la mayoría de la población corellana.

La cosa es bastante clara, que los taurinos quieren que se maltrate hasta la muerte a un animal de forma pública y explícita, con refinamientos incluidos (protocolos, trajes, colores, etc.), bien por ellos (mal por el toro). PERO NO CON UN DINERO QUE ES DE TODOS.

Lo quieren, pues que se lo paguen ellos mismos. Si hay afición y sigue siendo tradición (en Corella), se mantendrá, y si no, desaparecerá.

EN CORELLA NI UN EURO PARA LA TAUROMAQUÍA.